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La decisión más importante de Sheinbaum
La salida de Claudia Sheinbaum de la Jefatura de Gobierno, a partir de este viernes, mueve piezas en el tablero capitalino. Si quien la sustituya no tiene el perfil adecuado, podría afectar su proyecto político.
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CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– Sólo Marcelo Ebrard terminó el periodo para el que resultó electo como jefe de Gobierno de la Ciudad de México. Todos los demás, Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, Miguel Ángel Mancera y ahora Claudia Sheinbaum, salieron antes de cargo para buscar la Presidencia de la República o una posición en el Senado.
La capital del país es centro del poder político y, por ello, quienes la gobiernan suelen aspirar a cruzar la calle que separa el viejo Ayuntamiento del Palacio Nacional.
Hasta ahora nadie ha logrado semejante hazaña, ya que el propio López Obrador lo hizo, pero 12 años después de dejar la Jefatura.
Los motivos de los descalabros son diversos, pero por regla general provienen de las urnas, como ocurrió con Cárdenas en 1994 y con el propio López Obrador en 2006.
En lo que respecta a Mancera, el temblor de 2017 y sus consecuencias, requirieron de una atención de tiempo completo y donde la única agenda razonable era la de procurar el bienestar de los afectados.
Mancera tuvo la entereza de concentrarse en lo que era más importante y desechó aspiraciones y proyectos para el 2018, pero llegó al Senado bajo el paraguas de la alianza del PAN, PRD y MC.
La Ciudad de México, ante la realidad de las urgencias políticas de sus gobernantes, ha tenido que acostumbrarse a que estos sean relevados en el trayecto final de sus periodos.
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Quienes se encargaron de gobernar de modo interino, lo hicieron de la manera adecuada y hasta imprimieron su propio toque al tramo de gestión que les correspondió.
Eso ocurrió con Rosario Robles, Alejandro Encinas y José Ramón Amieva. Los dos primeros retuvieron el poder para su partido.
Robles profundizó en una agenda de libertades y amplió los derechos de las mujeres, e inclusive resultó fundamental para que el PRD sorteara la prueba de las urnas. Sin su operación y capacidad, López Obrador no habría derrotado a los panistas.
Encinas, por su parte, también obtuvo resultados relevantes y parte de ellos significaron la llegada holgada de Ebrard, quien, a su vez, seis años después, participó en la votación más amplia que haya recibido un candidato a la Jefatura de Gobierno, que es la que logró Mancera.
Amieva enfrentó una situación muy distinta, en la que la ola de Morena crecía y se volvía imbatible en la capital del país, algo que cambiaría, por cierto, solo tres años después.
Este viernes, Sheinbaum solicitará licencia para dedicarse de lleno a la búsqueda de ser postulada por Morena en la elección del 2024. Su salida mueve piezas en el tablero capitalino, apuntalando o sepultando posibilidades y proyectos.
El sucesor momentáneo, porque así lo prevé la Constitución de la Ciudad de México, será el secretario de Gobierno, Martí Batres. De quedarse en esa posición, lo que es poco probable pero no imposible, cancelaría sus propias aspiraciones y lo ataría a lo que definan liderazgos distintos al suyo. Si nos atenemos a su trayectoria, no debe estar contento con la coyuntura en la que se encuentra.
Nunca se sabe lo que ocurrirá, pero el talante con el que a veces se comporta Batres, no es el más adecuado para encargarse de la gobernabilidad de una ciudad que es politizada y plural.
Rosa Icela Rodríguez, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, quien habría sido un relevó sólido y provechoso en el Ayuntamiento ya se descartó para ello, pero también para buscar eventualmente la candidatura. Prefirió quedarse en el equipo presidencial o eso lo pidieron.
Para Sheinbaum quizá sea una de las decisiones más relevantes que tenga que tomar en lo que respecta a su trayectoria política. Si se equivoca en el perfil de quien se encargará de su oficina, puede comprometer la viabilidad misma del proyecto al que pertenece.
En gran medida la determinación es suya, más allá de las presiones y sugerencias que puedan provenir de Palacio Nacional, porque la oposición en el Congreso de la Ciudad de México no podrá obstáculo alguno, en la medida en que sería contraproducente y hasta antidemocrático hacerlo.
Una de las batallas más importantes del 2024 se librará en la capital del país, donde Morena, de acuerdo con las estimaciones, puede perder, de ahí que sea todavía más delicado el nombramiento de quien jefature el Ayuntamiento.
@jandradej
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