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Una vida homosexual o El clóset nunca se acaba
BEATRIZ RIVAS comenta sobre la nueva obra de Marina Castañeda: “A diferencia de sus libros anteriores, lúcidos ensayos, Una vida homosexual (Grijalbo) es autobiográfico y, tal vez por eso, impresiona y nos invita a una fácil empatía”.
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Arturo Lodfer portando, orgulloso, una falda, botas de tacón y bigote estilo Emiliano Zapata, es el primero en llegar a la explanada del Palacio de Bellas Artes, en una manifestación de apoyo para Fabián Cháirez, cuya obra La Revolución forma parte de la exposición Emiliano Zapata después de Zapata. La reunión también sirve para hacer un llamado por la libertad de los creadores y para defender la pluralidad de ideas.
A raíz de las protestas contra ese cuadro y su intento de que fuera censurado, la pintura, que probablemente hubiera pasado desapercibida, se volvió famosa y suscitó una discusión (y enfrentamientos) que nada tienen que ver con su valor estético o con el hecho de que sea, o no, arte. O que Zapata haya sido, o no, gay. Eso es lo de menos. Lo peligroso e indignante es el ataque contra los homosexuales. La intolerancia vuelve a aparecer en el escenario; de hecho, siempre está ahí, escondida tras bambalinas, lista para tomar el papel protagónico en la primera oportunidad.
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Por eso en este momentos se hace todavía más necesaria la lectura del nuevo libro de Marina Castañeda, conocida por haber publicado, entre otros, El machismo invisible y La experiencia homosexual.
A diferencia de sus libros anteriores, lúcidos ensayos, Una vida homosexual (Grijalbo) es autobiográfico y, tal vez por eso, impresiona y nos invita a una fácil empatía. Siempre las historias personales, con nombre y rostro, nos enseñan y nos conmueven más que los tratados llenos de cifras y encuestas. En estas páginas recorremos, junto con la autora, un camino difícil y valiente. A Marina le tocó “vivir una de las transformaciones culturales más rápidas y sorprendentes de la historia”. Descubrió su homosexualidad a los 13 años, justo en el año del inicio del movimiento de liberación gay, en junio de 1969, con las manifestaciones contra una redada policial en el Stonewall Inn, un bar gay en Greenwich Village, Nueva York. Así que han compartido la misma lucha (y los mismos tropezones) desde hace 50 años.
Castañeda, de profesión psicoterapeuta, ha recibido en su consultorio a muchos homosexuales, o a sus padres, y esto le ha dado una experiencia que pocas personas poseen.
Hay varias lecciones esenciales en Una vida homosexual. La primera, es que no es importante saber por qué una persona es homosexual, sino encontrar la mejor manera de vivir su homosexualidad para conseguir una vida plena, productiva y feliz.
Marina también nos dice que los que más se preocupan y rechazan la homosexualidad de una persona son precisamente sus papás, quienes con más amor deberían aceptarlos. Sus prejuicios los hacen tratar de que se “curen”, obligarlos a regresar al “buen camino” y hasta amenazarlos. Con esta actitud, los padres solo terminarán por perder a sus hijos. Irremediablemente.
“La homofobia (que va mucho más allá del rechazo a la homosexualidad) es, de muchas maneras, un crimen no solo contra el amor, sino contra los valores en teoría más preciados por la sociedad”. Así, “los prejuicios dañan no solo a las minorías discriminadas, sino a toda nuestra sociedad”. Es cierto, una sociedad manipulada por estereotipos, una sociedad contaminada por odios irracionales, es una sociedad enferma y, por lo tanto, todos sus miembros salen perdiendo. Los derechos de los homosexuales no deben disociarse de los derechos humanos.
Nuestra sociedad es profundamente machista. Resulta que este libro nos muestra que las sociedades más misóginas son las más homofóbicas. Machismo y homofobia caminan de la mano y van dejando a su paso, sin piedad, mujeres violadas, agredidas o muertas (diez al día); gays y lesbianas rechazados, atacados, asesinados (más de mil quinientas víctimas desde 1995).
No todo es negativo. La autora le dedica un capítulo completo al aspecto positivo de la homosexualidad. Aunque no parezca, hay muchas ventajas, sobre todo para las mujeres. Sí, ser lesbiana o gay tiene sus diferencias: la homosexualidad no se vive de la misma manera si eres hombre o mujer. Este es otro estereotipo, entre muchos otros, que Castañeda destruye.
Marina nos advierte de que a pesar de los enormes avances de los últimos cincuenta años, todavía estamos a años luz de cantar victoria y que “en la actualidad ninguna minoría discriminada debe sentirse definitivamente a salvo.” Cierto y doloroso: basta preguntarle al muchacho que fue brutalmente golpeado, afuera de Bellas Artes, solo por pertenecer a la comunidad LGBT+.
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La frase que más me impresionó de Una vida homosexual dice que “el clóset nunca se acaba, por más que uno piense que está fuera de él.” Después de mucho meditarlo, decides hacer abierta tu homosexualidad, pero los rechazos y prejuicios siempre te obligan a regresar, aunque sea de vez en cuando, a la protección del anonimato.
Marina Castañeda concluye: “Espero que a los lectores de este texto -tanto hetero como homosexuales- les ayude a reflexionar sobre lo que significa vivir en una época de cambios radicales ante un futuro impredecible, para bien y para mal.”
@Brivaso