Beatriz de gira en gira y Ebrard en un rincón. La política exterior de AMLO

EMEEQUIS.– Entre aquellos que suspiran por ser los elegidos de AMLO para contender por la Presidencia en 2024 bajo las siglas de Morena, han cundido los nervios ante la insistente versión de que Beatriz Gutiérrez Müller influye en la lista de aspirantes y, desde luego, hablándole al oído.

El tema surgió entre un grupo de senadores obradoristas –que han dado en reunirse semanalmente en un restaurante del sur de la Ciudad de México–, después del bochornoso episodio de la carta en la que AMLO llamó “borregos conservadores” a integrantes del Parlamento Europeo, y que redactó con la asesoría de su vocero, Jesús Ramírez.

Los contertulios pasaron del tema diplomático al de la sucesión, y encontraron que la representación de Estado que Gutiérrez Müller ha llevado por dos continentes bien podría ser calificada como una Cancillería alterna de México.

EL FOGUEO

La pregunta que se planteó entre mezcales y mole amarillo fue quién lleva en realidad la política exterior en la administración obradorista, si el canciller Marcelo Ebrard, que se pasó la primera mitad del sexenio consiguiendo vacunas; o si se dividen el trabajo el embajador Juan Ramón de la Fuente y la subsecretaria Martha Delgado.

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O bien: si Jesús Ramírez se va a quedar como responsable de redactar las respuestas y el propio AMLO define los temas relevantes.

La charla apuntó inevitablemente a la erosión institucional en el ámbito de responsabilidad de Ebrard y su endeble condición como presidenciable.

“EMBAJADORA PLENIPOTENCIARIA”

Fue así como la tertulia cayó en cuenta de que Beatriz Gutiérrez tiene en sus manos buena parte de las responsabilidades oficiales de la Cancillería, y de que, si bien renunció a la condición de primera dama, su puesto de presidenta del Consejo Honorario de la Memoria Histórica de México le ha funcionado como una herramienta para fungir, en los hechos, como una especie de “embajadora plenipotenciaria de AMLO”.

Pues nada menos, en lo que va de la administración, Gutiérrez Müller ha llevado la representación oficial de México y del presidente a varios países: Francia, Italia, Ciudad del Vaticano, Austria, Argentina y Chile.

Gutiérrez viajó a Francia en 2020. En París se reunió con Brigitte Macron, esposa del presidente Emmanuel Macron.

Después viajó a Italia, donde fue recibida por el mandatario Sergio Mattarella, a quien le solicitó en préstamo códices que resguarda esa nación.

Fue también recibida en Ciudad del Vaticano por el Papa Francisco, y lo mismo: solicitó en préstamo códices que se encuentran en manos de la Iglesia católica; y también demandó al papa una disculpa “por los abusos cometidos” durante la conquista y evangelización de México.

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En Austria, Gutiérrez Müller fue recibida por el presidente Alexander Van der Bellen, a quien pidió la devolución del llamado “Penacho de Moctezuma”, que forma parte del acervo del museo de Viena. Con resultados negativos, por cierto.

Ya en 2022, apenas este mes, la esposa de AMLO acudió a Argentina, donde fue recibida con honores de Estado, dio discursos, inauguró obras.

Y llevó también la representación de México a Chile. En Santiago asistió a la toma de protesta de Gabriel Boric, nuevo mandatario de dicho país.

Visto al derecho, Gutiérrez se ha convertido en una especie de embajadora plenipotenciaria del gobierno obradorista.

CONTRASTES DE ESTILO

Una de las observaciones que hicieron los senadores consistió en el estilo con que se mueve Gutiérrez Müller. Fuera del Vaticano, donde usó un atuendo más bien absurdo, la esposa de AMLO ha mostrado un estilo más ejecutivo: peinados, trajes sastre, vestidos lisos, blusas de colores uniformes, maquillaje.

El estilo contrasta con la imagen de “mujer del pueblo” que busca dar en eventos domésticos, con toque de descuido, incluso a veces con deliberado desaliño. Incluso ha llegado al punto de hacer señas soeces con las manos en muy conocidas fotografías para encajar en el estereotipo que se ha buscado proyectar en el gabinete.

Pero eso no es todo. Según ha trascendido en columnas de prensa, Gutiérrez Müller ha ido expandiendo su poder en los ámbitos culturales y diplomáticos, a partir de su cargo en Consejo Honorario de la Memoria Histórica de México (cuyo nombre recuerda a la Asociación para el Rescate del Patrimonio Cultural Alemán de los 30s y 40s).

Apenas a inicios de mes, el periodista Salvador García Soto publicó que Gutiérrez Müller “controla a todo un sector dentro del gobierno, relacionado con el arte, la cultura y la historia, su influencia es real y total en la Secretaría de Cultura, el INAH y el INBAL”.

Entre los senadores morenistas se comentó que doña Beatriz no sólo influyó en el empecinamiento presidencial para que su recomendado Pedro Salmerón fuese propuesto como embajador en Panamá –como también lo comenta García Soto–, sino que además ha tenido “mano” para la designación de agregados culturales en las legaciones mexicanas en el extranjero.

Salmerón, sin embargo, fue rechazado por Panamá. 

Tal acaparamiento de poder ya inquieta a quienes esperan con ansiedad la llegada del otoño del próximo año, cuando AMLO tendrá qué definir cuál es su corcholata favorita.

@emeequis