Tras la debacle: Clara Brugada, la consentida de Sheinbaum… ¿podrá recuperar el voto chilango?

¿Podrán rescatar la capital perdida? Amigas de trova y compañeras de movimiento social, la tlalpense y la iztapalapense se preparan para hacer el uno-dos más ambicioso en la política: la primera a Palacio Nacional y la segunda al Palacio del Ayuntamiento. Ganar elecciones es el fuerte de Brugada, fue la única que ofreció buenas cuentas en junio de 2021.

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EMEEQUIS.– Claudia Sheinbaum estaba furiosa. La jefa de Gobierno no suele explotar en ira, pero la tarde del pasado 6 de junio parecía un volcán a punto de estallar. Las mejillas rojas, la boca apretada, la mirada clavada en las hojas donde se esbozaba la derrota de Morena en las 16 alcaldías que renovaban gobierno. Había calculado perder, máximo, cuatro demarcaciones, pero las cifras iniciales apuntaban a que la mitad de la Ciudad de México se iría con la oposición.

“¡No puede ser!”, repetía la “Doctora”, como le llaman sus cercanos. Cada hoja que volteaba era peor que la anterior: Álvaro Obregón, Coyoacán, Azcapotzalco, Magdalena Contreras perdidas. También Tlalpan, su feudo y desde donde se catapultó al Palacio del Ayuntamiento. Peor: Cuauhtémoc estaba en manos de Sandra Cuevas, por encima de Dolores Padierna.

“¿Por qué no pueden ser como Clara?”, dijo, de pronto, presionando varias veces con el dedo índice las hojas que su equipo cercano de colaboradores le había entregado minutos antes. “¡Miren los números que trae!”.

La ventaja de Clara Brugada era indiscutible. En Iztapalapa, la casa de un millón 362 mil personas inscritas al padrón electoral, a las 3 de la tarde la alcaldesa en búsqueda de su reelección tenía casi el 60% de los votos asegurados, mientras que la candidata opositora, Teresa Curiel, luchaba por arañar el 30%. Los demás no llegaban ni al 3%.

“¡Es que con ella no batallo!”, volvió a decir Claudia Sheinbaum. “Es la única con la que no me preocupo, entrega resultados y ya!”.

“¡TE QUEREMOS MUCHO!”

Una semana después, el domingo 13 de junio, la jefa de Gobierno convocó a sus aliados en el Salón Los Ángeles en la colonia Cuauhtémoc, próxima a ser tomada por la alianza Sí por México. El motivo era evaluar los daños y lamer las heridas que dejó la elección.

Uno a uno, los candidatos derrotados desfilaron por la mirada desaprobatoria de la “Doctora”, molesta porque sus incapacidades abollaron su precandidatura presidencial: Javier Hidalgo, Pablo Gómez, Dolores Padierna, Eduardo Santillán… estrecharon su mano fría.

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La única que recibió un efusivo abrazo –cálido de verdad– fue Clara Brugada, quien arribó a la colonia Guerrero como una estrella de rock: la única candidata a una alcaldía que superó la barrera de 55% de los votos, la única en acumular más de 300 mil sufragios, la morenista más votada y la que conservó su bastión humillando a la oposición.

“¡Felicidades, Clara!”, dijo una sonriente Sheibaum a una extasiada Clara Brugada, arropada por la militancia. “¡Gracias, Doctora, te queremos mucho!”. 

Unos vieron a dos compañeras de lucha abrazándose. Otros, a dos amigas. Pero la mayoría vio lo que muchos cuchichean en el partido del presidente: Sheinbaum busca que quien se quede en su lugar sea una mujer. Y parece que ya encontró a su sucesora.

 Brugada y Sheinbaum en la inauguración del Cablebús. Foto: Galo Cañas / Cuartoscuro.com.

UNIDAS POR LAS DESGRACIAS

A Clara Brugada y a Claudia Sheinbaum no sólo las une el movimiento político y social alrededor del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Tienen otras similitudes que las han hecho amigas cercanas: desde niñas aprendieron a caminar en mítines de la mano de sus padres, las dos estudiaron en universidades públicas que las convirtieron en lideresas estudiantiles, militaron y renunciaron al perredismo, fundaron Morena y son portadoras de una gema rara en la política: cuentan con el cariño de presidente López Obrador, quien prefiere incondicionales sobre amistades.

En los equipos de ambas mujeres hay anécdotas sobre las noches bohemias que pasaban las dos en la sala de la casa de Claudia Sheinbaum en Tlalpan: tequila y trova, la música que les recuerda sus días de juventud combativa que transcurrieron casi al mismo tiempo por ser contemporáneas. La alcaldesa tiene 58 años y la jefa de Gobierno tiene 59.

Pero hay también rasgos oscuros que las hermanan. Por ejemplo, el hecho de que sus escándalos más sonados están ligados a dos hombres: Clara Brugada está indisolublemente ligada a Rafael Acosta ”Juanito” y Claudia Sheinbaum a su exexposo Carlos Ímaz, encarcelado y después liberado por actos de corrupción.

Dos tragedias, una natural y otra provocada, las unen aún más: el terremoto del 19 de septiembre de 2017 golpeó con fuerza sus dos bastiones. Clara Brugada después fue acusada de utilizar los apoyos a damnificados para levantar su campaña para la reelección, mientras que Claudia Sheinbaum fue señalada de presuntos actos de corrupción por otorgar permisos ilícitos a edificios desplomados, como el Colegio Rebsamen, donde murieron 19 niños.

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Otra caída fue la de la Línea 12 del Metro el 3 de mayo de 2021, que las sorprendió en cargos distintos: la izatapalepense como alcaldesa y la tlalpense como mandataria capitalina. El desplome del vagón afectó indirectamente la imagen de las dos: los vecinos de Iztapalapa reclamaban a Clara Brugada que la corrupción de sus compañeros de partido los había dejado sin transporte público y los habitantes de la Ciudad de México tronaron contra Claudia Sheinbaum, exigiéndole respuestas y una tardía renuncia de la directora del Metro, Florencia Serranía. 

Ambas han sido acusadas de nepotismo en las áreas de ciencia y cultura: Clara Brugada tiene un sobrino que abandonó la carrera de médico cirujano, Ernesto Cabrera Brugada, y que encontró empleo como director general de Organización y Desempeño de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, mientras que la hija de la jefa de Gobierno, Mariana Ímaz Sheinbaum, ha recibido más de un millón de pesos en becas del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

Y sobre sus hombros pesa la mancha de la percepción de la seguridad pública: ninguna de las dos puede sacudirse la sensación de que gobiernan territorios peligrosos. 

GANAR A TODA COSTA

Pero a diferencia de Claudia Sheimbaum, Clara Brugada sí tiene experiencia como legisladora. Mientras que la jefa de Gobierno nunca ha ostentado una curul, la iztapalapense ha sido constituyente en la capital mexicana, diputada local, dos veces diputada federal y hasta senadora suplente en fórmula con Pablo Gómez, el hoy titular de la Unidad de Inteligencia Financiera. 

Y esa experiencia es la que más llena los ojos de la “Doctora”: Clara Brugada sabe ganar elecciones. No ha perdido una sola desde 1997, cuando a los 34 años tomó por asalto el distrito electoral 22 que abarca la empobrecida y violenta Sierra de Santa Catarina, donde está el penal de Santa Martha Acatitila.

Para los detractores de Clara Brugada, sus victorias al hilo son la evidencia no de su capacidad política, sino de su habilidad para usar el presupuesto público para comprar voluntades. Dione Anguiano, líder perredista y su acérrima rival en Iztapalapa, la ha nombrado “la reina de la corrupción”.

Pero sus simpatizantes dicen otra cosa y hablan de una mujer que casi llega a los 60 años con la misma energía que tenía a los 25: en un día puede tener seis reuniones comunitarias en colonias distintas, supervisa personalmente el cumplimiento de sus promesas a los vecinos, ha creado programas sociales innovadores y su casa familiar sigue estando en una colonia popular.

Ambos, malquerientes y seguidores, algo sí le reconocen: cuando compite, es una fuerza temible. Aprieta el paso incluso cuando lleva una cómoda ventaja. Clara Brugada, dicen, es la peor rival que se puede tener en una boleta electoral.

Y rumbo a 2024 tiene dos aliados de peso: el presidente Andrés Manuel López Obrador y la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, quien busca hacer historia al llevar, por primera vez, una persona de Iztapalapa hasta el Palacio del Ayuntamiento. 

@oscarbalmen 



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