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La Fiesta Brava, esa afortunada persistencia
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El retorno de las corridas de toros a la Plaza México, luego de 600 días de suspensión, se aparta de lo anecdótico y hay que situarla en el espectro de la lucha por las libertades y el respeto a las minorías.
EMEEQUIS.– Más allá de cuál sea el futuro de la Fiesta Brava, es indispensable que los involucrados en ella, aficionados, toreros, cuadrillas, ganaderos y empresarios la defiendan.
Nada habrá más poderoso que la voz de quiénes saben y conocen del tema.
El retorno de las corridas de toros a la Plaza México, luego de 600 días de suspensión, por la orden de un juez que posteriormente fue revocada en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se aparta de lo anecdótico y hay que situarla en el espectro de la lucha por las libertades y el respeto a las minorías.
Por desgracia, es una victoria apenas provisional, porque los quejosos no cejarán en su empeño, unos por motivaciones legítimas, aunque equivocadas, y otros por los resortes que activa el oportunismo. El Partido Verde ha tenido y tiene un papel lamentable en estos asuntos.
Sin duda polémica, la lidia muerte de los bureles desata toda clase de críticas, algunas ponderadas y atendibles, y otras reflejo de lo que en realidad ignoran, sobre el conjunto actividades que sostienen a la Fiesta Brava y de las que viven miles de familias.
Una vista al campo bravo seguramente les haría variar sus convicciones o, por lo menos, les permitiría abrir la mente para escuchar a los que crían al ganado que se corre en diversas plazas de todo el país.
Es ahí, en el campo bravo, donde se puede intuir la magnitud de una fiesta que solo tiene sentido por la nobleza y bravura del toro, parte central e indispensable.
Quienes protestaron, este domingo, en los alrededores de la Plaza México tienen el derecho a hacerlo, lo que es condenable es que hayan lanzado insultos y hostigado a los aficionados que intentaban ingresar en los tendidos.
Encapuchados, pintaron bardas e intentaron saltarlas, lo que por fortuna impidieron los agentes de la Policía de la Ciudad de México, evitando daños y enfrentamientos que habrían sido mayores.
Lo inquietante es el profundo odio que mostraban, como las consignas de “asesinos” que por lo demás son imposibles de sostener ante una actividad regulada y protegida por la ley.
Es más, en el Congreso de la Ciudad de México no ha prosperado la iniciativa de prohibir las corridas de toros, porque no existe, por ahora, un consenso al respecto.
Quizá una explicación de lo anterior radique en que no se está ponderando cuestiones de carácter cultural y lo que implican.
¿Debe persistir la Fiesta Brava? Hay argumentos, y poderosos para ello, como los que provienen de lo que es una tradición histórica y que está arraigada en nuestro país.
Pocas actividades tienen una expansión cultural tan intensa como los toros, la que se expresa en la poesía, la música, la literatura, la pintura y la escultura.
Desde la primera corrida, que pudo realizarse en 1526 para celebrar el retorno de Hernán Cortés de las Hibueras, o la disposición del Ayuntamiento para honrar a San Hipólito corriendo siete toros en 1529, el espectáculo llegó para quedarse.
Aunque el establecimiento de Atenco, la primera ganadería fue hasta 1552, como consigna Enrique Guarner en “Historia del Toreo en México”.
La Fiesta Brava ha cambiado a lo largo del tiempo, pero los motivos que la han hecho perdurar se mantienen y tienen mucho que ver con una tradición que va pasando de generación en generación.
Muchos aficionados, acaso por ello, podemos recordar la sorpresa de observar el múltiple colorido de los tendidos y el contraste que hace que la arena refleje un color especial y que solo hay en las plazas de toros, o eso parece.
Jacobo Zabludovsky escribió: “es el momento cumbre de Garza con Amapolo en el que se inicia, dice Enrique Guarner, una nueva era del arte de torear, la era de Lorenzo Garza. Llegan escritores como Bretón, Soustelles, Eisenstein, como Lowry y Lawrence, que van un día a la plaza y opinan como si por generaciones hubieran bebido de las fuentes originales de la tauromaquia”.
LAS VÍSPERAS DEL 2024
Laura Haro ya es la candidata del PRI a la gubernatura de Jalisco y próximamente lo será también del PAN y el PRD. La postulación de la también diputada cobra sentido y puede ser competitiva en un escenario que se partirá en tres, ya que MC y Pablo Lemus no tienen asegurada la victoria y mucho menos la morenista Claudia Delgadillo.
@jandradej