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El fin de la estrategia Covid de AMLO es reducir la visibilidad de la pandemia: Marcelo Fabián Monges
El autor de “Los aprendizajes de la pandemia en México. Las consecuencias de un manejo criminal”, señala en entrevista con EMEEQUIS que el total de personas fallecidas realmente por coronavirus podría llenar diez veces las butacas del Estadio Azteca. Hoy se rebasaron los 15 mil casos en un día y los 4 millones acumulados.
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EMEEQUIS.– La estrategia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador frente a la pandemia de Covid-19 no fue para combatir su expansión, sino para reducir su visibilidad.
Es la conclusión que se desprende de la lectura del libro Los aprendizajes de la pandemia en México. Las consecuencias de un manejo criminal, publicado por Marcelo Fabián Monges a finales de 2021, quien señala que las medidas del gobierno frente a la pandemia, corresponden a las de “un gobierno criminal, y el resultado es un crimen de Estado”.
En entrevista con EMEEQUIS, el autor insiste: “No es una cuestión retórica, ni política, son hechos, que pueden ser encuadrados dentro del marco jurídico del código penal, e incluso en la definición del Estatuto de Roma para crímenes contra la humanidad”.
Monges explica que el eje de su investigación es el “plan sistemático que puso en práctica el gobierno de López Obrador para ocultar a los muertos”.
Reseña como parte de dicha estrategia el confinamiento de contagiados en sus domicilios para evitar que se hiciera patente la saturación de hospitales; la supresión de pruebas PCR en instituciones del sector público e inicialmente también en laboratorios privados; la instrucción oficial de que los muertos sin prueba PCR se excluyeran de la lista de fallecidos por Covid-19; el “rasuramiento” de reportes de fallecimientos provenientes de los estados; y la cancelación de impresión de actas de defunción, entre otras prácticas implementadas por el gobierno.
El escritor pone en términos gráficos “la dimensión real” de la pandemia: “La cantidad de muertos por coronavirus en el país podría llenar nueve o diez veces las butacas del Estadio Azteca”.
Marcelo Fabián Monges, el autor del libro en cuestión. Foto: Cortesía.
LA ESTRATEGIA
Para la concreción de su libro sobre la gestión de la pandemia en México, Marcelo Fabián Monges recogió testimonios de profesionales de la salud, de familiares de contagiados y opiniones de expertos, que sumaron 23 entrevistas, además de la consulta de un amplio acervo bibliográfico y hemerográfico, con el que confeccionó 450 páginas prologadas por la periodista Beatriz Pagés Llergo.
El autor reputa como inmoral el “plan sistemático que desarrolló el gobierno de López Obrador, desde el comienzo de la pandemia para ocultar los muertos”.
Según Monges, el gobierno de López Obrador dio instrucciones para que el sistema de salud “no registrara como muertos por Covid-19 a quienes no tuvieran una prueba de PCR (….), a la vez que se ocupó de que en los hospitales casi no hubiera pruebas, e incluso, en un primer momento, se prohibieron en laboratorios privados, para que no se viera la dimensión de la pandemia y no se llenaran los hospitales de enfermos”.
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Como parte de esta estrategia, dice el autor, “el gobierno y en particular el de la Ciudad de México recomendó a través de los medios de comunicación se quedaran en sus respectivos domicilios quienes presentaran síntomas, tomaran paracetamol y esperaran. Esto provocó que tan solo en la Ciudad de México se produjeran tres veces más muertos por coronavirus que lo que mostraban las cifras oficiales, porque el coronavirus es una enfermedad ante la cual hay que reaccionar ante los primeros síntomas”.
“Todos los médicos que he entrevistado ―refiere― coinciden en que entre el séptimo y el octavo día la enfermedad hace crisis y se vuelve más difícil o más grave. Y esta instrucción también devela una estrategia del gobierno para que no se le llenaran los hospitales, para que la pandemia y sus consecuencias no se vean, por encima del cuidado de la salud y la vida de las personas, lo cual es absolutamente criminal”.
El gobierno, desde el inicio de la pandemia, “rasuraba las cifras de fallecidos que enviaban desde los estados, lo cual fue denunciado por numerosos gobernadores, entre ellos algunos morenistas, como Jaime Bonilla, en ese momento gobernador de Baja California, y Miguel Barbosa, gobernador de Puebla”.
Añade que “en la escandalosa mecánica por ocultar los muertos se llegó a dejar de imprimir actas de defunción, según denunciaron empresarios funebreros de Toluca, y el gobierno de la Ciudad de México terminó suprimiendo el sitio web donde se brindaban los datos de las actas de defunción, para que no se publicaran más reportajes que dieran cuenta de la verdadera cantidad de muertos”.
El Hospital de Tláhuac, que estuvo 20 meses ocupándose de pacientes Covid 19, regresa a la atención de todos los que requieran. Foto: Victoria Valtierra / Cuartoscuro.com.
LAS CIFRAS DE UN MARTES CUALQUIERA
Este martes 4 de enero se sumaron 15 mil 184 contagios en 24 horas, una cifra similar a las que se veían en septiembre del año pasado. Mientras que los decesos ya están por llegar a los 300 mil oficiales: 299 mil 711 defunciones (130 más que ayer).
El acumulado de contagios desde que inició la pandemia rebasó este día los 4 millones: 4 millones 008 mil 648, de los cuales se han recuperado 3 millones 318 mil 643 pacientes. Esto de acuerdo con los datos diarios de la Secretaría de Salud.
LAS DIMENSIONES
Para Marcelo Monges, los 300 mil fallecimientos oficiales por COVID a los que está por llegar la cuenta oficial son una mentira.
Según el escritor, esto muestra “la inmensa operación que realizó el gobierno para esconder una lluvia de muertos, muy superior a esas cifras oficiales”.
“Todos los médicos que entrevisté para el libro –asegura–, sostienen que a la cifra oficial hay que multiplicarla por lo menos por tres. Un reportaje de The New York Times sostiene que en la CDMX lo más seguro es que hubo al menos tres veces más muertos que las cifras oficiales. No hay por qué pensar que en el resto del país fue diferente”.
Explica: “A la gente le cuesta conceptualizar cifras de muertos. Les cuesta representar en el cerebro cantidades de muertos. Esto sucede en todas partes. Para tener una dimensión de la verdadera magnitud de la tragedia en México, tenemos que decir que al hablar de 3 veces más muertos que los que consignan las cifras oficiales, estamos hablando de 900 mil muertos. Entonces estamos hablando de nueve estadios Aztecas repletos de cadáveres. Si a esto le sumamos los muertos por enfermedades no atendidas durante la pandemia al menos tenemos otros cien mil muertos. Entonces hablamos de diez estadios Aztecas repletos de cadáveres. Esto no se puede esconder bajo la alfombra, como pretende el gobierno de López Obrador”.
“En la realidad se saturaron los hospitales, las funerarios, los crematorios, los cementerios”, añade.
CRIMEN DE ESTADO
“Ni a López Obrador ni a López-Gatell les importó en ningún momento la vida de los mexicanos. No es una cuestión retórica, ni política, son hechos”.
Considera que el papel del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell es “una conducción realizada desde la miseria humana”. Los resultados son espantosos, hay un millón de muertos por la pandemia en México, algo que la gente parece no dimensionar”.
Por otro lado, subraya la frivolidad e irresponsabilidad en las intervenciones presidenciales sobre la pandemia, “desde el hecho de que no pasaba nada, de que era una gripita, que había que seguir abrazándose y comiendo en restaurantes, hasta los ‘detentes’. Este tipo de declaraciones han cruzado toda la pandemia en México, hasta la actualidad, en donde López-Gatell se permite decir que las recomendaciones de la OMS sobre la variante Ómicron son para Europa”.
Considera que esa conducta permanente “no es la de un gobierno humanista, sino más bien de un gobierno criminal y el resultado es un crimen de Estado”.
Ante la aparente indiferencia de la población por el desarrollo de estos acontecimientos, comenta: “La sociedad mexicana tiene una enorme virtud, que es la solidaridad que la caracteriza, que es un ejemplo mundial, pero también tienen un gran defecto y es el valemadrismo mexicano. Podría decir la desidia, pero me parece que es algo más fuerte, más aplastante que simplemente la desidia, y que es el valemadrismo. Entonces lo que se puede ver es que lo que a la gente no le afecta directamente, no lo siente como un mal propio, aunque le suceda a la sociedad. Por ejemplo, la tragedia de los desaparecidos es una desgracia que sufren sus familiares, además de la víctima desde luego, espero no es considerado una desgracia colectiva, por eso quienes buscan desaparecidos en México son solamente los familiares”.
Otro ejemplo, dice Monges, es “la falta de medicamentos para los niños con cáncer, quienes luchan por obtener medicamentos, son los padres de los niños con cáncer, pero no es sentida ni tomada como una causa nacional. En este sentido estamos hablando de una forma de sentir muy corta, muy pequeña. De que los males y las tragedias colectivas en México no se sienten como propios. Creo que además de suman otras cuestiones importantes, como la falta de confianza de la gente en lograr resultados con la protesta social, o con la denuncia ya sea pública o en la justicia. Algo que por ejemplo los brasileños no tienen. Ellos saben que si salen a la calle tal vez terminan tirando al presidente, lo cual ya han hecho más de una vez. Si a esto le sumamos que la vida humana en México vale poco, por distintas razones pero lamentablemente esa es la realidad, la enorme cantidad de muertos de la pandemia se suma a otras tragedias con enormes dimensiones como la de la violencia”.
Advierte sobre lo negativo de que todas esas operaciones oficiales queden en la impunidad: “Creo que habrá impunidad en la medida que la gente lo permita. La impunidad en México es una costumbre, un mal hábito, casi una cultura aunque no sea racionalice de esa manera en el consciente colectivo. Pero con la impunidad hay que acabar para poder construir una sociedad civilizada.
“Entonces, para que quede claro –dice– esto no va a suceder en México si la sociedad entera no se moviliza ni lo exige en la calle. Sin un pueblo movilizado es muy difícil que esto ocurra. Para hacer posible esto hace falta voluntad política, pero sobre todo voluntad de los ciudadanos y confianza en que sus reclamos terminarán en algo positivo”.
SOBRE EL LIBRO…
Tu libro está explícito en el título: “Un manejo criminal”… ¿Consideras que habrá impunidad para los autores de este crimen?¿Por qué sí o por qué no? ¿Qué propones al respecto?
“Es una excelente pregunta. en donde la gente pueda vivir con tranquilidad, con seguridad en todos los sentidos, en estado de derecho. Para mirar cómo se acaba con la impunidad puede servir sin duda aprender de experiencias ajenas. Por ejemplo, cuando la sociedad argentina llevó a juicio a los militares de la dictadura de Videla y los juzgó por Crímenes Contra la Humanidad, Alfonsín, que era el presidente en ese momento, lo pudo hacer porque había una sociedad movilizada, porque había millones de argentinos en las calles exigiendo que los militares fueran juzgados. Y los militares podrán tener las armas pero no pueden matar a todo un pueblo. Lo mismo sucedió en Guatemala, con los juicios al ex dictador José Efraín Ríos Montt, juzgado por genocidio.
“Estas cosas no son posibles si no hay un pueblo movilizado. Si no son acompañadas por millones de personas en la calle exigiendo que personajes como estos sean juzgados”.
@estedavid