“La sentencia me desilusionó bastante". El caso Yeritza y la tentativa de feminicidio

EMEEQUIS.– Yeritza Bautista sobrevivió a las manos de su agresor. Fueron usadas como armas cuando las puso sobre su cuello para intentar terminar con su vida. La policía lo detuvo en flagrancia pero, ni eso motivó que fuera procesado de manera eficaz. 

Cuando denunció la agresión, el Ministerio Público minimizó las lesiones argumentando que no dejaron marcas, ni eran visibles para validar que se trataba de un intento de feminicidio. En un primer momento lo clasificaron como violencia familiar, dejándola sin medidas de protección ni garantías para no volver a ser agredida.  

Tras dos años y medio de proceso, descalificaciones y violencia institucional, la defensa de Yeritza logró reencauzar la investigación para ser juzgada como una tentativa de feminicidio.

El pasado 6 de septiembre, el Poder Judicial de la Ciudad de México determinó que el agresor era culpable, pero le dieron una pena mínima de 11 años 8 meses. 

“La sentencia me desilusionó bastante, se me hacen unos años mínimos. Tengo una compañera que por violencia familiar le dieron mínimo 9 años. Creo que las penas están desproporcionadas, no tienen ninguna relación con los delitos”, cuenta Yeritza. 

Frente a limbos legales para acreditar el delito, la sentencia fue pionera para casos de tentativa de feminicidio por estrangulamiento, sin embargo, especialistas aún notan muchas deficiencias en el tratamiento de estos casos y una tendencia por ocultar feminicidios bajo la figura de ahorcamiento, al investigarlos como presuntos suicidios. 

De acuerdo con un análisis realizado por Data Cívica, recabando los datos de mortalidad del INEGI, durante 2021 fueron asesinadas 567 mujeres por lesión letal de ahorcamiento o ahogamiento. Una tendencia que se muestra al alza desde el año 2017.

Las Estadísticas de Defunciones de INEGI apunta que del total de homicidios de mujeres a nivel nacional, entre el 14 al 18% ocurren por ahorcamiento o ahogamiento, 

Del año 2000 a 2021, los actas de defunción clasificadas como homicidios señalan que 8 mil 448 mujeres fueron asesinadas bajo estas causas. Lo cual representa que cada año, en promedio 384 mujeres han muerto por asfixia; 32 casos al mes, 8 mujeres cada semana. 

En contraste con los homicidios de hombres, donde el promedio es de 5 al 7% causados por ahorcamiento o ahogamiento. Siendo la violencia armada la principal causa de fallecimientos entre este género. 

DEFICIENCIAS EN NECROPSIAS E INVESTIGACIÓN DE FISCALÍAS: OCULTAN FEMINICIDIOS

En los registros de mortalidad del INEGI, entre diversas causas se encuentran la lesión letal por ahorcamiento y ahogamiento, ambos conceptos son diferentes, aunque se refieren a tipos de asfixia. El uso incorrecto de conceptos puede provocar, en algunos casos, falta de debida diligencia e investigaciones profundas con perspectiva de género. 

Especialistas alertan que estas figuras suelen ser usadas de manera incorrecta por fiscalías para ocultar casos de feminicidios. 

“Es una manera muy fácil de ocultar los feminicidios por parte de personal forense de fiscalías. Confunden conceptos para el caso de un feminicidio, si se trata de un estrangulamiento o un ahorcamiento”, asegura Carlos Olvera González, asesor jurídico de víctimas del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio.

Hay diferentes tipos de asfixia, explica, por estrangulamiento, cuando alguien más ejerce una fuerza sobre el cuerpo; el ahorcamiento, cuando presuntamente se trata de un suicidio; y el ahogamiento, que presume una situación accidental. 

En Observatorio del Feminicidio se ha identificado que la mala utilización de estos conceptos, deficiencias en prácticas de necropsia y la en actuación de fiscalías, permiten que, bajo esta figura, se oculten feminicidios, haciéndolos pasar como presuntos suicidios dentro de una carpeta de investigación. 

“Las Fiscalías cuando ya hay estas necropsias por ahorcamiento, lo único que hacen es justificar el suicidio. La realidad es que al ver las necropsias se esconden detrás reales estrangulamientos o hay cuerpos que fueron golpeados, tienen lesiones, o hay un contexto fuerte de violencia en el caso”, explica Olvera a EMEEQUIS. 

De acuerdo con cifras de mortalidad del INEGI, durante 2021 se registraron 8 mil 432 fallecimientos por suicidio, de los cuales mil 565 de las víctimas mortales fueron mujeres. Del total de casos en el país, 85% fueron a consecuencia de ahorcamiento o sofocación. 

En contraste, durante el mismo periodo, se registraron 978 presuntos delitos de feminicidio en carpetas de investigación, acorde con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Mientras que, durante este año se reportan, hasta el mes de septiembre, 695 casos de feminicidios y 711 víctimas a nivel nacional. 

Ante el aumento de muertes de mujeres por presunto ahorcamiento, el especialista refiere

no hay un recurso legal para reencauzar investigaciones, lo que limita conocer cuántos casos que de primera mano fueron considerados un suicidio, posteriormente se reclasificaron a feminicidio. 

“Cuando las fiscalías no quieren investigar, es muy difícil que las familias logren que lo hagan”, asegura que debido a estas fallas, familias han tenido que presentar dictámenes forenses privados o independientes a los de las autoridades, o en su caso, esperar que otra fiscalía hagan una investigación paralela para llegar otros resultados.

“Hay familias que se ven forzadas a quedarse con investigaciones deficientes y no hay legalmente un recurso que ayude a las familias a reencauzar investigaciones. En un país con tan malas investigaciones no hay ese recurso”, explica el asesor jurídico.

Las protestas por el caso Yeritza.

HISTORIAS QUE OCULTARON FEMINICIDIOS POR SUICIDIOS

Situaciones donde se intentó encubrir muertes por ahorcamiento fueron señaladas como el feminicidio de Mariana Lima, abogada que fue asesinada en junio de 2010, cuya muerte fue reportada por su expareja como un suicidio.

El expolicía Ministerial del Municipio de Chimalhuacán, refirió que su esposa se había quitado la vida al asfixiarse con una cuerda delgada sobre el cuello. Las autoridades no indagaron y el caso se cerró sin investigar a fondo y con perspectiva de género. 

Sin embargo, tras una lucha de más de cinco años, los padres de Mariana: Lauro Lima e Irinea Buendía, desenmascararon la versión oficial de la Fiscalía del Edomex. No era sucidio, sino feminicidio. 

Lograron que el caso fuera tomado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación para emitir la recomendación 554/3 y se consiguió hallar culpable al agresor por el feminicidio. Además marcó un precedente histórico para investigar presuntos casos de suicidio con perspectiva de género, indagando el contexto de las víctimas y agotando todas las líneas de investigación. 

Pese a este avance, nuevos casos han quedado en el limbo entre suicidio y feminicidio. Zyanya Figueroa Becerril, doctora cuyo cuerpo fue encontrado en Puebla durante 2018 y el caso fue tomado como un suicidio. Yolanda Martínez, madre de 26 años que fue encontrada muerta en Nuevo León y las autoridades atribuyeron un suicidio, entre otros. 

Incluso, la responsabilidad y acto de disculpa pública que realizó el mes pasado el gobierno de México, por las omisiones en la investigación de la muerte de la defensora de derechos humanos Digna Ochoa y Plácido. De ser investigado como suicidio, se determinó un caso de feminicidio.  

¿QUÉ PASA CON LAS TENTATIVAS DE FEMINICIDIO?

La complejidad forense en ahorcamientos también afecta a las sobrevivientes de feminicidio, cuyas lesiones son deslegitimadas por ministerios públicos. 

“En tentativas de feminicidio hay lesiones de estrangulamiento donde no ven una tentativa o no las clasifican como lesiones graves”, explica el abogado del OCNF. 

Al igual que en el caso de Yeritza Bautista, jueces y ministerios públicos no perciben los ahorcamientos como un intento de feminicidio, por falta de lesiones visibles de gravedad; o bajo el argumento de que el agresor se contuvo de continuar con el ataque.

Estos casos, al igual que otras formas de violencia de las mujeres logran sobrevivir, son clasificados como violencia familiar o lesiones, pero no como una tentativa de feminicidio, pues no se investigan de manera exhaustiva. 

De 1 millón 158 mil carpetas de investigación abiertas por agresiones contra mujeres de 2012 a 2020; el 68% fueron clasificados como violencia familiar, 32% por lesiones dolosas y menos del 0.05% como feminicidio en grado de tentativa, de acuerdo con la investigación “Las Sobrevivientes Olvidadas por la Justicia”.

“El delito de violencia familiar es una puerta giratoria. Se investiga, se acusa, obtiene una salida alterna de procedimiento para el imputado y sale, además de que paga una reparación del daño muy baja”, afirma Carlos Olvera, quien reconoce que la mala liberación del agresor puede provocar actos de reincidencia. 

“Sale enojado porque fue denunciado y no hay medidas de protección adecuadas. Esto puede generar posteriormente hasta feminicidios”.

Pese a esta falta de actuación de las autoridades, las cifras de defunciones demuestran que cada vez más mujeres son asesinadas por casos de ahorcamiento o ahogamiento. 

@GloriaPE_ 

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