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Una extraña encomienda para la SEP
Más allá de la confianza que AMLO le tiene a Leticia Ramírez Amaya, no parece tener las credenciales necesarias para un desafío como la Secretaría de Educación Pública. ¿Cuál será su encomienda además de cuidar las relaciones sindicales?
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CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– Leticia Ramírez Amaya es una funcionaria de la entera confianza del presidente López Obrador y por eso la nombró secretaria de Educación. Más allá de la eficiencia que ha mostrado en otras actividades y en particular las de Atención a la Ciudadanía, y aunque es maestra normalista, no parece tener las credenciales necesarias para un desafío de esas dimensiones.
Tampoco es que Delfina Gómez tuviera una trayectoria significativa en el campo de la pedagogía o la academia, pero todos sabían que estaba solo de paso para apuntalar su candidatura en el Estado de México. Deja un desastre, pero eso a nadie sorprende.
Por lo que implica, despachar en Educación Pública tiene una dimensión política innegable. Las relaciones con el profesorado nacional, la atención a millones de niños, los estira y afloja con el sindicato más grande del continente, la diversidad de problemas y oportunidades que esto genera, la vuelven una posición estratégica. Pero ya se sabe, cada general decide cómo y con quién va a la guerra, si las circunstancias se lo permiten.
López Obrador no parece estar muy interesado con esos vericuetos y quizá por ello ocurre lo que ocurre. La 4T, a estas alturas, está muy claro que no será de mucho provecho para el sistema educativo, sino al contrario.
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Hace algunos años, Emilio Chuayffet, al recordar a Jesús Reyes Heroles en su desempeño como secretario de Educación, señaló que era “culto hasta la erudición, moralmente intransigente, claro e impecablemente dialéctico, impuso a sus enseñanzas, la virtud de su propio ejemplo.” Otra época, en efecto.
¿Cuál será la encomienda de Ramírez Amaya? Quizá la de aceitar la relación con la CNTE, la que por momentos se tensa, aunque son aliados de la 4T. La nueva secretaria sí tiene cómo hacerle, porque fue integrante de esa corriente.
También puede ocuparse de desmontar lo poco que queda de la Reforma Educativa que se impulsó en el anterior gobierno. Ya no hay mucho, porque en eso sí han sido bastante eficientes.
Lo que no hará es transformar la educación. El tiempo ya se agotó y las barbaridades que se quieren imponer en los libros de texto y los planes educativos, quedarán como anécdota de un despropósito, o serán factor de una crisis de dimensiones incalculables.
LOS COLEGAS DE JOSÉ VASCONCELOS
Los presidentes se miden en la conformación de sus equipos de trabajo y en ellos el tema educativo es uno de los de mayor relevancia.
Al paso de los años, por el despacho en la calle de Argentina, en el centro de la Ciudad de México, han pasado los personajes más disímiles.
El presidente Álvaro Obregón designó a José Vasconcelos como responsable de la Educación.
Gustavo Díaz Ordaz optó por Agustín Yáñez, mientras Luis Echeverría se inclinó por Víctor Bravo Ahuja. José López Portillo tuvo dos secretarios de Educación, Porfirio Muñoz Ledo y Fernando Solana.
Miguel de la Madrid designó a Jesús Reyes Heroles y a Miguel González Avelar. Con Carlos Salinas de Gortari, la Secretaría de Educación Pública vivió en una suerte de vorágine con Manuel Bartlett, Ernesto Zedillo, Fernando Solana y José Ángel Pescador Osuna.
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Ernesto Zedillo tuvo dos titulares de esa área, Fausto Alzati y Miguel Limón Rojas. Vicente Fox encontró estabilidad en Reyes Tamez Guerra. Con Felipe Calderón despacharon en la SEP, Josefina Vázquez Mota, Alonso Lujambio y José Ángel Córdova Villalobos.
Para Enrique Peña Nieto las designaciones resultaban claves dentro del esquema del Pacto por México y por ello nombró a Emilio Chuayffet, Aurelio Nuño Mayer y Otto Granados Roldán.
López Obrador lleva tres, Esteban Moctezuma, Delfina Gómez y Leticia Ramírez Amaya.
LOS DELIRIOS DE LA ALCALDESA DE TIJUANA
Siempre hay un modo de darle la vuelta a las cosas o al menos de intentarlo. Ante la naturalización de las extorsiones en Tijuana, en voz de la alcaldesa Montserrat Caballero Ramírez, quien de plano pidió que los deudores del narcotráfico pasaran a pagar sus cuentas para evitar violencia e incendios, el secretario de Gobernación, Adán López Hernández, reveló que la tijuanense se encontraba en estado de shock, en una especie de delirio por la tensión y porque ya era muy noche. Una descripción reveladora.
@jandradej