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“El Chapo” Guzmán en la alcaldía de Culiacán
No es tan extraño que las celebraciones del 491 aniversario de la fundación de Culiacán hayan culminado con imágenes de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Lo inquietante es cuando la narcocultura se mezcla con la política.
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CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– Si lo observamos en su contexto, no es tan extraño que las celebraciones del 491 aniversario de la fundación de Culiacán, Sinaloa, hayan culminado con imágenes de Joaquín “El Chapo” Guzmán en el estadio Tomateros, el 1 de octubre. El grupo Peso Pluma entonó narcocorridos y uno de ellos dice: “En una Urus me salgo a pasear/ Diez camionetas se miran atrás/ Cuido la plaza del señor Guzmán…”
La gente aplaudió y entre ellos el alcalde sustituto, Juan de Dios Gámez. Todo les pareció normal y más en una ciudad que vivió horas de angustia cuando soldados detuvieron a Ovidio Guzmán, hace casi tres años, en octubre de 2019, pero lo soltaron, por una orden del presidente López Obrador “para evitar un baño de sangre”. Al hijo de “El Chapo” lo buscaban para detenerlo y extraditarlo a los Estados Unidos, donde lo requieren por cargos de narcotráfico en una corte de Columbia.
Lo de las imágenes y las canciones para homenajear a un delincuente, pueden ser una mezcla de irresponsabilidad con un sentido de la realidad que es difícil negar: el Cártel de Sinaloa tiene arraigo y cuenta mucho en su tierra.
La narcocultura, después de todo, es también el reflejo de lo que viene ocurriendo en Sinaloa desde hace décadas, pero que se recrudeció en los últimos años. Inclusive, las propias rupturas de la organización criminal y la distancia de los hijos de Guzmán Loera con Ismael “El Mayo” Zambada y las disputas con las células de Rafael Caro Quintero, alimentan las leyendas.
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Pero lo inquietante es la realidad cruda, los pliegues en los que se mueven los capos de las drogas y sus incursiones en la periferia de la política.
Por ejemplo, en las elecciones de 2021, cuando se disputaba la gubernatura y las alcaldías, la noche del sábado 5 de junio, decenas de priístas fueron levantados. Entre ellos, el secretario de operación electoral, José Alberto Salas Beltrán.
Esa noche y la madrugada del domingo, varias camionetas recorrían Culiacán para sacar de la jugada a los integrantes del PRI que estarían ocupados de la jornada del voto. “Esto ya está decidido”, le dijeron a una candidata a diputada. El candidato de Va por Culiacán, Faustino Hernández Álvarez, expresó que “de haber sabido cómo se pondrían las cosas, me bajo de la contienda”. No hizo falta.
Y sí, para la alcaldía resultó triunfador el candidato de Morena, Jesús Estrada Ferreiro. El gusto le duró poco, porque fue destituido y ahora enfrenta seis procesos penales y dos juicios políticos
Pero el operativo del crimen organizado fue en todo el estado. Ríodoce publicó que los levantados pudieron llegar a una centena.
¿Qué tanto influyeron en el resultado? No lo sabemos, pero ahí estuvieron y jugaron en favor de los aspirantes de Morena.
El hecho es que en la entidad ganó el morenista Rubén Rocha Moya y que Mario Zamora, de Va por Sinaloa, no pudo hacer mucho ante la operación que se desató horas antes de que se emitieran los sufragios.
En la denuncia que el PRI, PAN y PRD presentaron ante la OEA y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, señalaron que “Grupos armados secuestraron e inmovilizaron a equipos completos de campaña, se apoderaron de casillas electorales y obligaron a los ciudadanos a emitir su voto públicamente y por consigna”.
Pero además, y por eso no se presentaron las denuncias del caso, “las amenazas se hicieron extensivas a la post elección, mediante una impuesta ley del silencio sobre todo lo que había ocurrido”.
Ahora el alcalde sustituto, Juan de Dios Gámez, se dice sorprendido y argumenta que el grupo Peso Pluma fue incluido de último momento en las festividades. Reaccionó porque el escándalo fue creciendo, pero sostiene que lo que ocurrió se enmarca en “la libertad de expresión”.
Antes de eso estaba feliz observando a todo color a uno de los delincuentes más sanguinarios de la historia reciente y que purga una condena perpetua de más de 30 años de prisión en Estados Unidos y donde el juez federal Brian M. Cogan señaló que “Guzmán Loera y su organización también dependían de una vasta red de funcionarios y empleados gubernamentales para proteger y avanzar los intereses del Cártel de Sinaloa”.
@jandradej
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