Hotel Tijuana: el filtro de migrantes ante el coronavirus

EMEEQUIS.– Hasta sus puertas llegan familias completas que buscan una mejor vida, mujeres solas que huyen de la violencia de género, hombres que esperan vivir tranquilos lejos de su país de origen.

Vienen desde Honduras, Guatemala y El Salvador, principalmente. Están quienes vienen de más lejos, como aquel que llegó desde África, huyendo de los conflictos en su país, Ghana. Y, también, mexicanos que están cansados de la desigualdad en sus comunidades y buscan el sueño americano.

Fue un hotel para turistas y para los encuentros de amantes furtivos antes del coronavirus. Hoy es otra cosa.

Se trata del único hotel en Tijuana, Baja California, que en medio de la crisis sanitaria cambió de giro: de los amores clandestinos al refugio temporal para decenas de migrantes que, pese a la emergencia de salud, no paran, se siguen moviendo por todo el país en busca de un mejor futuro.

Le llaman Hotel Tijuana, Hotel Migrante y Hotel Filtro. Quienes lo dirigen prefieren no decir el nombre real ni su ubicación. “Es por seguridad”, dice en entrevista telefónica Jessica Tapia, jefa de Oficina de Terreno en Tijuana de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). 

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De esas definiciones, la última es la más acertada porque aquel hotel de Tijuana, ubicado en la zona fronteriza, allá donde “empieza la patria”, es una guarida temporal para el migrante que siempre está en movimiento: le permite guardarse durante 15 días –el periodo de aislamiento que han definido las autoridades para evitar contagios tras sospechar que se tiene Covid–, confirmar que no se tiene la enfermedad y aspirar a entrar a un albergue o continuar su camino. 

Tiene 50 habitaciones disponibles y capacidad para albergar simultáneamente a 150 migrantes. 

“Tratamos de cubrir un vacío que se abrió con la llegada del Covid: un espacio de aislamiento temporal para el migrante”, explica la activista.

Surgió porque desde la OIM vieron que a pesar de la Covid, la migración continúa y, sin embargo, como medida preventiva todos los albergues están cerrados desde el inicio de la pandemia. “Esto podría desarrollar otros problemas en la zona fronteriza”, detalla. 

Tiene 50 habitaciones y capacidad para albergar a 150 migrantes. 

LLEGAR AL HOTEL FILTRO

Al “hotel filtro” no se llega fácil, se debe contar con una recomendación. Un albergue que ha cerrado sus puertas y canaliza con el hotel Tijuana, personal de salud que orienta en la puerta de un hospital, gobierno, vecinos. 

Deberán llenar un formato sobre información general, proceso migratorio, si ha tenido síntomas o contacto con una persona contagiada, así como responder si requiere algún tipo de tratamiento específico, si tiene alergia, si los niños requieren pañales, si hay lactancia o leche de fórmula. Es decir, todo lo que ayude a la organización a valorar el caso. “Así sabemos si estamos en condiciones de apoyarles sin ponerlos en riesgo”, dice Jessica.

Una vez aprobado su ingreso, se les traslada en automóviles privados para evitar que usen el transporte público y exponerlos a un contagio.

Quien llegue hasta el hotel se encontrará con un espacio amplio de muros color naranja. Cruzando la puerta, deberá colocar los pies en un tapete sanitizante. Lavarse las manos en un lavabo colocado explícitamente para eso cuando el proyecto arrancó, el 29 de junio pasado. 

Se le tomará la temperatura y se le volverá a preguntar si ha tenido contacto con alguien positivo a Covid o si presenta algún síntoma. Si no hay sospecha, se les da un cubrebocas, una careta y se les toman los signos vitales.

Lo que viene es el registro, establecer un contacto en caso de emergencia, conocer su estatus migratorio y si requiere asesoría jurídica o psicológica. 

No pueden ingresar con alcohol, tabaco –porque es un espacio libre de humo, pensando que el Covid también afecta más a los fumadores–, drogas ni objetos punzocortantes. Si no aparece alguna luz roja, les asignan una habitación.

¿QUIÉN LLEGA AL HOTEL TIJUANA?

Tras abrir sus puertas el 29 de junio comenzaron a llegar migrantes en condición de movilidad. Es decir, todos aquellos solicitantes de refugio en México, de asilo en EU, migrantes mexicanos que llegan a Tijuana por razones diversas y personas extranjeras que buscan cruzar a EU, pero que no han iniciado un proceso migratorio porque todo está cerrado.

La migración, señala Tapia, ha disminuido en número, pero los migrantes que ya estaban en territorio mexicano siguen en movimiento. El Instituto Nacional de Migración reportó una baja en la solicitud de servicios de regularización: si en 2019 se recibían mil 666 solicitudes diarias, en lo que va del año se han reportado mil 139 diarios. 

Este movimiento constante y la llegada de migrantes al norte del país tiene que ver con que escucharon que en la frontera hay trabajo y mayores oportunidades. 

Así llegó una familia completa que radicaba en Monterrey y que al escuchar estos rumores decidieron mudarse a Tijuana, pero lo único que encontraron fue la cerrazón de empleos, viviendas y albergues. Las oportunidades ahí y en Monterrey, eran iguales, casi nulas. 

Pero los activistas han detectado otro fenómeno: se están quedando en las calles personas que ya habían echado raíces en Tijuana, a la espera de poder cruzar a Estados Unidos de forma legal. 

“Nos han llamado personas que están en la calle con todas sus pertenencias, incluida la cama, ya habían iniciado un proceso migratorio, pero se quedaron sin empleo y sin poder pagar la renta. Ellos también están buscando apoyo”. 

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A la lista se unen los que la pandemia los agarró en un albergue, pero ante la necesidad de seguir enviando recursos económicos a sus familias, optaron por salir a buscar trabajo y no encontraron.

“La mayoría de las personas que hemos recibido han sido familias con niños pequeños, seguidas de hombres viajando solos y finalmente hemos tenido 4 mujeres solas”, enumera Jessica. 

Las habitaciones están habilitadas para familias pequeñas o de hasta seis personas, así como para hombres y mujeres solos.

CUARENTENA COMO PREVENCIÓN

Las habitaciones están acomodadas para albergar familias pequeñas, hasta familias de seis personas, a hombres y mujeres solos. Hay una sección para cada tipo de personas. 

La única regla del Hotel Tijuana es que al entrar aceptan permanecer 15 días dentro de su habitación. Sólo se puede salir cuando se hace la limpieza y deberán permanecer en una silla cerca de la puerta de su cuarto. 

La comida se les deja también ahí, en envases desechables biodegradables y, más tarde, alguien pasa a recoger la basura.

Si alguno de los huéspedes requiere apoyo psicológico o asesoría legal puede obtenerla a través de su celular o por una tablet prestada por 15 días, a través de una videollamada con miembros de otras organizaciones de la sociedad civil que han encontrado en la tecnología una forma más de apoyar a esta población. 

Este hotel filtro es la única iniciativa en Baja California que busca reducir los contagios entre migrantes en un país en el que, consideran los activistas, más de 100 mil personas en esta condición están en riesgo. 

@AleCrail