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Un poco de esperanza: al coronavirus no le gusta el calor
Científicos encuentran correlación entre climas fríos y lugares donde los brotes de coronavirus han sido más severos. México está fuera de esa franja de temperatura, pero los autores señalan que son datos preliminares.
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EMEEQUIS.– Hasta ahora, los grandes brotes del nuevo coronavirus se han dado en zonas con temperatura promedio entre 5 y 11 grados centígrados y humedad relativa de 47% a 79%.
Esto no es decir que el calor mate al virus. Actualmente hay infecciones y brotes menores en países más calurosos o más secos.
Lo que significa es que la propagación del virus es favorecida por el frío y la humedad. De acuerdo con científicos del Instituto de Virología Humana de la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland, de la Global Virus Network y de las universidades de ciencias médicas iraníes de Teherán y Shiraz, en su estudio “Análisis de Temperatura y Latitud para Predecir la Potencial Propagación y Estacionalidad del Covid-19”, publicado el 10 de marzo.
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Los autores son cautelosos al señalar que los datos aún son preliminares. No es posible descartar que, durante el desarrollo de la pandemia, pudieran registrarse grandes focos de infección fuera de la franja entre las latitudes 30ºN y 50ºN en la que se han producido.
De todos modos, se animan a proponer que, “empleando el modelaje de clima, puede ser posible predecir cuáles son las regiones con mayor riesgo de propagación de COVID-19 en las próximas semanas”. México no es una de ellas.
SIMILITUDES EN PUNTOS DE BROTES
Los investigadores revisaron la temperatura y la humedad relativa de los puntos donde ocurrieron los grandes brotes, entre noviembre de 2019 y febrero de 2020, y encontraron importantes similitudes en temperatura y humedad relativa (ver tabla).
En el mapa (ver mapa) de gradientes de calor, que es parte de este informe, se puede comprobar que todos los círculos negros (de oriente a occidente: Tokio, Daegu, Wuhan, Qom, Milán y Seattle) se encuentran en la misma franja de temperatura promedio en el hemisferio norte.
SI EL VIRUS VIAJA EN AVIÓN…
No es la única explicación de por qué se han producido en esos lugares. Otra es que, salvo Irán, se trata de países desarrollados con altos niveles de interconexión. Pero eso no permite entender cómo es que los brotes ocurridos en ciudades altamente vinculadas a China, Corea y Japón, y que se encuentran mucho más próximas, han sido comparativamente menores.
A fines de enero, el artículo “Potencial de propagación global de un nuevo coronavirus de China”, publicado en el Journal of Travel Medicine, hizo una correlación entre la densidad de conexiones aéreas (medida en miles de pasajeros anuales) entre nueve ciudades chinas y Hong Kong y los 50 aeropuertos internacionales más conectados, y el Índice de Vulnerabilidad a Enfermedades Infecciosas (IVEI) de cada destino: la hipótesis era que los destinos más vinculados a China recibirían más personas infectadas, pero los que tuvieran un IVEI más bajo (o sea, un sistema de salud más débil) tendrían mayores posibilidades de desarrollar un gran brote de coronavirus.
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Las ciudades de Bangkok (Tailandia), Taipei (Taiwán), Seúl (Corea del Sur) y Tokio (Japón) reciben la mayor cantidad anual de pasajeros provenientes de China, entre 800 mil y 1 millón 360 mil.
Como el IVEI de las dos primeras es más bajo, se pronosticó que sería ahí donde el virus tendría mayor impacto –especialmente en Bangkok–, y no en las dos últimas (en tonos de verde).
Pero ocurrió lo contrario: los que enfrentan grandes brotes son los países que tienen mejores sistemas de salud pero son más fríos, y no los tropicales. En este lapso, Bangkok registró temperaturas promedio de 31ºC.
En el mismo sentido, otro indicio que parece confirmar la hipótesis es que tanto en Irán como en Italia, los grandes brotes se concentran en la regiones del norte, que son más frías y húmedas y tienen mayor acceso a servicios médicos, mientras que en las zonas pobres y más calientes del sur han tenido menor virulencia.
PROPAGACIÓN HACIA EL NORTE
En los países más afectados, gobiernos como el de España han mostrado expectativas de que el aumento estacional de las temperaturas contribuya a superar la crisis.
Los autores del primer estudio que mencioné no especulan al respecto. Plantean, en cambio, que con base en las temperaturas registradas en marzo y abril de 2019, es posible “hacer predicciones tentativas sobre la propagación potencial” del coronavirus hacia “áreas justo al norte de las áreas actualmente en riesgo”, lo que podría incluir el noroeste y el medio oeste de Estados Unidos, la Columbia Británica, las Islas Británicas, Europa Central y Oriental, Manchuria, Asia Central y el Cáucaso.
Se trata de un análisis simplificado, como aclara el coordinador del informe, el doctor Mohammad Sajadi, profesor del Instituto de Virología Humana de la Universidad de Maryland, y hace falta confirmar el pronóstico en las semanas que vienen.
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Aunque quizás no se produzcan brotes abrumadores como los que hemos visto en las zonas más afectadas, no hay duda de que la pandemia golpeará a México y América Latina y sería fatal aflojar las campañas de prevención. Un mal manejo gubernamental de la crisis o una falta de respuesta de la población podría anular trágicamente cualquier posible ventaja que tengamos.
Parece, sin embargo, que el calor ayuda. Por ahora. Ya veremos cuando siga aumentando, décima de grado por décima de grado.
@temoris