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Las piezas del ataque contra Ciro Gómez Leyva
Aún falta esclarecer la autoría intelectual del ataque contra Ciro Gómez Leyva. Todo indica que los detenidos forman parte de una organización que los supera en jerarquía, porque sería muy difícil que hayan actuado de modo espontáneo.
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EMEEQUIS.– La policía tuvo que realizar 12 cateos simultáneos para desarticular a la célula delictiva que atentó contra el periodista Ciro Gómez Leyva. Es un paso, pero muy importante, el que dieron las autoridades al atrapar a 11 implicados, porque ello puede permitir el revelar la extensión de toda la trama que urdieron y los motivos para realizarla.
El avance en la indagatoria motivó, inclusive, que el anuncio fuera dado por la propia jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, acompañada del jefe de la policía, Omar García Harfuch y por la fiscal Ernestina Godoy.
Por fortuna, los funcionarios capitalinos no están fintando con el tema, sino asumiendo su responsabilidad y realizando su trabajo. Por su complejidad, la indagatoria en curso requiere de todo el profesionalismo y la seriedad posibles.
En la conferencia de prensa dieron cuenta de la utilización de tecnología y en particular de las cámaras que se operan desde el C5 y de la coordinación con el Centro Nacional de Inteligencia. En realidad, ya tienen una película muy acabada de lo ocurrido el 15 de diciembre pasado a las 23:10 horas en la colonia Florida, donde dispararon contra Ciro Gómez Leyva, quien salvó la vida por el blindaje del auto en que se trasladaba.
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Cuentan, de igual forma, con el seguimiento de los participantes, lo que permitió, por trabajo de campo y de inteligencia, dar con ellos y sus guaridas.
Los delincuentes conforman una célula que se dedica al homicidio, la extorsión y el narcomenudeo. Al momento de ser atrapados, tenían siete pistolas, una de ellas con silenciador, cuatro armas largas, dos granadas de fragmentación y 150 cartuchos útiles.
Les aseguraron cuatro mil dosis de drogas, ocho vehículos, de los cuales uno es blindado y cinco motocicletas. En uno de los domicilios tenían dos perros lobo y un mapache.
Cada pieza incautada servirá, sin duda, para robustecer las acusaciones en su momento, pero también para entender los perfiles de los participantes e inclusive de sus redes de cómplices en actividades delincuenciales.
Pero, por lo pronto, solo se trata de los autores materiales del ataque, por lo que aún falta esclarecer la autoría intelectual del mismo. Es de observarse, por las características del grupo, que hay más de un motivo de inquietud, por lo que puede significar el paso que dieron en la evolución delictiva al participar en un ataque que iba a tener consecuencias de alto impacto y en la propia Ciudad de México.
A estas alturas está más que clara la gravedad de lo que le ocurrió a Ciro Gómez Leyva y no solo por el ataque, sino por diversas implicaciones que puede tener sobre la seguridad misma en la capital del país.
Los atacantes, después de todo, lo hicieron porque pensaron que era posible salirse con la suya, de ahí que sea tan relevante su captura, porque se manda un mensaje claro a la delincuencia y se revierte la percepción de la impunidad.
Pero, al mismo tiempo, todo indica que forman parte de una organización que los supera en jerarquía, porque sería muy difícil que hayan actuado de modo espontáneo. Ahí es donde se encuentra todavía el nudo que hay que desatar en esta historia, los siguientes pasos que tendrán que darse próximamente.
El propio relato de las autoridades capitalinas cierra al paso a versiones absurdas y más bien las coloca ante la urgencia de seguir avanzando. Es un deber, pero al mismo tiempo una oportunidad de mostrar, de modo contundente, que va a imperar la justicia.
Porque es evidente que para que Ciro Gómez Leyva retome la tranquilidad, se requiere de una explicación puntual de lo que motivó el ataque que sufrió y una cuestión indispensable es saber quién o quiénes son los que dieron la instrucción de proceder al ataque.
Por desgracia, el ambiente en que ocurrieron los hechos y las dificultades en que se desarrolla el trabajo periodístico no han variado, y se requiere, justamente, de recobrar las condiciones para que deje de ser un riesgo, sobre todo en las regiones del país donde hay mayor presencia del crimen organizado.
Apenas este martes, periodistas de Guerrero protestaron por el secuestro de tres de sus colegas en Tierra Caliente, Jesús Pintor Alegre, Fernando Moreno Villegas y Alan García Aguilar.
@jandradej
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