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Crujirá Morena, entre Sheinbaum y Ebrard
En Morena están en fase de definiciones: si en las próximas semanas no se establece un esquema de competencia sin que se ostenten cargos públicos, todo se inclinará por la jefa de Gobierno. La pelea final es entre ella y Ebrard.
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CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– En Morena están entrando en una fase de definiciones. En los próximos meses, quizá en septiembre, tendrán abanderada o abanderado presidencial.
Los márgenes ya son estrechos y la pelea final estará entre Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard.
La encuesta más reciente de El Financiero coloca a la jefa de Gobierno con un 34 por ciento de preferencias, frente al 18 por ciento del secretario de Relaciones Exteriores, a quien le sigue, con un 13 por ciento, el encargado de la política interna, Adán Augusto López.
Si en las próximas semanas, luego de las elecciones del Estado de México y Coahuila, no se establece un esquema de competencia sin que se ostenten cargos públicos, todo se inclinará por la jefa de Gobierno.
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Por eso Marcelo Ebrard ha insistido en que se requiere de un piso parejo y este pasa porque los aspirantes puedan recorrer el país sin ataduras y obligaciones burocráticas.
Al ser el método de encuesta, es difícil que alguno de los aspirantes tenga un crecimiento relevante en un intervalo relativamente corto y por ello en el equipo del canciller están insistiendo en que ya exista claridad en la ruta, para tomar todas las previsiones del caso.
Otra aduana, acaso definitiva, es la opinión del propio presidente López Obrador, quien puede inclinar la balanza, más allá de las mediciones, como ocurrió en 2017, cuando el entonces delegado Ricardo Monreal encabezaba la mayoría de los estudios demoscópicos, pero bastó uno para que lo desplazaran de sus aspiraciones de buscar despachar en el Palacio del Ayuntamiento en la Ciudad de México.
El presidente tampoco jugará con fuego, por lo que es indispensable que quien él respalde cuente también con los números suficientes y esté en posibilidades de no arriesgar lo que está comprometido para el 2024.
Si bien la candidatura presidencial será la más relevante, hay que tener en cuenta que hay otras posiciones centrales como las gubernaturas y, por supuesto, la Ciudad de México.
La determinación, cualquiera que sea, significará un reto para Morena y su unidad. Por eso en Palacio Nacional están urgiendo para que se aceleren las cosas.
Van a tener que hacer trabajo político para evitar que las inconformidades y el desánimo de los desplazados o desplazada, no afecten la viabilidad del proyecto al que están sumados.
El propio Mario Delgado ha señalado que le tienen que bajar a la guerra sucia para evitar rupturas. Lo primero no ocurrirá, arreciará en los próximos días y hasta el momento de la definición y lo segundo dependerá de las expectativas de futuro que pueden ofrecerles a los participantes en lo que es una suerte de contienda preliminar.
Es ahí donde Adán López Hernández, el secretario de Gobernación, le puede prestar el mejor servicio a su jefe, aceptando que no estará en la contienda, pero a la vez mostrándose como brazo político que serene los ánimos o los encauce.
Seguramente lo hará así, porque no tiene posibilidades de jugar en la periferia o con otras fuerzas políticas. La fuerza con que ahora cuenta es también su debilidad, porque todo proviene de la voluntad presidencial.
Para nada es el caso de Marcelo Ebrard, quien sí tiene un espacio propio y que inclusive es capaz abrevar de electores opositores y reacios al morenismo y tiene una ascendente nada despreciable en el Partido Verde.
Es su momento, pero al parecer se le está complicando, porque no es el favorito, es demasiado liberal y demócrata para serlo, pero al final acatará lo que se determine, porque parece dudoso que se lance a una aventura y menos sin tener apoyos opositores serios.
A estas alturas son pocas las posiciones que pueden ofrecerle y le atraigan, pero no luchará contra molinos de viento y menos mientras López Obrador siga ejerciendo el poder.
Sheinbaum no se saldrá del guión de intérprete fiel de la voluntad del titular del Ejecutivo. Esa sujeción es la que la dota de posibilidades reales de convertirse en la candidata y sería absurdo el buscar otras posibilidades o narrativas.
En el remoto caso de no ser la elegida, se disciplinará al menos en los aspectos formales y no intentará hacerle las contras a otro aspirante si está legitimado por López Obrador.
@jandradej
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