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Refugiada en su propio país. Lina Lyashenko narra su escape de Kiev
Profesionista de 26 años, habitante de Kiev, Lina tuvo que hacer maletas y dejar en pausa su vida para escapar a 120 kilómetros de la capital ucraniana. El bombardeo llegó de madrugada. “Todos dormían a esa hora. Yo tenía un sentimiento malo y no estaba durmiendo”. PARTE 1.
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EMEEQUIS.– Lina Lyashenko es una profesionista de 26 años, habitante de Kiev, la capital de Ucrania. Trabaja en una empresa de mercadotecnia digital con influencers de Latinoamérica y España, pero desde el 24 de febrero, que iniciaron los bombardeos tras la “operación militar especial” del presidente ruso Vladimir Putin, Lina se refugia a 120 kilómetros al sur de la capital (prefiere no especificar).
“Dijeron que nos iban a atacar a las 4 am pero nadie lo creyó de verdad. Todos dormían a esa hora. Yo tenía un sentimiento malo y no estaba durmiendo, estaba viendo una intervención en las Naciones Unidas. Mis amigos me compartieron un enlace de la narrativa de Putin contando que nos iban a atacar y justo cuando lo estaba viendo, comenzaron a bombardear ciudades de todo el país. Eso fue a las 5 am del 24 de febrero”, me cuenta Lina a través de una llamada de Whatsapp, dos días después. Gracias a su trabajo, la pude entrevistar en español.
Las sirenas de la ciudad que anunciaban el bombardeo parecían repetir la historia de 1941, cuando los nazis atacaron Kiev a las 4 de la mañana, recordó el presidente Volodimir Zelenski en su discurso del viernes.
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La tensión comenzó con llamadas a sus amigos en todo el país para saber si también había bombardeos. Durante todo el día se veían imágenes de largas filas de autos y personas que trataban de salir desesperadamente de la capital, yendo hacia el oeste y el sur del país. Querían cruzar la frontera a Rumania, Polonia, Hungría, lejos del terror.
En otro grupo estaba la gente que decidió no salir de la ciudad. Lina cuenta que los aviones militares que empezaron a volar en todo el país generaron miedo y mucha gente corrió a esconderse a las estaciones del metro, que fueron construidas durante la URSS a manera de refugio ante un bombardeo.
Audio de la entrevista.
“Había problemas con el transporte público. Había colas para las farmacias por si alguien salía herido y, también, para comprar comida porque el gobierno anunció que Rusia estaba atacando por todos lados.
“Yo estaba en Kiev sólo el primer día y al final del día mi novio dijo que anunciaron que iban a bombardear más Kiev porque nuestro presidente y nuestro gobierno, según Putin, todos son neonazis; y que esta operación especial de Putin estaba dirigida, básicamente, a matar a todos los neonazis y a liberar el pueblo ucraniano que estaba ocupado aquí”.
Los combates seguían el fin de semana. Imagen de la ciudad de Kharkiv. Foto: Captura de video.
DEJARON EN PAUSA SU VIDA EN KIEV
Lina vive en el centro de Kiev, a 15 o 20 minutos de Maidán, la famosa plaza de la capital, en la que en 2014 salieron los estudiantes a manifestarse, pues su expresidente negociaba con Rusia para entregar el territorio de Crimea.
En menos de 12 horas Lina y su novio hicieron las maletas y dejaron atrás su vida en Kiev para buscar refugio con los padres de él. Salieron a las 4 de la tarde del jueves, la última oportunidad que tendrían de moverse, pues el gobierno advirtió que después sería muy peligroso. Tardaron el doble de tiempo que harían en un día normal por la cantidad de gente en las carreteras.
–¿Qué pensaste de salir y dejar todo lo que tenías en Kiev?
–¿Qué puedo pensar? Mira yo tengo mi propio apartamento en Kiev, yo no sé si voy a regresar ahí, si este edificio va a existir cuando yo regrese a Kiev, porque hoy por ejemplo, una de mis amigas se estaba escondiendo en su apartamento y en frente de su casa bombardearon a otro edificio. En el apartamento de mi amiga se rompieron los vidrios y ella tenía que esconderse en su baño. Yo no sé si cuando regrese a Kiev voy a ver todas mis cosas, si mi apartamento está bien, si todavía están todas mis cosas o si ya las robaron, porque no hay información de eso. Lo que podemos ver son las casas y los edificios bombardeados y preguntando a las personas.
La guerra en el Siglo XXI también se pelea en línea. Ella me explica que al no poder luchar de manera física contra un soldado, lo que hace es difundir la mayor información posible de lo que pasa en su país y a través de grupos de Telegram, con sus amigos buscan bloquear información falsa, propaganda rusa y grupos que provocan a la gente a salir y están expuestas a ser asesinadas, a quienes llaman traidores.
Así sonaban las sirenas de alarma ante ataque aéreo en Kiev. (@CasusBellii).
“Son los traidores porque ahí en Telegram hay grupos donde dicen que si la gente hace estas provocaciones, les van a pagar y por eso hay mucha gente que lo hace. En Kiev hoy creo que encontraron a una chica de 18 años, muy joven, que estaba ayudando a las tropas rusas sin saber que lo hacía porque ella lo hacía por dinero.
“Mis amigos y yo seguimos a los mismos canales, a los mismos grupos, y compartimos las noticias. Nuestro gobierno dice que revisemos sólo las fuentes oficiales y si hay algo que no corresponde a la información oficial intentamos bloquearlo, porque hay mucha propaganda por parte de Rusia para crear pánico para que los ucranianos se rindan”.
Lina ha platicado, tanto con sus amigos ucranianos como extranjeros, que necesitan ayuda de donaciones para el ejército, ya que en los primeros tres días de intervención, vieron buenos resultados y tuvieron confianza en su gobierno. Aunque antes había muchos partidos e ideologías, la actitud del presidente Volodimir Zelenski, quien el viernes dijo que “las potencias más grandes del mundo observan desde lejos”, logró unir a todos los ucranianos por la misma causa: sobrevivir.
–¿Cómo ves la guerra tú?
–La guerra es horrible, la guerra es algo que siempre nos decían nuestros abuelos que experimentaron la Segunda Guerra Mundial, siempre nos decían que era lo peor que podía pasar con una persona, con el mundo. En Ucrania, aquí no queremos una guerra, queremos vivir en paz, pero queremos decidir la manera en que vamos a vivir, no queremos que venga algún dictador de otro país que nos diga que las cosas tienen que estar así porque así lo quiere. Y eso no es una democracia.
Lina en Vyshyvanka con vestido tradicional. Foto: Cortesía.
“Tú empiezas a ver todo lo que pasa con ojos abiertos, podemos decir, entiendes que hay unas cosas que no tienen ninguna importancia, las cosas que antes no te preocupaban; es horrible, porque no sabemos si vamos a ver a nuestras familias y a nuestros amigos y no sabemos si vamos a estar vivos mañana”.
Lina me explica, siempre en un tono tranquilo y serio, que los ucranianos se sienten listos para apoyar a su país, que incluso si su novio tuviera que enlistarse al ejército lo haría. Ella no se cree capaz de luchar físicamente, pero a partir de este lunes planea seguir trabajando, pues los impuestos de su empresa también apoyan al ejército y es la manera en que puede contribuir, “si sigo viva para entonces”, bromea.
La noche de este domingo (en Kiev), durante el toque de queda ordenado por el gobierno desde las 5 de la tarde del sábado hasta la mañana del lunes, Lina me envió un mensaje:
“Hola, sirenas y alarmas por todo el país. Y todos se esconden por ahora. Aunque Bielorrusia y Rusia han pedido negociaciones, parece que eso es más para distraer a la gente porque prometieron no bombardear y atacar y ya lo hacen”.
@PaolaMargu