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La oscuridad que vendrá de Matamoros
Lo de Matamoros es un asunto tenebroso cuyas consecuencias no van a quedar solo en las condenas que ha hecho la Casa Blanca, sino que impactará en el proceso electoral de Estados Unidos y será utilizado por republicanos radicales para insistir que México es un Estado fallido.
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CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– Es estremecedor. Desde el viernes quedó en video el testimonio del secuestro de cuatro ciudadanos de los Estados Unidos ocurrido en Matamoros, Tamaulipas. Con el sol a radiar, les dispararon, los agarraron y los subieron a una camioneta. Los delincuentes vestían chalecos tácticos y portaban armas largas. Nadie hizo nada y la policía nunca llegó.
Las imágenes serán una marca, una muestra del miedo con el que la ciudadanía tiene que enfrentar al fenómeno de la criminalidad y a sabiendas de que las fuerzas de seguridad suelen estar coludidas o de plano trabajar para los bandidos.
Esa es la realidad tamaulipeca, donde grupos armados patrullan desde la frontera con Brownsville y llegan a Nuevo Laredo y Reynosa.
Por eso, el Departamento de Estado colocó a Tamaulipas como un lugar al que no hay que viajar, que es la máxima alerta que ellos emiten, el nivel cuatro, y donde sus empleados diplomáticos tienen que mantenerse, en todo momento, en un radio de cercanía con las oficinas de los consulados.
En la Fiscalía de Tamaulipas afirman que iniciaron las investigaciones desde el primer momento, pero no fue sino hasta el lunes cuando se intensificó la búsqueda y eso porque el FBI emitió un comunicado denunciando el secuestro y ofreciendo 50 mil dólares de recompensa a quien proporcionara información que pudiera servir para dar con el paradero de Latavia Mc Gree, Eric James Williams, Shaeel Woodard y Zindell Brown.
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También se estableció un grupo de investigación e inteligencia, que se coordinó con sus homólogos al norte del Río Bravo y ello permitió que el martes, en el ejido El Tecolote, en el kilómetro 10 de la carretera a Playa Bagdad, fueran encontrados los norteamericanos, pero por desgracia, dos de ellos ya sin vida.
Hasta ahora no hay mucha claridad de quiénes están detrás del crimen, pero todo apunta al Grupo Escorpión, una banda de sicarios del Cártel del Golfo que en su momento fue creada para proteger a Antonio Cárdenas Guillén, “Tony Tormenta”.
Los clanes han imperado en esa región por décadas, aunque sus pleitos y rupturas relatan la historia de una de las organizaciones criminales más violentas y donde inclusive saltaron a la fama Los Zetas, desertores del Ejército contratados por Osiel Cárdenas y que luego obtuvieron rango propio.
¿Cuál fue el móvil para atentar contra los estadounidenses? ¿Por qué lo hicieron? Lo primero quizá se debió a que imaginaron que las víctimas eran haitianos y que podían significar una amenaza. Lo segundo es lo más relevante, los secuestraron porque pueden hacerlo, porque ahí, a unos metros de los Estados Unidos, ellos son los que mandan. En líneas generales, eso es lo que se llama control territorial.
Es un asunto tenebroso, oscuro, y cuyas consecuencias no van a quedar solo en las condenas que ha hecho la propia Casa Blanca, sino que impactará en el proceso electoral y será utilizado, por republicanos más radicales, para insistir que México es una especie de estado fallido.
Para colmo, la situación le viene muy bien a Dan Crenshaw, quien insiste en que los narcotraficantes sean catalogados como terroristas y que pueda enfrentarlos el Comando Norte. Esto no ocurrirá, pero el terreno está abonado para acciones más enérgicas.
Más aún, cuando se escucha al familiar de una de las víctimas decir que “es como un mal sueño del que desearías poder despertar. Ver a un miembro de tu familia tirado en la parte trasera de un camión y arrastrado, es simplemente increíble”.
Además, los hechos, como es natural, tuvieron una repercusión en las grandes cadenas de televisión en Estados Unidos y en los diarios de más influencia.
Por ello, a las autoridades encargadas de la seguridad en territorio mexicano, de poco les servirá la cantaleta de que se lucra con la tragedia, porque lo que urgen son resultados y entre ellos, ejemplos claros de que se procederá contra el crimen organizado.
Podría decirse que hechos violentos hay en todos lados, aunque es difícil encontrar un nivel de drama similar, pero lo que ocurrió en Matamoros tiene ya otra dimensión, por las características de los afectados y por el momento mismo en el que sucedió.
Continuar en la negación, no admitiendo que hay una grave crisis por los niveles de violencias, no hará sino elevar los riesgos, con todo lo que ello puede implicar inclusive en el corto plazo. Sí, Matamoros es un síntoma de una enfermedad mucho mayor.
@jandradej
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