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Xóchitl, la candidatura inevitable
Hizo un buen papel al frente de la alcaldía Miguel Hidalgo, es una senadora comprometida y trabajadora, no improvisa ocurrencias, por lo que al interior del PAN harían muy mal en cerrarle el paso. Lo más probable es que se enfrente a Clara Brugada o Rosa Icela Rodríguez por Morena, y no al policía Omar García Harfuch
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CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS. Cuando uno conversa con Xóchitl Gálvez es imposible no pensar en la probabilidad de que se esté ante la próxima jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
Conoce la capital del país, tiene experiencia administrativa, hizo un muy buen papel al frente de la Miguel Hidalgo y es una senadora comprometida y trabajadora.
“Tengo muy claro lo que hay que hacer”, ha dicho en diversas ocasiones y ello empalma con la aspiración ciudadana de volver a contar con una administración eficiente, que atienda la falta de agua, los niveles de contaminación, ejerza de modo racional los recursos, le de mantenimiento al Sistema de Trasporte Colectivo y que recupere su independencia ante el poder federal.
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En las últimas semanas se ha dicho que inclusive pudiera aspirar a la candidatura presidencial de Va por México, pero ha dejado muy claro que esa no es su tirada. Se lo dijo a Marco Levario, el director de Etcétera hace semanas, y se lo repitió a Ciro Gómez Leyva en días pasados.
Conocedora y pragmática, no se va a separar del objetivo que se planteó y para el que ha estado afanándose desde hace tiempo. Xóchilt es estudiosa, se documenta y no improvisa con ocurrencias, lo que también es un aliciente en un momento tan complejo.
Curiosamente, su llegada al Palacio del Ayuntamiento significaría, también, el recobrar el aire progresista y el talente que permite la pluralidad, la discusión y los acuerdos. A estas alturas es claro el daño que causa el déficit en la operación política y en la construcción y deliberación democrática.
No es integrante del PAN, pero se desenvuelve en el cuadrante institucional, pero sin renunciar a sus opiniones y libertad. Se desenvuelve con soltura en el Senado y abona a la fracción a la que está adscrita.
En el panismo harían muy mal en cerrarle el paso, lo que sería inútil de todas formas, porque la definición de la candidatura será, por necesidad, amplia, es decir, midiendo de modo realista la factibilidad de cada aspirante. Lo que está en juego es mucho y lo saben los liderazgos en territorio.
Por lo pronto, Marko Cortés y Andrés Atayde, el jefe nacional y local, le han expresado que hay juego abierto, con la condición de que las postulaciones sean competitivas, asignatura ya superada por la senadora.
Xóchitl, a estas alturas, es una candidata inevitable. Las encuestas la colocan en una posición envidiable que supera a aspirantes como Santiago Taboda y Lía Limón.
En la oposición, lejos de carecer de prospectos, los hay, además de los ya mencionados, se cuenta con perfiles como los de Adrián Ruvalcaba o Luis Espinosa Cházaro, pero ello, lejos de complicar las cosas, fortalece las oportunidades.
A estas alturas, es factible que el PAN, PRI y PRD se alcen con un triunfo en la Ciudad de México. Los números así lo muestran, y eso se explica porque el electorado chilango es politizado y liberal. Las movilizaciones en defensa del INE, si bien no responden a una lógica de partidos, sí muestran a una sociedad que no está dispuesta a que se debilite a las instituciones y se derruya la democracia.
La oportunidad de Xóchilt, además, radica en que el aspirante más aventajado de Morena, Omar García Harfuch, no lo será en realidad. Tiene en contra que es policía y que se formó en una etapa que no le gusta nada a los integrantes de la 4T. Sus fortalezas son debilidades a la hora de pasar por el tamiz ideológico que pesa y mucho.
Más probable es que la disputa por la Ciudad ocurra ante Clara Brugada o Rosa Icela Rodríguez, quien a mi juicio es la verdadera candidata de Palacio Nacional, pero a la que, por sus tareas en la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, se le está privando de un tiempo de oro para iniciar sus actividades en busca de la candidatura.
Los próximos meses serán cruciales y es ahí donde la política, la buena, es la que está en posibilidades de construir una alternativa. Existe una ruta clara y por ella transita Xóchilt desde hace tiempo, ganando simpatías día con día, lejos de los grandes aparatos partidistas, pero no alejándose tampoco de la utilidad que pueden proporcionarle a la hora de la verdad, en las campañas.
@jandradej
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