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La industria restaurantera está en “terapia intensiva” por el COVID-19
El presidente de la Canirac, Francisco Fernández Alonso, comenta en entrevista que este ramo podría perder el 15% de su valor en 2020, lo que sería peor que en la crisis de 2009. ¿Cuántos establecimientos sobrevivirán?
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EMEEQUIS.– Uno de los sectores que ha sufrido más el embate del COVID-19 es el restaurantero. En México, hasta la fecha, existen 642 mil 677 establecimientos que se dedican a la preparación de alimentos y bebidas (sin incluir cantinas, bares y centros nocturnos), de acuerdo con datos del INEGI, pero debido a la pandemia sólo hay alrededor de 10% de unidades abiertas.
“¿Qué significa esto?, pues que es consistente con que nuestro gremio está en terapia intensiva y al final habrá una pérdida muy importante del valor y de empleo”, dice en entrevista con EMEEQUIS el presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), Francisco Fernández Alonso.
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Con un tono preocupado, comenta que, con base en la experiencia de 2009, cuando el sector perdió 9% de su valor, ahora la situación es de una magnitud mayor: en 2020 puede perder hasta 15% y 300 mil empleos. En lo que hay más incertidumbre en estos momentos es: ¿cuántos negocios sobrevivirán a la crisis?
ATERRIZANDO CIFRAS
Cuando hablamos de que puede haber esa pérdida de valor ¿A qué se refiere?. “Pues al PIB (Producto Interno Bruto), la industria vale 300 mil millones de pesos, digamos que es la suma de todo, los locales, los muebles, la gente, etcétera”, explica Fernández Alonso.
Entonces, haciendo el cálculo con las cifras estimadas por el presidente de la Canirac, si se habla de que la industria puede perder hasta 15% de su valor, significa 45 mil millones de pesos, nueve veces el presupuesto que se le designó para este año a la Secretaría de Turismo (5 mil 34 millones de pesos).
En la pérdida de empleos, se calcula que sean 300 mil. En 2014 el sector empleaba a un millón 470 mil personas y para 2019 ya alcanzaban los 2 millones 100 mil puestos de trabajo.
Francisco Fernández Alonso, presidente de Canirac. Foto: Especial.
Es decir, que en cinco años se alcanzó un crecimiento de casi medio millón de empleos y tan sólo en este se prevé que se destruya más de la mitad de este logro. “Los economistas nos vamos a la parte de la numerología, decimos: ay, 300 mil, pero la verdad es que es un chorro”, y es que aquí sólo se contabilizan los directos, no así los indirectos.
Para Francisco Fernández se rompió la buena racha que traía el gremio, pues se estaba creciendo a doble digito, muy por encima de la economía, y hasta antes de la pandemia esa era la previsión.
MÁS ALLÁ DE ESO…
Fernández Alonso dice que por un momento dejemos de lado las cifras y pensemos más allá de estas, pues hay otros sectores ligados al restaurantero que también lo están pasando muy mal.
Como el caso del sector agrícola, en el que gran parte de la comida se está quedando. Son productos que no se pueden recuperar de un día para otro. La verdura y fruta no se puede guardar por mucho tiempo.
Por ejemplo, 60% de la cosecha del mango se echa a perder, ahora que no se está comprando, el presidente de la Canirac dice que no se quiere imaginar los números.
“Pero olvidemos la numerología. Pobre gente que se dedica a esta actividad, de qué está viviendo, dile al que trabaja del día a día que no vas a estar un mes o dos meses. Ese es el impacto mayor. Inclusive en los pueblos todas las empresas dicen: oye de qué voy a vivir más adelante”.
Se mencionaba que algo que ayudaría a mitigar al sector los impactos por la cuarentena eran los pedidos a domicilio, pero esto no ha sido así, dice Fernández Alonso, ya que la comida para llevar representa nada más 10%.
LEVANTARSE TOMARÁ TIEMPO
Según la clasificación del INEGI, de los 642 mil 677 establecimientos que operan en territorio nacional, nueve de cada 10 son micro y pequeñas empresas. El resto son medianas y grandes.
“Nosotros al ser un gremio muy grande y más en este momento, no llevamos un registro puntual de quién está cerrando. De estos realmente ahorita todavía no sabemos cuántos ya no abrirán”, comenta Francisco Fernández.
Lo que sí tiene claro es que la recuperación de la industria será a paso lento, “si bien nos va, en 2021”, y es que no han tenido el apoyo que necesitan por parte del gobierno federal, algunos gobiernos estatales sí lo han hecho, pero hasta ahí.
“Algunos gobiernos han sido sensibles a esto, pero otros no. Básicamente, también lo puedo decir son los gobiernos emanados del grupo gobernante que es Morena, son los que han sido muy poco sensibles a esto…porque la narrativa del presidente (Andrés Manuel López Obrador) es que hay que sacar crédito. Pero un crédito tiene condicionantes y entonces se tarda más en dártelos”, resalta.
Aunado a esto, aunque pase el periodo de confinamiento y los restaurantes empiecen a abrir, el consumo de los mexicanos no será el mismo por el golpe a la economía, pues “se ajustará la cartera”, preferirá la comida en casa o buscar algo más económico.
La estimación más pesimista hasta el momento es la de Credit Suisse, que espera una contracción del PIB mexicano de -9.6%, y el sector privado calcula que la pérdida de empleos pueda llegar a un millón en 2020.
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Francisco Fernández apunta que un indicador que revela que el consumo de las personas se ha limitado, es el uso de las tarjetas de crédito. Refiere que según los datos que han visto de la Asociación de Bancos de México, ha caído 87%.
Para que la industria pueda acelerar el paso a la recuperación, el presidente de la Canirac menciona que algunas medidas útiles serían: hacer deducibles los gastos en restaurantes, para inyectar dinamismo al consumo y la facilidad de créditos.
Indica que en el caso de la industria en Estados Unidos “ya sé que es diferente”, pero ahí les facilitaron financiamiento para cubrir nóminas de hasta 100 mil pesos por dos meses. “Eso te da espacio para resolver algunos problemas”.
Mientras tanto, historias como esta se repiten: El 15 de abril pasado circuló en varios medios un video de un empresario de Hermosillo, Sonora, quien llora de coraje al contar que no puede sostener más su negocio: “Sí me siento muy frustrado, me duele el corazón decirles que es la última vez que puedo pagarles”, dijo a sus empleados. Ramón Sesma perdió el trabajo de 30 años en un abrir y cerrar de ojos.
@ptcervantes