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La venganza (y karma) del Hotel Sagitario, foco de contagios de Covid-19
Después que Paloma denunció ante EMEEQUIS un prostíbulo de Tlaxcala, que además es posible foco de Covid, las autoridades intervinieron. Pero ahora todo empeoró, pues la golpearon salvajemente. Mientras, el virus sigue avanzando.
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EMEEQUIS.– Cuarenta y seis días después de que Paloma se atrevió a denunciar ante este medio la operación del Hotel Sagitario –un motel de paso donde mujeres han sido obligadas a prostituirse sin medidas sanitarias en plena Fase 3 de la pandemia, por una banda de violentos tratantes conocida como “Los Motos” –, un proxeneta la atacó hasta casi matarla.
El arma fue una botella rota de vidrio que el 8 de junio pasado Jorge X. encajó en la cabeza, cara, pecho y abdomen de Paloma. El ataque fue de noche y en una calle oscura: Paloma quedó tendida, inconsciente, con el rostro empapado en sangre, sobre un pavimento adoquinado a unos metros de su casa, donde la esperaba su hijo pequeño.
Jorge X. no se conformó con apuñalarla: la golpeó, la pateó y le gritó que debía pagar la cuota de trabajos sexuales que pagan quienes consiguen trabajos sexuales a la orilla de la carretera Vía Corta, Tlaxcala, la zona de influencia de “Los Motos”, quienes después de su denuncia en el reportaje “Bienvenidos al Hotel Sagitario” huyeron del municipio de Acuamanala, pero operando a distancia y con terceros su negocio de explotación sexual.
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“Estoy viva de milagro”, cuenta Paloma, recuperándose de sus heridas, especialmente las más hondas en la cabeza y la frente. “Todo fue muy rápido que yo solo alcancé a sentir miedo, no por mi, sino por mi familia. Creí que me mataría”.
EL COVID LOS ECHÓ DE NUEVA YORK
“Los Motos” –los hermanos Demetrio, Gregorio y Ernesto N– son el poder real en esa franja de Tlaxcala, donde las familias más influyentes no son las que pertenecen a un linaje de políticos y empresarios, sino al negocio ilícito de la explotación sexual, especialmente la de niñas y mujeres indígenas.
Ellos tres fueron piezas clave en una compleja operación criminal que ha agravado la pandemia en Tlaxcala: unos 50 padrotes de municipios como Tenancingo, San Pablo del Monte, Acuamanala regresaron a sus pueblos en México desde Nueva York, Estados Unidos, con las mujeres que mantenían esclavizadas en el extranjero con el objetivo de evitar los controles sanitarios de la Unión Americana.
Para que siguieran explotando a sus víctimas, “Los Motos” les ofrecieron su hotel, El Sagitario, un inmueble sin agua corriente ni jabón a donde llegaban decenas de hombres a quienes no les importaba contagiarse con tal de pagar por tener relaciones sexuales. Si alguna mujer obligada a prostituirse en la Vía Corta elegía otro hotel para llevar a los clientes –por temor a la falta de medidas de higiene– era torturada por sus captores.
Esos 50 padrotes regresaron a Tlaxcala justo en el momento en que el nuevo coronavirus estaba rompiendo récord de contagios en Nueva York, por lo que en el sur del estado los pobladores creen que ellos que fueron responsables de importar la Covid-19 al estado más pequeño de México: el primer caso confirmado tlaxcalteca fue una mujer proveniente de Nueva York, según el propio gobernador Marco Antonio Mena.
Por la denuncia de Paloma, el Hotel Sagitario fue cerrado el 1 de mayo pasado y “Los Motos” tuvieron que distanciarse de su bastión y refugiarse en las zonas rurales de Tlaxcala, acechados por una investigación federal por los delitos de trata de personas y delincuencia organizada que inició tras la publicación del reportaje.
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“Pero desde la semana pasada el Hotel Sagitario sigue abierto, ya lo reabrieron”, se queja Paloma, frustrada porque las autoridades no lo clausuraron por trata de personas, sino como una medida sanitaria temporal. “Y ‘Los Motos’ siguen cobrando y recibiendo dinero. Ya todo lo hacen a través de otras personas. Por ejemplo, una mujer a la que le dicen ‘La Sanpablera’ (por ser oriunda del municipio San Pablo del Monte, Tlaxcala) cobra por ellos y les manda el dinero que le quita a todas las chicas”.
A pesar de que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda, titulada por Santiago Nieto, ha intentado intervenir las cuentas bancarias de “Los Motos” para ahorcarlos económicamente y dar con ellos, ninguno de los tres hermanos que conforman a la banda de tratantes han sido detenidos; según Paloma y comentarios en redes sociales, todos son protegidos por autoridades municipales, quienes entorpecen las investigaciones estatales y federales.
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“Dicen que no le tienen miedo a nadie. Que nunca los van a atrapar”, cuenta Paloma, quien ha tenido que huir de Tlaxcala aún con heridas supurantes para poner a salvo su vida y la de su familia.
“SE LES REGRESÓ TODO EL MAL”
El coronavirus que los padrotes mexicanos trajeron a Tlaxcala ha tenido un efecto “bumerang” en ellos: al principio, las personas contagiadas eran las mujeres que tenían esclavizadas y los clientes que las buscaban, pero ahora la enfermedad se ha esparcido hasta ellos y sus familias, causando la muerte de los padrotes más viejos que les enseñaron “el oficio” de la prostitución forzada.
“Hay muchísimos muertos acá que no están contabilizados en los datos oficiales. Uno ve las cifras de los noticieros, luego ve los funerales en las colonias y algo no cuadra. Hay muchos más funerales en la calle de lo que se ve en la televisión”, cuenta Paloma. “Y muchos muertos son de los propios padrotes”.
En la página de Facebook “Tenancingo y sus memes” un usuario publicó el 26 de abril pasado dos imágenes sobre un funeral en una casona en Tenancingo, Tlaxcala, el pueblo que apodan “el cunero de los padrotes”. Las fotografías –que luego fueron borradas– correspondían a las exequias de “El Roque”, un padrote sexagenario que enseñó a su hijo “El Rocky” a secuestrar mujeres para forzarlas a prostituirse.
“El Rocky” forma parte de los 50 padrotes que vivían en Nueva York y regresaron a México en plena Fase 3. Su viaje de regreso lo hizo junto con otro tratante conocido como “El Santísimo”, quien en las semanas pasadas enterró su tía, la viuda de un padrote septuagenario que momentos antes de morir presentaba los síntomas clásicos de Covid-19.
La tía fallecida de “El Santísimo” era una mujer conocida en la zona por ser una madrota implacable: ella mantenía secuestradas a las mujeres que enganchaban su esposo e hijos, además de que escondía los bebés de las víctimas para amenazarlas con matarlos, si escapaban o iban con la policía. Su muerte ocurrió tras recibir a una muchacha portadora del nuevo coronavirus que fue regresada a México desde Estados Unidos.
“Incluso, Jorge, el hombre que casi me mata, también ya tuvo un muerto por coronavirus: su abuelo murió”, narra Paloma. “Se les regresó todo el mal que hicieron”.
“También sabemos de muchos clientes que sabían que se metían con niñas que trabajan el Hotel Sagitario a la fuerza y se contagiaron. Lo que me da tristeza es que se regresaban con sus familias y también las contagiaban aunque estuvieran en cuarentena”.
Hasta ahora y, según datos oficiales, el pequeño municipio de Acuamanala, Tlaxcala, donde está el Hotel Sagitario, está en semáforo rojo con ocho casos confirmados. Y sus municipios cercanos, como Zacatelco, San Pablo del Monte, Tenancingo –donde viven más padrotes y clientes– tienen 159, 117 y 36 casos confirmados, respectivamente, aunque la cifra real podría ser muy superior ante la falta de pruebas.
“Yo por eso lo dije cuando hablé por primera vez del Hotel Sagitario: acá te ibas a morir de SIDA o de Covid-19. No había de otra”, recuerda Paloma.
“Hoy todo sigue igual: chicas forzadas a trabajar o pagar en plena pandemia y con semáforo rojo, los hoteles abiertos sin agua, ‘Los Motos’ libres”… lo único diferente a abril es que hoy tenemos mucho más muertos”.
@oscarbalmen