IMSS le diagnóstica gastritis, era infarto; vive, pero endeudado

Salvó su vida contrayendo una deuda con un hospital privado, incosteable para su nivel de ingresos. Busca que el IMSS asuma costos, pero la institución rechaza sus demandas, con el aval de la CNDH de Rosario Piedra. El 38% de las quejas resueltas por la CONAMED se originaron en la institución de salud que dirige Zoé Robledo

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EMEEQUIS.― El miércoles 19 de abril, Ángel Bejarano Ortíz, de 69 años de edad, derechohabiente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS),  fue llevado por sus familiares al Hospital General de Zona N° 32, de Santa Úrsula Coapa, en la Ciudad de México, con un intenso dolor en el pecho.

No lo sabía, pero se hallaba en plena crisis cardíaca. Para su mala fortuna, el médico que lo atendió, Mario Pedraza Luna, tampoco atinó a determinar la verdadera causa de la dolencia: ordenó un electrocardiograma, un estudio de enzimas, administró un suero con una fuerte dosis de analgésico, diagnosticó gastritis, y despachó al paciente a su casa, condicionando el reingreso por una serie de causas gástricas consignadas en el documento de alta médica que extendió. En efecto, el dolor parecía haber cedido.

Cuando volvió a su casa, Ángel Bejarano experimentó de nuevo la dolencia, ahora más intensa. Guiados por el diagnóstico del médico del IMSS, los miembros de la familia decidieron buscar una consulta con un gastroenterólogo particular, ya que observaron que el paciente no cumplía con los síntomas que condicionaban su reingreso a la clínica.

Una vez en el hospital particular, a donde Ángel llegó doblado de dolor, la gastroenteróloga les dijo que no era un problema gástrico: estaba sufriendo un infarto. Fue atendido de emergencia por cardiólogos y después de una intervención y tres días en terapia intensiva, logró salvar la vida, pero con una deuda mortal que ha sometido a la familia a un infierno. 

El IMSS se niega a cubrir los gastos, a pesar de admitir inicialmente la violación de protocolos médicos establecidos por la por la insitución de salud, y hasta la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de ha puesto a su favor.

― Actualmente continúo mal ―relata Bejarano en entrevista con EMEEQUIS. Gracias a que estoy haciendo ejercicio mi corazón elevó un poco su funcionamiento. Pero continúo con síntomas, me sigo haciendo estudios, y todo esto impide que yo siga trabajando como debe de ser, y esto repercute en no tener ingresos. Ya soy una persona grande, y no puede estar supeditado a quién te aporta dinero. En el (Instituto Nacional de Cardiología) Ignacio Chávez me hicieron una gammagrafía, no me la cobraron afortunadamente. Pero de todo modos, el traslado, hay que pagar taxis, y de dónde agarra uno para ello. Me pasaron a tronar definitivamente con esta mala acción…

En 2022, la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed), recibió 16  mil 214 inconformidades presentadas por usuarios de servicios médicos, 6.4 % más que en 2022. De ellas, 752 merecieron atención inmediata, y de estas, 294 fueron propiciadas por conflictos relacionados con los diagnósticos médicos.

Es digno de observación el hecho de que de 1 mil 5 quejas concluidas, 382 (38%) se originaron en hechos ocurridos en el IMSS.

“IMSS VIOLÓ SUS PROPIOS PROTOCOLOS”

Angel Bejarano es periodista, y ha ejercido su profesión como reportero y conductor radiofónico en distintos medios informativos a lo largo de su vida. Después del ciclo pandémico del coronavirus, y el incremento de la edad, sus posibilidades laborales se redujeron. Pero ahora, tras su infarto y la deuda que contrajo para atenderlo, como resultado de un mal diagnóstico en el IMSS, todo se ha complicado.

Él mismo lo relata: “Yo llegué al área de urgencias del IMSS debido a un fuerte dolor en el pecho. Pensé que era un problema de gastritis porque desde mi época de estudiante padecí. El doctor que me atendió, Mario Pedraza Luna, es un doctor sin experiencia en cuestiones cardiovasculares, es sólo médico de medicina familiar, partero. Me hizo un electrocardiograma y un estudio de enzimas cardiácas. Salí negativo, pero cuando él sospecha que es un problema de corazón, tienen que realizarse varios estudios adicionales, de acuerdo con el protocolo que tiene el propio IMSS, y que determina que deben de realizarse varios estudios”.

En efecto, la “Guía de práctica clínica de diagnóstico y tratamiento del infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST en Mayores de 65 años” del IMSS, establece que los electrocardiograma, deben ser seriados, a espacios de entre 15 y 30 minutos, cuando hay sospecha de un problema del corazón, toma de radiografías, biomarcadores de daño miocárdico, estudios no invasivos de isquemia en pacientes que no vuelvan a presentar dolor ECG.

Pero a Bejarano sólo le realizaron un electrocardiograma, y el resto de los pasos no fueron seguidos por el médico: “Tenía que quedarme entre seis y ocho horas para que me estuvieran estudiando. Se suspendió el dolor, pero se suspendió porque me pusieron un suero con un analgésico muy fuerte, ellos argumentan que no era angina de pecho. Y entonces me dan de alta. Yo le dije al doctor: ‘Yo requiero que me vea un especialista’. Me respondió: ‘En este momento no hay especialista, usted tiene que acudir a su clínica’. Le dijo mi esposa que si iba a mi clínica me iban a dar cita hasta después, y esto urgía. No quiso el doctor. Me dieron de alta. El médico no cumplió con el protocolo IMSS”.

Una vez en su domicilio de Iztapalapa, el paciente experimentó un dolor aún más intenso. “Y considerando que podía ser efectivamente dolor de gastritis, porque, pues uno no es médico, mi hijo habló al Hospital Ángeles para que me atendiera un gastroenterólogo. En el camino me puse muy mal, y ya llegué infartado. Lo curioso es que ellos (IMSS) me ponen en el documento de alta ‘cita abierta o en caso de alarma de control de dolor, sangrado en vómitos, evacuaciones oscuras’, en referencia a la parte digestiva, y nada hace referencia a la parte cardiáca. Ellos consideraban que era cuestión digestiva. Y leyendo que en sólo en el caso de estos síntomas regresara, pues dice mi hijo: “Vamos a buscar a un gastroenterólogo”.  

De acuerdo con la queja presentada por Bejarano Ortíz ante el Órgano de Operación Administrativa Desconcentrada Sur del IMSS en la Ciudad de México, el dolor era tal, que en el trayecto al hospital privado “sus síntomas se agravaron” y al llegar “le fue imposible bajar por su propia cuenta del vehículo”. El dolor ya era insoportable. 

“Cuando llegamos al hospital ―relata el paciente― la gastroenteróloga nos dice: ‘Esto no es cuestión de gastro, lo voy a pasar con un cardiólogo’. Y ya estaban esperando. Me hacen estudios rápidamente, detectaron que tenía una arteria tapadisima, me hacen un cateterismo y me ponen dos stents en la arteria. Sin embargo, ven que mi situación era muy delicada porque mi corazón estaba trabajando a menos del 30% de sus capacidad, por lo que pudiera darme otro infarto, y me llevan a  terapia intensiva por tres días”. 

Y subraya: “Lo que me han dicho los doctores que he visto después es que si hubiera regresado me hubiera muerto ahí. Y aún así estuve en riesgo de morir, después del cateterismo y la colocación de dos stents, tres días en terapia intensiva porque mi corazón no estaba funcionando bien”. 

DEUDA MORTAL

Ángel Bejarano salvó la vida, pero quedó endeudado. La cuenta por esos tres días se elevó a 362 mil pesos, más cien mil del médico, a quien se le están pagando sus honorarios fuera del hospital.

“No cuenta uno con ese dinero. Se tuvo que recurrir a préstamos para poder solventar los gastos. Al otro día salí, y tuve que pagar casi 9 mil pesos de medicamentos. Actualmente me están dando medicamentos, pero la deuda está presente. Yo como periodista, dejé de percibir ingresos desde hace cinco años, entonces imagínate la situación económica tan endeble que estamos atravesando”.

― ¿Por qué no te fuiste directamente a un hospital de asistencia pública donde hay servicios altruistas? 

― De hecho me quedaba más cerca el (Instituto Nacional de Cardiología) Ignacio Chávez, y como, insisto, yo sí padecí de gastritis, y vinculado a sus estudios nimios, que determinaron que el problema era gástrico, pues por eso me fui al Hospital Ángeles, a una consulta nada más. Mi hijo iba a pagar la consulta con el especialista, la gastroenteróloga. Desgraciadamente en el camino, esa angina de pecho, como dicen coloquialmente, se transformó en un infarto al miocardio. Estaba tapadísima una de las arterias principales. Si yo hubiera sabido que era un problema del corazón, yo llego al Ignacio Chávez en 15, 20 minutos. Y aunque yo soy derechohabiente del IMSS, pues me hubieran atendido ahí en cuestión de urgencias. Ya que si era una cuestión de gratuidad, pues hubiera estado a todo dar. Pero iba con la idea de que era un problema gástrico, porque te confías…

LA QUEJA

El 17 de mayo, el derechohabiente presentó una queja ante el Órgano de Operación Administrativa Desconcentrada Sur del IMSS en la Ciudad de México, cuyo titular es el médico Luis Rafael López Ocaña.

La respuesta fue en defensa del médico y la insistencia en que el actuó adecuadamente, a pesar de la evidente violacion a los protocolos médicos: “Se hizo la primera denuncia. Contestó el IMSS que no había razón para que me cubrieran los gastos. El fallo final de ellos dice que se cumplió con el protocolo, y que si yo me fui al Hospital Ángeles, fue por decisión personal y que si yo tengo esa deuda es por no haber acudido a urgencia del IMSS. Pero, ¿cómo voy a regresar si ellos me están poniendo, en el documento de alta, que sólo en los casos específicos que señalan? No me hubieran admitido o me hubieran botado ahí otra vez con suero, y con un analgésico. Porque el doctor no tenía la capacidad para determinar que era un problema de corazón. Entonces mi hijo presentó un recurso de inconformidad, y el  resumen más amplio todavía, en qué incurrieron mal”.

Además, de acuerdo con el relato expuesto en el recurso de inconformidad, interpuesto el pasado dos de septiembre, funcionarios de la dependencia habían aceptado en principio la violación a los protocolos médicos.

En el mismo, se alude a una llamada telefónica de la licenciada Miroslava Sánchez de la Oficina de Investigaciones Laborales de la instancia ya citada, quien manifestó que se identificaron algunas “anomalías u omisiones” en la práctica de los estudios que practicados al paciente el 19 de abril en la clínica 32.

Además, el 8 de agosto en su representación del paciente, compareció su hijo Alan Oliver Bejarano Velasco, donde ratificó el contenido del escrito, así como también, fue sometido a interrogatorio por parte de la representación de la sección XXXV del sindicato del IMSS.

“Al finalizar dicha actuación, mi hijo le consultó a la licenciada Miroslava Sánchez a qué se refería con lo que señaló en la llamada telefónica, por lo que dicha servidora pública manifestó que se había constatado que no se practicaron la totalidad de los estudios para identificar de manera correcta la causa de las dolencias, asimismo, señaló que el Dr. Mario Pedraza Luna, carecía de la especialidad en cardiología, razón por la cual, no podía identificar de manera acertada que no se trataba de un padecimiento gástrico, tal y como fue determinado”.

Hasta ahora, explica Ángel Bejarano, “no han contestado este recurso de inconformidad. Estamos en espera de su respuesta. Seguramente ellos van a insistir en que actuaron bien. Porque si tu ves lo que dice el doctor, el reporte, dice: “en pacientes con parámetros clínicos con dolor intenso epigástrico, se deben realizar pruebas de enzimas cardíacas. (…) Sin embargo, al contar con parámetros de síndrome coronario agudo, sin elevación del segmento ST, se debe de monitorear en el área de urgencias, sin efectuar un alta hospitalaria con la finalidad de determinar una curva enzimática a las cuatro o seis horas posteriores y administrar de manera profiláctica un anticoagulante’.

“Mismos que no fueron administrados. Simplemente vieron el primer electro, vieron el primer estudio de enzimas, y me dijeron, ya se quitó el dolor, ya vete a casa, ya no hay ningún problema”.  

Para fortalecer su defensa, Bejarano Ortíz acudió a la CNDH a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), pero se pusieron del lado de la institución que encabeza Zoé Robledo: 

“Un tal licenciado Linares que en este momento no recuerdo de qué área es, se mostró supuestamente muy interesado, y le hicieron llegar un documento al IMSS. Pero el IMSS les turno la misma respuesta que a nosotros, ya con eso la comisión se dio por satisfecha porque tenía razón el IMSS. Mi hijo habló con el tal licenciado Linares y respondió: “No, no, no… El IMSS actuó bien, ya no hay nada qué hacer”.

@estedavid

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