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“¿Y Marcelo? Ganando como siempre”. El vicepresidente Ebrard suma aliados en la 4T
Repatria mexicanos, compra toneladas de equipo médico, anuncia la emergencia sanitaria por el coronavirus… Medio gabinete ve con simpatía el activismo del canciller, a quienes se refieren como “el vicepresidente”. ¿Quiénes son sus principales aliados?
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EMEEQUIS.– Ahora que la presidencia de Andrés Manuel López Obrador ha entrado a una etapa marcada por la complejidad, en la que se escucha día y noche el estruendo de los obuses opositores al estrellarse contra los muros del poder, una figura ha ido tomando fuerza en el ámbito de la 4T: la del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón.
En los cotilleos del gabinete se comenta cada vez con mayor insistencia que el canciller es “la inspiración” que puede enderezar el rumbo de la 4T. Incluso nos hacen notar algunos factores de empoderamiento que convergen en Ebrard: la evidente confianza del presidente, un creciente margen de maniobra dentro de la estructura político–gubernamental, el explícito “alineamiento” de varios generales del gabinete legal; sus alfiles y aliados en el Congreso, sus “amarres en el partido” e incluso el saldo positivo de su exposición mediática.
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Algunos de sus compañeros de gabinete incluso parafrasean socarronamente la famosa frase de la cantante Belinda: “¿Y Marcelo? Ganando como siempre”.
Lo cierto es que en los pasillos de Palacio Nacional se comenta que el canciller “es quien lleva la orquesta” y se pondera el hecho, cada vez más notorio, de que “casi todos se le cuadran”. Incluso han ido aumentando los altos funcionarios que, “con toda propiedad”, lo llaman “el vicepresidente”.
Pero en algunos confines del universo cuatroteísta no comparten esa fascinación, por ejemplo, en la coordinación de la mayoría morenista en el Senado, que ocupa Ricardo Monreal Ávila, quien por el momento “aguanta vara”. Nos comentan que Ebrard y Monreal, dos de las principales figuras en la “línea sucesoria” del presidencialismo morenista, tienen un “pacto de no agresión” desde 2018. Un pacto del que, por obvias razones, “está muy próxima su fecha de caducidad”.
EL BÁCULO PRESIDENCIAL
La de López Obrador es la principal voluntad que se ha ganado el canciller. Cuando la 4T ha dado los pasos más vacilantes, Marcelo Ebrard ha sido el báculo en que se apoya el presidente. De hecho, en casi todas las crisis enfrentadas por el gobierno del tabasqueño, el canciller ha terminado tomando las riendas.
En 2019, Ebrard tomó en sus manos la agenda derivada de la crisis migratoria, y la interlocución con el gobierno de Donald Trump en Estados Unidos, que amenazaba con imponer aranceles a México, si nuestro país no controlaba el flujo de indocumentados centroamericanos.
El canciller también participó en la compra de pipas para Pemex, en la crisis de desbasto de combustible, a inicios del sexenio. Luego tuvo un papel central en el equipo negociador del tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Después, ante una nueva crisis con el gobierno de Trump porque este quería catalogar como terroristas a los cárteles de la droga, tras el ataque contra la familia LeBarón en Sonora, Ebrard respondió que México no permitiría la violación de su soberanía, e incluso participó activamente en la agenda anticrimen, acudiendo a la zona del atentado.
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Ebrard acudió a la ONU en septiembre de 2019 para declarar que México tenía “un gobierno feminista”, luego de severas críticas a la gestión obradorista por parte de colectivos de mujeres.
La crisis del coronavirus parece haber consolidado el papel de Ebrard como pieza clave del gobierno federal. Es el conductor de facto de la política de combate a la pandemia, hecho que quedó constatado cuando el canciller efectuó la declaratoria legal de “emergencia sanitaria” del Consejo de Salubridad General, el 30 de marzo pasado.
Ebrard coordina con Aeroméxico el puente aéreo México – Shanghái – China para acarrear insumos médicos a nuestro país; interviene en el repatriamiento de más de ocho mil conciudadanos mexicanos; da seguimiento en tiempo real a mexicanos varados en el extranjero.
Y cuando nadie defendía al gobierno lopezobradorista de la pifia por haber vendido los cubrebocas a China, en febrero, Ebrard salió con el argumento ingeniosos de que “habría sido un suicidio” no venderlos porque habría pegado en la confianza comercial hacia México.
Por eso, la crisis sanitaria ha sido el escenario de su consagración. Y es que el mandatario asigna a Ebrard, sistemáticamente, tareas que rebasan los límites de su competencia nominal, lo que ha permitido al canciller mover fichas en distintos ámbitos de la estructura gubernamental.
Incluso, Ebrard le está entrando ya a otro frente espinoso abierto por el gobierno lopezobradorista: la relación con el sector empresarial. Y es que la última noticia sobre el canciller la dio el gobernador de Baja California, Jaime Bonilla, quien informó que Ebrard le telefoneó para interceder por Leviton de México, empresa que fue suspendida por las autoridades estatales bajo el argumento de “actividad no esencial”.
ALINEAMIENTOS
El caso es que en la alta burocracia se multiplican las lealtades al “vicepresidente” Ebrard. De hecho, las adhesiones al canciller se comentan con naturalidad en esos círculos, especialmente las de los miembros más prominentes del gabinete.
Se cita, por ejemplo, el apego ebrardista de la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sándoval, quien tiene un peso específico en la coalición gobernante. Un caso similar es el de la secretaria de Trabajo, Luisa María Alcalde, la cual también pertenece a una de las familias con voz y voto en MORENA.
Y nada menos que la mismísima secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, que muy al principio de la administración tuvo diferencias con la Cancillería por temas relacionados con la materia migratoria, ahora se le escucha hablar de los méritos del “compañero Marcelo”.
Bueno, para no ir más lejos, los dos secretarios de Salud, es decir, Jorge Alcocer Varela y Hugo López-Gatell, también portan la camiseta del vicepresidente. Nos dicen que, inclusive, el doctor que está empeñado en salvarnos del “malvado coronavirus” ha comentado que Ebrard sería un buen sucesor de AMLO.
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De la mayor relevancia es también “la afinidad y el entendimiento” que Ebrard sostiene con el general Luis Cresencio Sandoval González, secretario de la Defensa Nacional, y el almirante José Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina, donde por cierto pronto habrá cambios sugeridos por el vicepresidente.
A ello hay que sumar las piezas claves que tiene el canciller en el Congreso, especialmente el líder de la mayoría morenista, el diputado Mario Delgado Carrillo. Ebrard también tiene un acuerdo de no agresión con el coordinador morenista en el Senado, Ricardo Monreal, aunque van creciendo las voces de que ese pacto está a 3, 2, 1… de romperse.
EL PACTO PERDIDO
El pacto, que tiene antecedentes en la etapa de transición de 2018, amarrado entre el exgobernador zacatecano y el exjefe de gobierno de la CDMX, consistía en no estorbarse, y mucho menos agredirse, mientras llegaban los tiempos de la disputa por la nominación presidencial morenista. Y no han llegado, pero el fin del pacto sí está próximo.
Que medio gabinete se refiera a Ebrard como vicepresidente ha prendido los focos ámbar de Monreal, un político que conoce de tiempos y formas. Y es que el zacatecano no quiere quedarse nomás mirando. Él sabe que el que no se mueve, no sale en la foto.
@emeequis