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Monreal y las fintas opositoras
¿Dónde cabría Ricardo Monreal? Quizá con cualquiera de los partidos, con excepción del PRI. En todo caso, sigue mantenido sus activos y los puede utilizar, pero la reflexión debe estar en el costo personal y político que ello le puede significar
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CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS. Uno de los factores que influirán en la elección del 2024 será la decisión que al final tome Ricardo Monreal sobre su permanencia en Morena.
Apenas este fin de semana, el senador Miguel Ángel Mancera señaló que existe viabilidad de que el todavía coordinador de los morenistas en el Senado migre a la oposición.
“Estoy convencido de que Ricardo podría participar en la elección que se hiciera del posible candidato o candidata de la Alianza. Él es un perfil importante, un perfil fuerte que además tiene interlocución con todas las fuerzas políticas”.
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En 2017, Monreal barajeó la propuesta de ser candidato a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, y tuvo acercamientos con el PAN, PRD, Movimiento Ciudadano e inclusive el PRI.
Monreal era delegado de la Cuauhtémoc, y desde ahí había mantenido puentes de entendimiento con el gobierno de la capital, que entonces encabezaba el propio Mancera. El zacatecano nunca se inmiscuyó en las grillas e intrigas de la política local, y sin dejar de ser opositor, buscó siempre la convergencia de proyectos que significaran mejoría para la demarcación que gobernaba.
La posibilidad de que Monreal apareciera en la boleta por una coalición amplia tenía posibilidades, pero también escollos. El PRD estaba inmerso en una contienda interna en la que participaron Alejandra Barrales, Armando Ahued y Salomón Chertorivski. La postulada fue Barrales y dentro de una convergencia que se ató a la candidatura del panista Ricardo Anaya para la presidencia de la República, con el respaldo del propio PAN, PRD y Movimiento Ciudadano. El PRI se definió por Mikel Arriola, en una estrategia que tenía el propósito, ya desde entonces, de no estorbar los que se intuían como los más factibles vencedores.
¿Qué tan cerca estuvo el acuerdo? No lo sabemos, aunque un factor jugaba en contra y fue el que se impuso: la negociación entre el propio Monreal y quien un año después se convertiría en presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Tuvieron una larga conversación, en la que establecieron las líneas de un compromiso para permanecer en el mismo camino. Solo ellos saben, con claridad, los términos y alcances. Monreal ganó una senaduría y se convirtió en el líder de la bancada y por ello, presidente de la Junta de Coordinación Política, máximo órgano de gobierno de ese órgano legislativo. Hoy la continuidad de esta ruta parece poco probable, pero en política, nunca se sabe.
Monreal, como lo señaló en su momento, quedó descontento con la forma en que su partido decidió quien lo abanderaría para gobernar la Ciudad de México. De 21 encuestas que circulaban por aquellos días, solo en una no tenía números favorables y era la que hicieron en su partido y con la que se decantaron por Claudia Sheinbaum.
Ahora se está repitiendo la historia, aunque en un contexto muy distinto, donde la oposición, agrupada en Va por México, funcionó como un dique a los cambios propuestos por la 4T, pero que estalló por los aires cuando el PRI decidió apoyar la prolongación de la utilización de la Armada Permanente en tareas de seguridad pública.
¿Dónde cabría Monreal? Quizá con cualquiera de los partidos, con excepción del PRI. Tendría que trabajar para superar a cuadros importantes en la constelación opositora, pero en todo caso asumir las reglas que provienen de una realidad política específica, porque el juego, en estos momentos, está planteado de otra forma. Es factible que ese no sea el incentivo que esté esperando para tomar una decisión y ya dijo que no “se ve como candidato opositor”.
En todo caso, Monreal sigue mantenido sus activos y los puede utilizar. La reflexión, supongo, debe estar en el costo personal y político que ello le puede significar. Las presiones que padeció, cuando dejó el PRI en 1998, pueden parecer un asunto de niños ante las tempestades que se le avecinarían si rompe con Morena y específicamente con el presidente López Obrador.
Pero hay variables que pueden hacerlo recorrer esa senda y particularmente la de la hostilidad en su propio partido y los reflejos de exclusión que ello conlleva.
Lo ha dicho Monreal con claridad, “en el 2024 nos van a necesitar a todos”. Es evidente, pero eso no quiere decir que por ello se atenúe la guerra interna, por el contrario, todo indica que arreciará.
Y sí, las sumas serán importantes, pero acaso su adición ya estará en otro lado.
@jandradej
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