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La derrota de Adán y Alito
Hay derrotados evidentes luego de la pausa en la votación del Senado sobre militarismo: Adán Augusto López Hernández y Alejandro Moreno. El primero porque las presiones que ejerció no le funcionaron y el segundo porque sus colegas no cayeron en sus trampas.
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CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– Tiene mérito lo que hizo la oposición en el Senado. Detuvieron la iniciativa que permite que se utilice al ejército en tareas de seguridad pública hasta 2028, pero hicieron algo más: mostraron que se mantienen firmes en planteamientos que les han permitido funcionar como bloque al PRI, PAN y PRD. Los senadores de MC y del Grupo Plural participaron con el mismo talante.
Es un apenas como un partido de ida en términos futbolísticos, pero hay derrotados evidentes, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, y Alejandro Moreno, el líder del PRI. El primero porque las presiones que ejerció sobre diversos senadores, inclusive llamadas telefónicas y reuniones de última hora, no le funcionaron y el segundo porque sus colegas de partido no cayeron en sus trampas, al menos no los suficientes para que la historia fuera otra.
En efecto, para la 4T era indispensable que la minuta de la Cámara de Diputados se respaldara en sus términos. Por eso, en las últimas horas, operaron para buscar los votos que les hacían falta y por momentos existió la percepción de que lo estaban logrando.
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Tenían cómo hacerlo y les ha funcionado. El caso de Alito es el más escandaloso, porque vive con la amenaza perenne del juicio político y la posibilidad de terminar en prisión, pero en Bucareli aprietan donde hay que apretar y cuando se ofrece. La lección es que ya no les está resultando tan sencillo.
Lo que estaba en juego, después de todo, era algo más que la propia iniciativa y se perfilaba ya en los escenarios del 2023 y 2024. Cada quien se tenía que hacer responsable de sus decisiones.
Los chantajes estuvieron a la orden del día, sobre todo los que señalaban que se dejará a la población sin seguridad, lo que es falso. Sin duda se tendrá que resolver qué hacer con la Guardia Nacional y cómo apoyarla para que sea una institución policial adecuada a los desafíos que tendrá que enfrentar, pero no puede ser bajo la lógica de los albazos o los caprichos.
Mario Zamora, el sinaloense, recibió presión cuádruple. La del exgobernador Quirino Ordaz, la del mandatario actual, Rubén Rocha Moya, la del propio Alito y para rematar la del secretario de Gobernación, pero resistió.
Lo del embajador en España fue una franca majadería, porque a Ordaz le debería dar vergüenza tratar de influir en quien fungió como candidato de Va por Sinaloa y lo dejó a su suerte. Rocha Moya, en cambio, transita en la confusión y pretende no darse cuenta de lo que ocurrió en la elección en la que ganó. Fuerzas muy oscuras lo cobijan y ojalá se dé cuenta para poder sacudírselas.
Alito equivocó la jugada al pretender que también en el Senado fungieran como sus defensores de oficio y López Hernández no tuvo cómo hacerle.
Pero Zamora es sólo una muestra de cómo estuvieron las cosas y de cómo se pueden poner. El asunto no está concluido y la devolución del dictamen a las comisiones de Puntos Constitucionales y Estudios Legislativos es solo una pausa.
En cambio, hay otros, como Manuel Añorve, también priísta, que ahora celebran la posposición de las votaciones, cuando en realidad es un entusiasta de las barbaridades de sus colegas en la Cámara de Diputados. Ahora afirma que quiere enriquecer el dictamen. Todos saben que el guerrerense ya estaba alineado para favorecer la militarización. Inclusive, la periodista Leticia Robles identificó la camioneta del senador por Guerrero en las oficinas de Gobernación, poco después de la sesión.
Dante Delgado, que ya se cuece aparte, reveló que “se han utilizado las prácticas más perversas, mezquinas, inimaginables para agraviar, ofender y lastimar la independencia de las decisiones de los senadores”.
Ricardo Monreal, el coordinador de Morena, ofreció discutir con más calma e inclusive establecer controles parlamentarios al despliegue de las tropas. Otro aspecto es el de fortalecer a las policías municipales y estatales, el problema es que eso ya estaba pactado desde el 2019 y se incumplió, como tampoco se mantuvo el carácter civil de la Guardia Nacional.
Una sesión importante, pero todos saben que victorias y derrotas pueden ser momentáneas, y más en un escenario tan complejo. Por lo pronto, Va por México tomó oxígeno, aunque hay que ver si alcanza para su recuperación, porque además hay un desafío todavía mayor: la reforma electoral.
Las discusiones apenas inician, pero es un enigma cómo actuará el PRI en San Lázaro y si sus acuerdos con Morena sólo eran en el tema de la utilización de la Armada Permanente hasta el 2028, o ya abarcan otros campos legislativos. Pronto se sabrá.
@emeequis
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