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PRI, los que se van y los que siguen en la pelea
Extraña la salida de Osorio Chong y otros senadores del PRI, no porque no fuera predecible, sino porque la temporalidad abre paso a las conjeturas. Nada habrían perdido por esperarse al 2024.
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CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– Hace ya varios años, durante la euforia que empezaba a generar Cuauhtémoc Cárdenas, le pregunté a un destacado líder de las juventudes priistas, Ramiro de la Rosa, por qué no abandonaba las filas de su partido y se sumaba a una propuesta que en el discurso pretendía recobrar los postulados de la Revolución Mexicana. Respondió que “tenía toda la vida para no estar”.
Esto viene a cuento, por las renuncias que ha sufrido el PRI en las últimas semanas y especialmente por las de un grupo de senadores encabezado por Miguel Ángel Osorio Chong.
Quien fue secretario de Gobernación argumenta que no hay espacios para hacer política en el que fue su partido. Se queja de sus dirigentes y anuncia la creación de un nuevo grupo.
Sorprende que se sientan fuera de la jugada los que han tenido y tienen altas posiciones. No se van militantes de corrientes marginadas, sino senadores de la República, quienes han llegado a Secretarías de Estado y gubernaturas.
Más aún porque tienen responsabilidades y obligaciones de carácter político, las que provienen de la derrota del 2018 y todo lo que ello ha generado. Es como en el fútbol, hay que dejar la piel para recuperar el balón, cuando este se pierde en la zona de peligro.
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Es imposible que evadan los enormes desafíos que hay en el presente y que obvien, o de plano menosprecien, lo que les toca hacer en el partido al que pertenecieron hasta este lunes.
Sostienen que hay distancia con lo que hoy postula el PRI, pero no concretan en la denuncia, no aclaran dónde está el quiebre, porque la evidencia indica que el viejo partido ha resistido y acompañado las expresiones ciudadanas de defensa del INE y el TEPJF.
Que se ha ganado poco, pues sí, pero hace casi seis años se perdió lo más relevante y ello es una historia que comparten.
El problema es el momento. Está en proceso la elección de quien abanderará al Frente Amplio por México. Se tiene que reconocer que Alejandro Moreno, Marko Cortés y Jesús Zambrano, abrieron las puertas a la participación ciudadana y con un método democrático.
Ese es el mérito y nada menor, porque es lo que puede permitir la configuración de una candidatura presidencial exitosa y, por ende, la construcción de bancas legislativas robustas.
Una extensión, por cierto, de la eficacia mostrada en 2021, donde avanzó en la Cámara de Diputados y se ganaron la mayoría de las alcaldías en la Ciudad de México.
En esa jornada a nivel nacional, la oposición, es decir PAN, PRI, PRD, incluyendo a MC, obtuvieron 22.9 millones votos, frente a los 21 millones de Morena y sus aliados.
Las gubernaturas han dejado un sabor amargo, ni hablar, pero los datos, que recopiló y analizó María Amparo Casar en la revista Nexos, revelan que las oposiciones lograron 12.91 millones de sufragios y los morenistas 12.61 millones de votos.
Hay pelea, pero muchas veces esto queda nulificado porque se atiende más a las pasiones que a los hechos. En realidad, no existe una catástrofe a nivel de respaldo ciudadano, sino la falta de alianzas aún más vigorosas.
Rubén Moreira, el coordinador del PRI en San Lázaro, describió la situación al señalar que es tiempo de definiciones, que más allá de los partidos, de lo que se trata es de trabajar para que el Frente Amplio por México funcione. La disyuntiva está planteada, es eso o favorecer a Morena, aunque ello no sea deliberado.
Después de todo, el presidente López Obrador ya esbozó lo que pretende después de la elección del 2024, militarización, ya irreversible de la Guardia Nacional, debilitamiento del INE y elección popular de ministros y magistrados para supeditar el poder judicial al ejecutivo.
Por eso extraña la salida de Osorio Chong, no porque no fuera predecible, sino porque la temporalidad abre paso a las conjeturas y, más aún, a análisis puntuales sobre su alcance y significado.
Nada habrían perdido por esperarse al 2024, si su lógica es la de mantenerse en el cuadrante opositor. Es más, Claudia Ruiz Massieu, otra de las renunciantes, pudo generar enormes simpatías y posibilidades en el esquema de selección frentista, lo que estuvo valorando hasta hace apenas unos días.
@jandradej
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