Marcelo Ebrard, el aspirante eterno

CONFIDENTE EMEEQUIS

EMEEQUIS.– Marcelo Ebrard anunció que es un aspirante eterno a la Presidencia de la República. En ello es consistente y también en someterse a las humillaciones que sean necesarias en el camino. Lleva 24 años en ello y no los iba a lanzar por la borda. 

Evaluó sobre las duras consecuencias que habría significado una ruptura total con López Obrador, seguramente recordando la travesía del desierto en la que tuvo que acompañar a su mentor, Manuel Camacho, en 1994. Para ser oposición siempre hay tiempo.

Midió sus propias fuerzas, observó que muchos de sus respaldos en el legislativo sólo lo son en la medida de no cruzar ciertos límites. Siempre supo que su derrota en la elección interna de Morena era irreversible, pero tanteó posibilidades y lo que concluyó es que el pleito tendría un espacio preciso. 

En dos ocasiones se reunió con Claudia Sheinbaum para acordar su permanencia en Morena. Del alcance real del compromiso que establecieron sólo se irá sabiendo su potencia en la medida que seguidores del excanciller lleguen a puestos directivos del partido y a candidaturas en 2024. 

Más allá de las celebraciones del momento, las charlas debieron ser agrias, como agria será una relación que, al menos de momento, quedó agrietada. 

También está por verse si le aceptan eso de que es la segunda fuerza en el partido, y no tanto por la propia aspirante presidencial, sino porque quien decide lo realmente importante no suele compartir ni un milímetro de su poder. 

Como están las cosas en la 4T, los acuerdos pueden ser efímeros y el descarte de trayectorias es cotidiano y ahí están, como ejemplo, Ricardo Monreal y Adán López Hernández, quienes también se sometieron a la lógica que les impusieron desde Palacio Nacional y ahora lamen heridas que son todavía más dolorosas porque se padecen desde la irrelevancia.  

La clave consiste en hacer que alegatos y convicciones queden sepultadas por el palazo de los hechos consumados. Esto lo tenía muy claro Ebrard y por ello estiró la cuerda lo que pudo, aunque siempre buscando que no se rompiera.

Sabe que la cortesía y las buenas maneras no son lo que impera en sus compañeros de ruta, porque la subordinación a un solo líder suele ser más que extenuante. 

Pero necesitaba que le pavimentaran un camino de la salida a sus inconformidades y por ello la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia asumió que hubo irregularidades en contienda interna, aunque ninguna es suficiente para descarrilar el proceso. Esto último era esencial, porque se requería una coartada para que la rendición tuviera algo de dignidad.

Como conoce de la precariedad del terreno que pisa, prefirió aclarar que “no es un traidor quien denuncia prácticas irregulares, porque sí las hubo”. Aquello resultó un cochinero, con inversiones de dudosa procedencia y una cargada más que evidente, pero ya no es para tanto. 

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Ebrard fue enfático en señalar que su acuerdo es con Sheinbaum y que nada tiene que ver Mario Delgado. Esto último es importante, porque es al todavía dirigente de Morena a quien intentarán cobrarle los agravios. 

Es una jugada obligada, porque las posibilidades del movimiento ebrardista son casi nulas o acotadas y en manos de otros. Su alineación a Sheinbaum más allá de lo genuina que pueda ser, muestran que tuvieron que asumir la realidad política que se les vino encima.

Los jugueteos con Movimiento Ciudadano le sirvieron más a Dante Delgado que al propio Ebrard, quien nunca asumió que esa posibilidad fuera la adecuada, porque lo habría privado del espacio de negociación que ahora sí tiene.

Esto es, como aspirante presidencial de MC le habría hecho el mismo favor a López Obrador, pero los dividendos políticos serían menores, sobre todo por los números reales de los naranjas, irrelevantes para llegar a Palacio Nacional, pero mortíferos por lo que pueden significar para la oposición a la 4T. 

LAS VÍSPERAS DEL 24

En Jalisco, el Frente Amplio postulará a una mujer para la gubernatura. Es un acuerdo que respaldan las dirigentes Laura Haro, Diana González y Natalia Juárez, del PRI, PAN y PRD, respectivamente. 

Es una idea interesante, cumple con las instrucciones del INE y el TEPJF sobre la paridad y, además, los números no andan nada mal para esa alianza. En todo caso, el nombre se conocerá pronto. 

Se medirán con Pablo Lemus, el candidato de MC, quien busca que su partido retenga la gubernatura, y con Claudia Delgadillo por Morena.   

@jandradej

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