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El PRI en sus horas más graves
Tras reinventarse, una de las prioridades del PRI es ganar las contiendas en el Estado de México y en Coahuila. Lo pueden hacer porque Alejandra del Moral y Manolo Jiménez son buenos candidatos y están respaldados por el PAN y el PRD.
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CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– El PRI cumplió 94 años. La sola efeméride es interesante, porque lo han dado por muerto en diversas ocasiones. Luego de la elección del 2000 se hacían cálculos sobre su extinción, porque se intuía que no podrían sobrevivir sin la guía del presidente de la República.
Lo lograron y hasta gobernaron desde las Cámaras, aprovecharon su fuerza territorial y volvieron a Los Pinos 12 años después de la derrota, la que inauguró, por cierto, las alternancias en el poder político.
El tsunami del 2018 los dejó mal parados. No mantuvieron la Presidencia de la República y de paso perdieron posiciones en los estados. De algún modo se reinventaron para caminar en una alianza legislativa que rindió frutos en el 2021.
Pero ahí están y tienen empeño en celebrar el siglo en otras circunstancias. Por lo menos, y ante su pasado, hay que darles el beneficio de la duda porque han mostrado una enorme resiliencia.
Por lo pronto, una de sus prioridades es ganar las contiendas en el Estado de México y en Coahuila. Lo pueden hacer porque Alejandra del Moral y Manolo Jiménez son buenos candidatos y también están respaldados por el PAN y el PRD.
Alejandro Moreno, el líder del PRI, sabe que el contexto es quizá el más difícil que les haya tocado, porque a diferencia de lo que ocurrió en la primera década del siglo, ahora quienes gobiernan son francamente hostiles, pero a la vez les disputan historias y bases sociales.
El escenario es novedoso, porque los priístas están acostumbrados a la negociación, al acuerdo, pero en estos momentos no se puede, como no sea el sometimiento pleno, aspecto al que no están dispuestos a entrar. Lo dijo Moreno en su mensaje, al expresar que por ello han tomado posiciones más radicales.
La 4T succiona de las afluentes del priísmo, porque es una organización muy parecida a lo que fue el viejo partido, cuando inclusive llegó a ser hegemónico.
La más evidente distinción consiste en que el PRI construyó instituciones y en Morena están empeñados en derruirlas.
Acaso por ello, entre las prioridades del priismo se encuentra la defensa del INE y de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, bastiones de la democracia y el estado de derecho, pero que son atacados, día con día, desde Palacio Nacional.
Nadie se engaña. Los daños del Plan B ya se empiezan a notar y no hay mucho tiempo para evitar que no se conviertan en una especie de metástasis.
La clave está en la ciudadanía, esa que abarrotó el Zócalo de la Ciudad de México y decenas de plazas en todo el país. Sólo con ellos hay posibilidades de éxito, pero tienen que convencerlos y, sobre todo, no defraudarlos. Ahí está una tarea central del propio Moreno y de su equipo, en particular de Carolina Viggiano, la secretaria general.
El PRI, sin embargo, debe reformarse si pretende que su porvenir sea menos apremiante. Quizá por ello, Moreno anunció una profunda reflexión al respecto.
Un aspecto que no se puede evadir es el de la propia unidad de su partido, ya que tienen que canalizar de modo adecuado el descontento, no para que no se exprese, sino para que no dañe.
Se puede hacer, y esa es la impresión que quedó en el mensaje de Moreno, pero sobre todo en los respaldos con que cuenta, que no solo se expresan en los consejos y comités, sino en liderazgos estratégicos como el de Rubén Moreira, el coordinador de los diputados, de apoyos senatoriales como los de Sylvana Beltrones, Mario Zamora y Manuel Añorve, y en el acompañamiento de expresidentes del partido, que acudieron a la ceremonia aunque fuera de modo virtual, como Jorge de la Vega Domínguez, Beatriz Paredes, Manlio Fabio Beltrones, César Camacho, Humberto Roque Villanueva y Cristina Díaz.
Los próximos meses serán importantes para medir y en los que seguramente valorarán los priístas el rumbo que han tomado y que será decisivo, de eso no hay duda.
Todo se dará a una gran velocidad, porque de las elecciones en Coahuila y el Estado de México, se pasará, casi sin tregua, a la preparación del 2024, la piedra angular de toda esta historia, porque justamente con los votos es como se puede corregir el rumbo o, cuando menos, atenuar los daños en del trayecto.
@jandradej
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