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Erosionar la democracia, el paso siguiente
La democracia mexicana, como la conocemos, está en riesgo de pasar a mejor vida. ¿Qué pasará con la Reforma Electoral que pretende AMLO? Persiste la incertidumbre ante división en el bloque opositor.
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CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– Hasta hace unas semanas, cualquier observador de la realidad nacional afirmaría que la Reforma Electoral que propone el presidente López Obrador no transitaría en las cámaras legislativas por su carácter regresivo.
Ahora no sabemos lo que puede ocurrir, porque en el Senado de la República se partió el bloque que contenía los intentos de debilitar a la Constitución.
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Por eso conviene tener presente lo que está en juego. El líder de Morena, Ignacio Mier, ha dicho que para mediados de octubre la propuesta estaría aprobada en San Lázaro y que, para ello, ya están buscando los acuerdos y las convergencias que sean necesarias.
La Reforma Electoral que se propone es una suerte de vuelta al sistema autoritario que imperó en el país durante décadas, cuando el PRI era el partido hegemónico.
Se trata de que la Secretaría de Gobernación controle el Padrón Electoral, que desaparezca el sistema profesional de carrera en el INE, que consejeros y magistrados electorales sean electos por el voto popular y la reducción del financiamiento público para hacer inoperante a la oposición política.
Una de las luchas más intensas en el periodo de transición a la democracia, fue la de contar con un Padrón Electoral Confiable. Esto lo saben actores centrales de aquellas batallas, como José Woldenberg, Cuauhtémoc Cárdenas, Santiago Creel, Porfirio Muñoz Ledo, Luis Felipe Bravo Mena, Dulce María Sauri, Beatriz Paredes, pero también Francisco Ortiz Pinchetti, Ifigenia Martínez y Alejandro Encinas. Sí, todo el espectro ideológico, que se empeñó en construir la democracia.
Si se aprueba la iniciativa de Morena, el INE solo elaboraría una lista nominal a partir de la información que proporcione la Secretaría de Gobernación. Volveremos a muchas de las malas prácticas, a fraudes que iniciaban desde la exclusión misma y que se potenciaban con cambios de lugares para votar que tenían el propósito de desanimar a los electores.
Peor aún, se acabará con la supervisión que hacen los partidos del propio padrón en las comisiones de vigilancia que operan en los 300 distritos, en cada una de las entidades y a nivel nacional.
Otro aspecto preocupante es que no es claro quién elaborará las credenciales de elector y se encargará de una infraestructura que funciona y lo hace muy bien. Es probable que en Morena impulsen una cédula de identidad única, un asunto que ya fracasó desde hace años.
Las reformas electorales y políticas anteriores se generaron por consenso entre los distintos partidos y desde el principio establecieron los parámetros constitucionales y los legales, pero ahora no, por lo que una gran franja de lo que se pretende permanece oculto o, no hay que descartarlo, ni siquiera se han ocupado de analizarlo.
El INE está integrado por profesionales de carrera que son los que se ocupan los aspectos técnicos y de la organización de las votaciones. Son servidores públicos que se ganan su puesto por concurso y que se capacitan permanentemente. En Morena quieren que su empleo se vuelva “temporal” y sujeto solo al periodo electoral. Es este, un error de dimensiones catastróficas.
Una de las garantías más relevantes para contar con elecciones legítimas, es la autonomía con la que cuentan el INE y el Tribunal Electoral. Para terminar con esto, es que se anuncia que los integrantes del Consejo y de la Sala Superior serán electos por el voto popular. Es una trampa.
En la actualidad, los consejeros son designados por la Cámara de Diputados y los magistrados electorales por ternas que la Suprema Corte envía al Senado. Es decir, se evita que el poder Ejecutivo intervenga.
En la propuesta que está ya a discusión, se propone que los candidatos a esos puestos sean propuestos por listados de la Presidencia de la República, la propia Corte de Justicia y el Poder Legislativo, despojando del procedimiento cualquier intervención ciudadana, como sí está contemplado, en la actualidad, con quienes integrarán el INE.
Y la salida demagógica de reducir el gasto que representan los partidos, en realidad es una jugada para mantener a los opositores en el rango de la sobrevivencia, como antes, cuando el PRI era invencible debido a la falta de equidad en las contiendas.
Esta vez nadie puede llamarse a engaño. En Palacio Nacional están siendo claros en lo que quieren. Sí, la democracia mexicana, como la conocemos, está en riesgo de pasar a mejor vida.
@jandradej
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