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Infiernos y glorias del imperio de los Monreal. El rudo ascenso desde los agostaderos
La desaparición de Juan Carlos Guardado habría de enfrentar a dos de las familias más poderosas de Fresnillo, y aún del mismo estado de Zacatecas, cuya relación había nacido más allá de los años setenta del siglo XX. Se trata de los Monreal. #MonrealInfiernosYGlorias PARTE 2
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EMEEQUIS.– Alrededor de la una de la mañana del miércoles 2 de febrero de 2011, el exalcalde de Fresnillo, Juan Carlos Guardado Méndez, subió a su camioneta ―una Chevrolet plata de cabina extendida― y pidió a Francisco Javier que se pusieran en marcha. El chofer arrancó. Enfilaron hacia la carretera federal 45, con rumbo a Sinaloa, y se adentraron en el asfalto bajo la oscuridad de la madrugada, para no volver jamás.
Hombre de negocios antes que político, Juan Carlos Guardado tenía un compromiso relacionado con sus actividades comerciales en Mazatlán, a las ocho de la mañana, de acuerdo con los detalles de las investigaciones que llegaron a las páginas de prensa. La idea era tomar el entronque de la carretera Durango – Mazatlán.
Cuando la familia Guardado se enteró aquella mañana de que Juan Carlos no había llegado a su cita, comenzó para ellos un periodo de incertidumbre y gestiones interminables ante las autoridades para que investigaran el caso, como puede verificarse en la profusa hemerografía relacionada.
El 5 de febrero de 2011, el procurador Arturo Nahle García confirmó la desaparición del exalcalde, junto con su chofer, Francisco Javier Delgado. La entidad era gobernada entonces por el priísta Miguel Alonso Reyes, sucesor de la perredista Amalia García Medina. En gran medida, el ascenso de Alonso Reyes había sido facilitado por los desencuentros entre Amalia García y Ricardo Monreal, su correligionario y predecesor en la gubernatura. El gobierno estatal había cruzado los brazos frente a la candidatura de David Monreal.
El procurador Nahle ―exsecretario de Gobierno de Ricardo Monreal y a quien se consideraba como una cuota del exmandatario en el gabinete de Alonso Reyes― confirmó ese sábado que habían pasado ya 72 horas sin que Juan Carlos, ni Francisco Javier, respondieran las llamadas a sus teléfonos celulares, e informó que había solicitado la colaboración de las procuradurías de Sinaloa y Durango.
La búsqueda apenas empezaba, y al cabo había de enfrentar a dos de las familias más poderosas de Fresnillo, y aún del mismo estado de Zacatecas, cuya relación había nacido más allá de los años 70s del siglo XX.
Y es que la desaparición de Juan Carlos Guardado ocurría apenas cuatro meses y medio después de haber concluido su breve gestión municipal, tras el rompimiento de una alianza política con los Monreal, una familia que entonces se hallaba en plena consolidación de su poder político, de fuerte arraigo en la región y apego a las tradiciones locales, con énfasis en las de naturaleza religiosa. La familia que había llevado a los Guardado a vivir a su mismísimo terruño, Puebla del Palmar.
MILAGROS IMPÍOS
A mediados del siglo XX, en Plateros del Santo Niño, Felipe Monreal Huerta (1/5/1938 – 21/11/2002), hijo de Manuel Monreal y Natividad Huerta, casó con Catalina Ávila (25/11/1939 – 30/8/1977), hija de Mateo Ávila y María Dominga Alvarado.
Ya por entonces, la familia Monreal poseía las tierras adquiridas por don Manuel y ensanchadas con el reparto agrario, en la década de los 30s. En total, llegaría a reunir alrededor de 200 hectáreas, de acuerdo con sus nietos. En una entrevista efectuada en 2015 en el municipio de Calera, en su mayor parte inédita,durante una pausa de sus incesantes trabajos proselitistas, David Monreal, actual gobernador de Zacatecas, explicaba:
― Don Manuel Monreal, el abuelo paterno, fue representante de la Colonia (Agrícola de Puebla del Palmar) cuando el reparto agrario. Él ya era representante de las colonias, era una especie de patriarca de aquella zona. No hay demasiados registros al respecto, pero sabemos que había un nivel de parentesco con la rama paterna de los Flores Magón, es decir, con los Flores… Cuando llegan acá, llegan en la época de la persecución o del movimiento armado, y se cree, o es lo que nosotros creemos, que el bisabuelo se cambió de apellidos… Por eso los Monreal, hasta donde nosotros tenemos conocimiento, están en Rancho Grande y en el Palmar.
Su peculio original consistía en las extensiones de la Colonia Agrícola de Puebla del Palmar, compradas a la Hacienda San Pablo Rancho Grande. Don Felipe Monreal Huerta inició su vida marital con 80 hectáreas, entre tierras de agostadero y de cultivo.
Al hablar de sus antepasados, David Monreal reivindica sobre todo la fe de sus mayores:
― Yo ya no tuve la fortuna de conocer a mis abuelos paternos, doña Natividad y don Manuel. Sólo a mi abuela materna, doña Dominga Ávila, una mujer dura, con una gran autoridad sobre su familia, inclusive me atrevo a decir que su matrimonio era una especie de matriarcado. Doña Dominga enviudó joven, sacó adelante a sus hijos. Puede conocer de su carácter, era una mujer muy conservadora, con mucha convicción, con mano dura, le gustaba las disciplina, le gustaba el trabajo, católica, le inculcó a sus hijas mucha fe, de suerte que dos de sus hijas eran catequistas, y servían en la iglesia del Santuario de Plateros (del Santo Niño de Atocha). Doña Dominga siempre fue una mujer de mucha devoción…
Carteles de búsqueda de Juan Carlos Guardado.
Desde su primeros años, la población nativa de Fresnillo, compuesta principalmente por los indios de la región y exploradores peninsulares, precisó de milagros para afrontar la dureza de la vida en las minas, y una tierra rebelde a los cultivos y acosada por los ataques de los indios.
El primer milagro del Santo Niño de Atocha, fue atraer recursos a Fresnillo cuando la explotación minera dejó de ser suficiente para la creciente población. De hecho, a esta prenda de fe popular le antecedió en el lugar la del Señor de los Plateros, que concedía peticiones tan impías para la tradición católica, como podía ser la de riqueza.
Según una leyenda que recogió el escritor Manuel Payno en el siglo XIX, los arrieros que trasladaban el Cristo rezaron por la noche para pedir tal merced, y al amanecer vieron como primera luz el reflejo del sol en un tejo de plata, que indicaba un rico yacimiento.
David Monreal, actual gobernador de Zacatecas. Foto: Cuartoscuro.com.
Andando los años, la adoración popular al Santo Niño de Atocha desplazó, en su mismo templo, a la del Señor de los Plateros.
La imagen que asoma a la actualidad, tras siglos de recurrentes modificaciones, parece representar no a un lactante, que es la condición del “niño – dios”, sino a un chico de siete u ocho años ―sorprendente transformación si se repara en que el infante saltó de los brazos de la madre virgen, con la que era adorado como una misma unidad, a un sitio propio en el santoral católico.
Además, porta un sombrero de ala redonda rematado con pluma ―semejante al de los mosqueteros de las fuerzas hispánicas en Flandes―, túnica azul oscuro, capa corta con solapas tipo casulla, en tono púrpura unas veces, otras en café oscuro, donde lleva una “concha de Santiago”, distintiva de los peregrinos medievales que acudían a la tumba del apóstol Santiago, en Compostela. Con la diestra sujeta una canasta con alimentos, y con la izquierda, un báculo o cayado del que pende una ánfora o cántaro y al que se ciñe una espiga.
La Basílica – Parroquia de Nuestra Señora de Atocha, en España, admite sin sombra de regateo: “La devoción al Santo Niño de Atocha tal y como se conoce hoy, en realidad nació en América, en México. En Plateros, una pequeña aldea cercana a las minas de Fresnillo, se construyó una iglesia en honor a Santo Cristo de los Plateros, un crucifijo milagroso, comenzando la construcción a fines de la década de 1690. Hasta allí los españoles llevaron la devoción a la Virgen de Atocha (…). La imagen desapareció y pronto esculpieron unas nuevas que se podían separar. El niño pronto adquirió fama milagrosa, se veneraba solo y su devoción se extendió por toda América Latina y Filipinas”.
Saúl Monreal y su esposa, Guadalupe Pérez Vázquez.
La antropóloga Anna María Fernández Poncela encontró en un recuento de los exvotos del templo de Plateros, la relación histórica de las mercedes suplicadas, en las que sobresalen las peticiones del fin de las sequías, la protección ante el asalto de la violencia ―de indios forajidos, de revolucionarios… ¿de narcos?―, el regreso a casa de los soldados ―de las dos guerras mundiales, de las de Vietnam, Corea y del Golfo Pérsico―, y el amparo a migrantes en sus inciertas travesías.
Es la fe que reivindica David Monreal.
― La nuestra es y ha sido una familia de mucha fe, porque mi padre también era un hombre creyente, católico, de devoción. Él fue celador mayor de la congregación del Santo Niño de Atocha; cada año, hasta la fecha, nosotros conservamos su tradición de ir a darle gracias a al Santo Niño, cada año le llevamos su música a su misa… Es una devoción que hemos abrazado junto con los vecinos de la comunidad de donde somos originarios.
De la unión de don Felipe Monreal y doña Catalina Ávila nacieron 14 hijos: Cándido, Ana María, Ricardo, Leticia, Rodolfo, Elías, David, Claudia, María del Refugio, Susana, Jovita, Luis Enrique, Eulogio y Saúl Monreal Ávila.
Doña Catalina Ávila Álvarado estuvo encinta casi un tercio de sus 37 años: 126 meses, casi 11 años de preñez, para parir a sus 14 hijos. El último de los embarazos no lo aguantó, y falleció tras el parto de David, en 1977.
Con el impulso de sus años juveniles, don Felipe cultivaba, la tierra, los negocios y la política. Fue dirigente campesino por casi dos décadas, líder municipal y estatal de las colonias agrarias, dirigente municipal de locatarios, líder del sector popular priísta, regidor del ayuntamiento de Fresnillo. Todo empezó en la vendimia semifija en esta cabecera.
“Instaló un expendio de aguas frescas y otro de leche con chocolate (“chocomiles”) en el mercado al aire libre de Fresnillo. Al margen de las eventuales ganancias de las cosechas, la familia obtendría recursos cotidianamente, sin depender de aquellas. Además podría mantenerse la casa de Fresnillo —la cual conservan—, para que los chicos eludieran el viaje imposible de 20 kilómetros que entonces eran de terracería, desde la plantación hasta la escuela. Los muchachos ayudaban a su mamá, doña Catalina Ávila Alvarado, quien atendía el negocio” (“Mi esposa ya no me aguantó”, El Universal, 24 de junio de 2015) .
No mucho después, don Felipe llegó a tener dos locales para el negocio en el mercado Hidalgo. Doña Catalina sólo participó en la etapa inicial del negocio, pues no le alcanzaría la vida para más. Fueron los años en los que se estrechó la relación entre los Monreal y los Guardado, a partir del noviazgo de Ricardo y María de Jesús.
Los Guardado provenían del norte del país. En 1976, Juan Pérez Martínez, padre de María de Jésús Pérez Guardado, fue arrestado en Ciudad Juárez, Chihuahua, por tráfico de estupefacientes. Hallado culpable, fue trasladado a las Islas Marías, donde purgó condena. Y a principios de los 80s, su hijo, Juan Pérez Guardado, cuñado de Ricardo Monreal, estuvo preso por delito semejante, pero en Reynosa. Dos hermanos de Marichuy, además, fueron asesinados en los años posteriores.
Pero don Felipe Monreal se los llevó a vivir a Puebla del Palmar, según relata David Monreal:
― Somos de Puebla del Palmar las dos familias, los papás de ellos y los nuestros. La familia de ella llega a Fresnillo por invitación de mi padre. Mi padre era compadre y amigo del papá de Marichuy, don Juan Pérez, y le insistía en que se viniera para acá. Le decía, tráigase su familia para acá don Juan. De hecho, el primer negocio, el puesto de Marichuy y su familia en el mercado Hidalgo, se los vendió mi papá, se los pasó. Entonces Ricardo y Marichuy se conocían un poco del rancho, pero en efecto su relación empieza en el mercado.
El 13 de septiembre de 1985, ambas familias convergieron en el matrimonio del joven abogado, Ricardo Monreal Ávila, con María de Jesús Pérez Guardado.
(Años después, otra boda confirmaría los lazos de ambas familias, cuando Saúl Monreal desposó a Guadalupe Pérez Vázquez, sobrina de María de Jesús Pérez Guardado).
Por lo pronto, en aquella mitad de los ochentas, comenzaba la carrera política de los Monreal. Después de todo, si el Señor de Plateros había concedido la abundancia, qué no podría conceder el Santo Niño de Atocha en la política.
Ese mismo año, a sus 25 de edad, Ricardo fue elegido primer regidor del ayuntamiento de Fresnillo en 1985, por el PRI, desde luego. Apenas duró un año en el cargo, pues el alcalde José Chávez Sánchez lo nombró como su secretario de Gobierno, equiparable a lo que en otros estados se denomina secretario del Ayuntamiento.
En 1998, Ricardo fue electo diputado federal por el segundo distrito de Zacatecas, y ya en el cargo, se convirtió al perredismo. Pero no abandonó la política local. Impulsó a José Chávez para un segundo periodo en la alcaldía, y él mismo tejió fino para hacerse de la nominación perredista y obtener la gubernatura.
Llegaron juntos su antiguo jefe y él al poder: Ricardo a la gubernatura (1998-2004) y José a la alcaldía (1998-2001). Al final se pelearon. Chávez quería ser diputado local. Monreal no se la dio. “No toleraron los Monreal que José Chávez buscara rehacer su propio grupo político”, refiere un testigo de aquel episodios.
Chávez la emprendió contra Felipe Monreal Huerta, y pidió, con todo su cabildo, investigación a la extraña oficina de “gestoría social”, que el padre de los Monreal mantenía desde los setentas en un edificio del centro de Fresnillo.
Pero Ricardo tenía ya por entonces la sartén por el mango. Y comenzaron a caer los periodos en las alcaldías para sus hermanos: Rodolfo Monreal (2004-2007), David Monreal (2007-2010), Saúl Monreal (2018-2021, 2021-2024).
Las siglas eran lo de menos en el ascenso político de la familia: PRI, PRD, PT, MC…
Ya Rodolfo sufrió un secuestro estando en funciones, pero fue el periodo de David cuando la rudeza política de la región comenzó a manifestarse en toda su magnitud.
Guadalupe Pérez Vázquez, primera dama de Fresnillo.
ALIANZAS ROTAS
En 2007, David Monreal contendió por la presidencia municipal de Fresnillo, bajo la siglas del PT. La mayor sorpresa de la planilla no era que otro Monreal buscara la alcaldía, sino que apareciera como suplente de David un personaje hasta entonces alejado del poder: el joven empresario Juan Carlos Guardado Méndez, sobrino de Marichuy.
En 2010, ante la proximidad de la nominación de candidatos a la gubernatura, comenzó la presión para que David Monreal renunciara, del propio Juan Carlos Guardado. Pero David Monreal prolongó la decisión.
Al asumir la cabeza del ayuntamiento, en marzo de 2010, las grietas que se habían ido abriendo durante la administración del titular, David Monreal, se ensancharon.
El candidato a gobernador le echaba en cara a Juan Carlos Guardado que quisiera hacer su propio grupo político, fuera de la influencia monrealista. Guardado, por su parte, reclamaba a David que hubiese sido compensado tan precariamente después de financiar la campaña de este, en 2009.
De acuerdo con un excolaborador de Juan Carlos Guardado, que confió su testimonio bajo reserva de identidad, David Monreal y su clan habían incumplido varios puntos del acuerdo político establecido al arranque de la campaña de 2007: “Simplemente financió la de campaña de David y nunca fue correspondido como esperaba”.
No estaba dispuestos ceder el último año, que era parte del acuerdo que llevó a Guardado para participar como suplente.
Cuando un año después desapareció, el 2 de febrero de 2011, las diferencias con los Monreal se ensancharon. en especial por la errática actuación de la Procuraduría de Justicia.
El 21 de febrero la dependencia anunció que tenía avances, y que incluso podían ya “dar con la localización del plagiado y sus secuestradores”. Hablaron de dos líneas de investigación; una era la ubicación de Rubén Delgado Gamillo alias “Pelapapas” y su banda delictiva, secuestradores con actividades en los municipios de Chalchihuites, Río Grande, Fresnillo y Valparaíso, probable responsable de la desaparición de Guardado y su chofer. La otra línea se mantenía en reserva.
Explicó que su condición jurídica es de secuestrado y no de simplemente desaparecido, ya que fue privado de su libertad y luego se pidió un rescate a cambio de su liberación.
El procurador Arturo Nahale ―hermano de la actual secretaria de Energía, Rocío Nahale―, difundió en conferencia que ante la denuncia penal por secuestro, presentada por la familia Guardado, se darían información exclusivamente a ellos.
No obstante, trascendió el 24 de febrero que la familia había pagado ya un rescate para liberar a Juan Carlos Guardado, pero después las autoridades perdieron el rastro de los presuntos plagiarios.
Luego, la PGJE anunció que las víctimas posiblemente estaban en Saltillo, y al cabo informaron que tenían indicios de que el secuestro había ocurrido dentro dle territorio de Fresnillo.
En abril de 2011, Nahle dio versiones adicionales a la prensa: que María del Socorro Hernández Franco, una operadora social durante las campañas de Saúl y David Monreal Ávila en comunidades de Fresnillo, estaba supuestamente relacionada con el secuestro, y ofreció una recompensa por información relacionada.
Presuntamente, María del Socorro Hernández había intervenido en la negociación del rescate, cobró el dinero y desapareció.
La señalada, había colaborado en la administración de David Monreal como cabeza de un equipo de personas denominado “Brigadistas por la Limpieza de Fresnillo”, quienes realizaban labores de limpieza en las colonias populares de El Mineral.
En junio de 2011, un hermano de Juan Carlos Guardado relató (Animal Político, 16 de junio de 2011): “Al principio nos extorsionaron. Dijeron que lo iban a entregar y pagamos. Dijeron que estaba muy golpeado, pero no lo entregaron. Las autoridades no nos han hecho caso. Sus familiares hemos sido los que, día tras día, llevamos el caso, tratando con gente que se quiere aprovechar de nosotros. El actual presidente municipal de Fresnillo ya nos dijo que no va a apoyarnos.”
Y mostraba la molestia con los Monreal: “Hasta ahorita no hemos recibido ni una llamada de ellos, dicen que es un problema de La Familia, que no se quieren meter, que les da pena… –Antonio llora–. Pero, ¡¿a quién le da pena ayudarnos, decirnos ‘está en tal lugar’?! Todos los recursos empleados en su búsqueda han salido de nosotros, el gobierno no ha puesto ni un cinco… Él está vivo, nos han hecho llegar datos de que así es, pero todo está roto: apenas iniciamos una investigación, todo se desvanece, nos la quitan o nos amenazan”.
Cuando en 2013 se inculpó a los Guardado del atentado contra David, Saúl y Ricardo Monreal, en Fresnillo no tenían dudas. Después, las autoridades comprobaron que no había existido tal confabulación, y los inculpados salieron en libertad, tras un año de prisión.
Pero en fragmento inédito de una entrevista efectuada en 2015 en la mansión porfiriana que la familia convertiría más tarde en hotel, Ricardo Monreal dijo que él él había intervenido en favor de la familia Guardado:
“Yo firmé cartas a favor de quien estaba detenido, aquí estuvieron su mamá y sus hermanos… Y firmé cartas para que lo liberaran, cartas de buena conducta, diciendo que yo nunca había tenido problemas con ellos. Yo intervine, firme las cartas, no pedí nada en contra de ellos, que si obtenían su libertad nosotros no tendríamos ninguna objeción. Estuvo conmigo su mamá, sus hermanos, varias ocasiones. Fui yo a hablar con el juez, y le pedí que si podía los liberara, que nosotros no pedíamos castigo para nadie. Porque su mamá sufría mucho, y yo quiero mucho a su mamá. Y ahora que salieron, me habló para agradecerme las cartas que yo mandé. Todas mis declaraciones han sido así”.
David Monreal, que al fin en 2021 llegó a la gubernatura después de dos intentos, que verano de 2015 describió así la relación de ambas familias:
― Es una buena relación, de respeto, por Chuy, pero no es tan estrecha; al contrario. Siempre ha sido más a distancia; con respeto y con reconocimiento. Pero no hay esa familiaridad, salvo en el caso de Saúl que casó con esa muchacha (Guadalupe Pérez Vázquez, primera dama de Fresnillo). Yo creo que con la mamá, doña Matiana, que es una buena mujer; es una buena relación, de respeto, por Chuy. Hay una relación de reconocimiento y de afecto, de siempre, desde que estaban allá (en Puebla del Palmar)…”.
LA VISIÓN DE UN PLATEROS DIFERENTE
En lo alto del Cerro de la Santa Cruz del pueblo de Plateros, en el municipio de Fresnillo, Zacatecas, se yergue una escultura monumental del Santo Niño de Atocha, que puede distinguirse desde lejos, incluso desde la carretera que va a Valparaíso.
Es una efigie creada en fibra de vidrio, de tres metros de base, más de siete metros de altura y tres toneladas de peso. Tuvo que trasladarse en siete fragmentos desde el taller de plástica “El volador” de Iztapalapa, en la Ciudad de México, hasta el promontorio fresnillense, donde fue ensamblado.
Según el escultor Miguel Ángel Pérez, del taller donde se manufacturó el monumento, la obra respetó las características de la imagen que se resguarda en el templo de Plateros. Aunque el sombrero del Santo Niño ha adquirido en esta imagen un rojo subido, la túnica azul oscuro es ahora de un brillante celeste, la capa corta con solapas tipo casulla, ya no es púrpura ni café, sino de un alegre anaranjado.
El colorido del monumento contrasta con la superficie parda del lomerío circundante, salpicado aquí y allá de mechones de pasto silvestre entre las costras de tierra reseca, e incluso con el modelo original.
El 25 de diciembre de 2021, durante uno de los picos de contagio de la pandemia de Covid-19, fue develada por autoridades civiles y eclesiásticas.
Unos días antes, en uno de varios video que grabó donde se instalaba la imagen, el presidente municipal de Fresnillo, Saúl Monreal reseñó el proyecto: “Este lugar va a hacer histori… ―se interrumpió para corregir―, va a ser histórico, estoy seguro, a partir de hoy va a ser otro Plateros, estoy seguro”.
Ya en el evento de la develación, El obispo Sigifredo Noriega Barceló lanzó agua bendita al efigie tras señalar que se esperaba que la imagen ayudara al desarrollo económico de Fresnillo, “pero también al desarrollo espiritual que es lo que necesitamos en nuestro tiempo (…), una convivencia social más fraterna”.
Y es que el nivel de violencia que sufre Fresnillo no tiene precedentes en magnitud, a pesar de que hay un Monreal en la silla municipal, y otro en la estatal. En 2021 y 2022, Fresnillo encabezó la lista de ciudades con mayor percepción de violencia en la encuesta del INEGI.
El presidente municipal de Fresnillo, Saúl Monreal Ávila, asistió acompañado de su esposa, Guadalupe Pérez Vázquez. El alcalde, cuya administración retomó el financiamiento de la obra tras la muerte del donante ―por Covid―, y amplió el proyecto con una plaza turística, manifestó su beneplácito en una breve intervención que concluyó con un grito que fue secundado por los romeros: “¡Que viva Plateros!”.
Estalló entonces la descarga de cohetones, los cañones de papel, la música de viento.
@estedavid
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