Más allá de las fintas, habrá alianza en Coahuila y el Estado de México

CONFIDENTE EMEEQUIS

EMEEQUIS.– En el Estado de México y en Coahuila habrá alianza del PRI, PAN y PRD. Quienes toman las decisiones en esos partidos y los que tienen fuerza en esas entidades trabajan en ese sentido.

Para nada es un asunto sencillo, porque es mucho lo que está en juego y de esa medida es lo que se está negociando. La política es así y no hay que espantarse. 

De ahí que los partidos estén mostrando sus cartas y posibilidades, en un esquema de abrir boca para el proceso de construcción de acuerdos. Nadie es inocente ni ingenuo en esas tareas, pero los involucrados tienen la experiencia suficiente para llevar a buen puerto el proyecto. 

Una aduana indispensable es la de definir reglas para la designación de la candidata o el candidato, según sea el caso. Esto se puede transitar con una contienda interna, con procesos específicos de cada uno de los partidos que conformarán la alianza, o por un esquema de encuesta, pero sin olvidar el peso específico de cada instituto político. En eso andan y por ello mostraron el músculo los panistas en Toluca y los priístas en Saltillo. 

Los panistas tienen a Enrique Vargas como su única propuesta, en el PRI se tendrán que decantar entre Alejandra del Moral y Ana Lilia Herrera, mientras el PRD enlistó a Omar Ortega. De uno de ellos saldrá quien abandere la candidatura. 

En Coahuila, en cambio, hay menos en la lista y se puede concretar en Manolo Jiménez y Jericó Abramo por lo que respecta a la cancha tricolor, y Guillermo Anaya en la blanquiazul. Pero todo depende de la cuota de género.  

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¿Qué ocurrirá? Es probable que se avance en la conformación de gobiernos de coalición, con equilibrios internos y con una agenda específica a cumplir. No hay de otra si quieren ser competitivos.

Es concretizar la idea de que primero es el proyecto, pero acompañándolo de hechos, nombramientos y posiciones concretas.  

Es un experimento, por supuesto, porque al poner sobre la mesa cada una de las fichas del tablero, se encarta y descarta a la vez, lo que tiene sus riesgos. 

Para nada es sencillo, porque queda aún el mal sabor del 2018, pero que se compensa con la oportunidad que abrió la elección legislativa del 2021, donde Va por México demostró no solo sus posibilidades de éxitos sino su utilidad pragmática en San Lázaro.  

Además, las definiciones sobre el Estado de México y Coahuila pasan por otras muchas y entre ellas las de la Ciudad de México. Es en esa lógica que las aspiraciones de unos y otros podrían cristalizar. 

Al final del día, sin embargo, todo esto tiene que empalmar con la postulación de personajes realmente competitivos, atractivos para la sociedad capaces de superar el escrutinio al que serán sometidos. 

PERO EL 2024 ESTÁ EN VEREMOS

Pero si en el plano local las cosas marchan para los que integran Va por México, en el nacional se pueden complicar. En los estados, la legitimidad de gobernadores como Miguel Riquelme y Alfredo Del Mazo, permite que la mesa para los acuerdos sea funcional y respetada por los que acudan a ella.

Pero fuera de ahí, más allá de apoyos discursivos, ni Marko Cortés ni Jesús Zambrano pueden asegurar o asegurarse, de que lo que acuerden con Alejandro Moreno tendrá una vigencia mayor a la de agosto del 2023. Esto es una realidad y más valdría que la fueran aquilatando. 

Una muestra es la ley del hielo que algunos senadores le propinaron a Moreno Cárdenas, durante la reunión plenaria que la bancada realiza en Mérida, Yucatán. 

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Miguel Ángel Osorio Chong, Sylvana Beltrones y Claudia Ruiz Massieu, entre otros, no quisieron escuchar lo que tenía que decirles Alito, acaso porque al campechano tampoco le interesa escucharlos a ellos. 

Esto es una muestra de la turbulencia que se vive en el PRI y que seguramente complicará cualquier acuerdo para el futuro, por la sencilla razón de que la dirigencia está bajo ataque y por todos lados. 

Los priístas saben el costo que ha tenido el pleito interno, pero también el poco margen que tienen las dirigencias que no cuentan con un respaldo amplio, porque son más vulnerables, para negociar e inclusive para resistir.

@jandradej