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AMLO, la imposición de Delfina en Edomex, los descartados y ¿conflicto en ciernes?
¿Qué consecuencias tendrá el descarte de Higinio Martínez como candidato de Morena? “Es un sueño que ya no cumpliré”, dijo con la voz entrecortada. En su equipo trascendió que hay una bomba de tiempo: una “versión ampliada” del escándalo de los “diezmos de Delfina” podría asomar la nariz.
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EMEEQUIS.– La imposición de la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, como candidata de Morena al gobierno del Estado de México, trae consigo una agenda oculta que abrirá frentes inesperados para el obradorismo en la entidad.
El senador Higinio Martínez Miranda sigue aferrado a la idea de que él era el mejor candidato posible para 2023 y de que AMLO caerá en cuenta de ello antes de la decisión definitiva. Pero además, Martínez reprocha que, mientras Delfina se pavoneaba entre sus oficinas y sus presentaciones en las mañaneras, él “sostenía” la estructura partidista en Edomex.
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El caso es que Martínez ha intensificado su activismo y ha recordado a sus seguidores, según trascendió en el mismísimo epicentro de su equipo, que no le convenía al partido su descarte –ahora consumado–, pues presume de traer canicas explosivas en el bolsillo, como una “versión ampliada” del escándalo del desvío de recursos del ayuntamiento de Texcoco en 2015, conocido como los “diezmos de Delfina”.
Higinio Martínez colocó un video en sus redes sociales en el que reconoció que estaba dolido por haber quedado fuera.
“ESE SUEÑO YA NO LO PODRÉ CUMPLIR”
En un video de ocho minutos, por momentos con la voz entrecortada, el senador Higinio Martínez reconoció que soñaba ser gobernador del Estado de México. “Pensé, estaba yo convencido, que tenía todos los elementos, el apoyo mayoritario, la simpatía mayoritaria de la militancia de Morena y los dirigentes de Morena en el Estado de México. ¿Para qué? pues para cumplir el sueño de transformar el Estado de México, en sueños políticos. Ese sueño ya no lo podré cumplir”. Sin embargo, aceptó el resultado. “No voy a impugnar”. Le deseó el mayor de los éxitos a Delfina y aseguró que no se irá a la oposición. “No me voy de Morena, ya veremos qué papel jugaré”.
VILCHIS, OTRO DESCARTADO
Por su parte, el alcalde con licencia de Ecatepec, Fernando Vilchis, mantenía hasta la semana pasada una posición parecida. Convencido de que le correspondía la nominación por mantener en manos de Morena la reserva más grande de votos de la entidad, por segunda administración consecutiva –se reeligió en 2021–, ha manifestado que una encuesta “real” no habría tenido otro resultado que su triunfo como el morenista más popular de la entidad.
El único que parece haber entendido la jugada es el administrador de Aduanas, Horacio Duarte, quien participó de dientes para afuera como aspirante. O es el único al que le avisaron que no le toca.
UN DEDAZO NO SE DISCUTE
Pero, ¿es que Delfina Gómez no es popular en la entidad? Después de haber protagonizado una campaña estatal en 2017 y siendo como fue hasta esta semana integrante del gabinete presidencial, claro que lo es. Además de que, desde hace mucho, ganó la encuesta principal, en la que no participa otro encuestado más que el presidente.
Su imposición no radica en el hecho de que gane o pierda una encuesta instrumental, destinada a simular un proceso interno de selección. No: su imposición radica en que su ya decidida nominación no es producto de un proceso con reglas claras y parejas para todos los aspirantes con posibilidades reales de ser competitivos, y cuya selección no dependa de algo tan arbitrario como la voluntad del presidente.
Y es que el observador externo puede inclinarse a pensar que los aspirantes a la nominación no pueden permitirse el lujo de pecar de ingenuos, y acudir a ciegas a su sacrificio en aras de legitimar la unción de la elegida del presidente.
Pero la designación de un candidato por dedazo, al parecer, como ocurría en la era priísta tradicional, entraña una maldición: el autoconvencimiento del aspirante sacrificable de que él encarna la opción más competitiva y razonable a elegir y, principalmente, de que en algún momento, en el camino a la consumación del dedazo, el gran elector se percatará de ello.
Nunca ocurre. El autoengaño es casi siempre inevitable: los deseosos ven “señales” del gran elector que les benefician, descubren “tropiezos” del favorito o la favorita, encuentran escenarios insospechados que derivan en su propia designación.
REBELDONES
De ahí que el senador Higinio Martínez Miranda siguió promoviendo su imagen en el Estado de México hasta el final, movilizando recursos y estructuras, tirando línea a sus redes de apoyo, prometiendo trámites oficiales a sus bases a cambio de manifestaciones en su favor de grupos municipales.
Y además advirtió a su grupo de “los negativos” de Delfina. Pues en un cónclave reciente soltó que la operación de Delfina y el GAP, que crearon una estructura paralela para ordeñar el 10% de los salarios de los trabajadores del ayuntamiento de Texcoco para financiar actividades electorales del delfinismo, no se circunscribe a ese palacio municipal, sino que involucra muchos otros.
Por su parte, el alcalde con licencia de Ecatepec, Fernando Vilchis, siguió, también hasta el final, en la movilización, formando “Comités de defensa de la 4T” en todo el estado (aunque no había elegido oficial de ese cargo hasta que AMLO definió a Delfina), y prometía que él ganaría la encuesta final.
Vilchis jugaba con tres cartas desde hace meses: primero, su lealtad condicionada, que incluyó la posibilidad de ser el candidato de la alianza opositora. La segunda carta fue la formación de comités y el pago de inserciones en medios locales que lo promovieron como el más popular. Y una alianza forzada con el texcocano Martínez para mostrar las desventajas para Morena por la imposición de Delfina.
Pero Mario Delgado, a estas alturas, ya se tiene muy ensayado un discurso eficaz para disciplinar a los rebeldones. Y va más allá del condescendiente “lástima Margarito”.
@emeequis