Caso Matamoros. Escala discurso intervencionista entre poderosos de EU, advierte experto

"La idea de una intervención militar en México por parte de Estados Unidos no es una idea mafufa o una idea que esté en el imaginario colectivo". El experto Víctor Hernández advierte que se conjugan varios factores para fortalecer un discurso intervencionista. “Los familiares de ciudadanos estadounidenses desaparecidos tienen una larga historia, en casos como Irán y Corea del Norte, de presionar para que se tomen acciones".

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EMEEQUIS.– Por primera vez desde el siglo XX, las pulsiones de una intervención militar estadounidense en México no son “una idea mafufa que esté en el imaginario colectivo, sino en una constelación de personajes en puestos de toma de decisiones”.

Así lo advierte el maestro en inteligencia y seguridad internacional por el Kings College de Londres, Victor Hernández: “Tenemos a diferentes burocracias de los tres poderes de la unión en los Estados Unidos, de diferentes organizaciones como la DEA, como el Comando Norte dentro del propio Departamento de Defensa, que ya van en la misma línea de que el gobierno mexicano está rebasado, de que hay que reclasificar a los cárteles como organizaciones terroristas, y tomar esas medidas activaría todo el marco jurídico que tiene el gobierno norteamericano para perseguir extraterritorialmente estos tipos de delitos (…)”.

Las alternativas posibles de intervención  estadounidense para combatir militarmente a los cárteles tiene varias opciones de formato, de acuerdo con el especialista: una campaña de ataques aéreos, una operación de mantenimiento de la paz, “digamos, propiamente la ocupación de varias provincias y regiones en México; destrucción de laboratorios de fentanilo desde aviones no tripulados, lanzamiento de misiles desde embarcaciones”, señala el también coordinador del diplomado en seguridad nacional de la Ibero-Puebla. 

TE RECOMENDAMOS: MATAMOROS: SEÑALAN “CONFUSIÓN” COMO HIPÓTESIS Y CRECE PRESIÓN DE ESTADOS UNIDOS

¿Qué hay el día de hoy? Presiones para Estados Unidos y su presidente ante un vecino que ha preferido el “dejar hacer, dejar pasar”. 

Víctor Hernández, que también es profesor investigador en seguridad nacional en la Universidad Autónoma de Puebla y en la Universidad Panamericana, advierte también la potencial peligrosidad que se da a casos como el de Matamoros, donde cuatro ciudadanos estadounidenses fueron secuestrados y dos de ellos asesinados:

“Los familiares de ciudadanos estadounidenses desaparecidos tienen una larga historia, en casos como Irán y Corea del Norte, de presionar, ya se a través de los tribunales o a través de los medios de comunicación, o yendo directamente con el representante de su distrito, para que se tomen acciones. Eso pasó por ejemplo con el caso LeBarón (familia a la que le asesinaron varios miembros en sonora, incluidos niños): lograron que un juzgado de Dakota del Norte reconozca a una organización criminal mexicana como narcoterrorista”.

López Obrador y Rosa Icela Rodríguez este martes en la mañanera. Foto: Galo Cañas / Cuartoscuro.com.

―Se ha visto mucho en redes la comparación de una posible intervención en México con lo que ocurrió con Manuel Antonio Noriega (presidente de Panamá, apresado en 1a capital de dicho país en 1989 bajo la imputación de por proteger grupos de narcotraficantes), tal vez algo caricaturesca la comparación, tal vez no…

Depende de qué tan invasiva es la medida y de si el gobierno mexicano decide jugar con sus reglas o no. Bien podría decir la Sedena, evitemonos la humillación, evitemonos los incidentes, vamos a hacer como que estamos de acuerdo´’; o también puede darse la instrucción: ´este es espacio aéreo soberano, esto es territorio soberano, cualquier aeronave, cualquier unidad que entre aquí, estamos legitimados para defender nuestro territorio…’ Y eso provocaría un incidente de proporciones desconocidas…

Karine Jean_Pierre dijo que la agresión era “inaceptable”. 

“No sé si la lógica va por ahí, algo teatral de llegar a la Ciudad de México y apresar al presidente López Obrador… Ahorita son ideas que están en el terreno narrativo, pero no me sorprendería que ya más cerca de las elecciones, que empiecen otra vez a redactar planes preliminares, a estudiar ya con seriedad la propuesta, y eso es lo que preocupa; que esta es la primera vez, desde el siglo XX, en que, la idea de una intervención militar en México por parte de Estados Unidos no es una idea mafufa o una idea que esté en el imaginario colectivo, sino que ahora sí ya vemos una constelación de personajes, en puestos de toma de decisiones, que si se les deja rienda suelta, seguramente sí podrían materializar esta política, a lo mejor no este año, pero sí el que viene”.

UN HILO QUE ENCENDIÓ ALERTAS

“Se está articulando en un discurso congruente de tomar acción unilateralmente ante el fracaso de las autoridades mexicanas para detener el narcotráfico hacia EEUU”. Así empezó un hilo de Twitter Víctor Hernández, el cual fue seguido de cerca por cientos de usuarios de la red social. 

Un hilo que causó inquietud. 

Víctor Hernández: la idea de una intervención militar en México por parte de Estados Unidos no es algo fuera de la realidad. 

ESTADOS UNIDOS: MARCAJE PERSONAL

Fueron varios funcionarios de alto nivel los que expresaron este día su preocupación antes los micrófonos o en redes sociales, y en sus palabras dejaron sentir que la nación más poderosa del mundo no se iba a quedar mirando: 

El congresista estadounidense Dan Crenshaw, quien ha insistido en la participación armada de Estados Unidos, publicó un tuit esta mañana en el que volvió a la carga contra el presidente de México, tras la noticia de los dos americanos muertos: “Es hora de que autoricemos la fuerza militar contra ellos. ¿Estás escuchando, @lopezobrador_? Nos encantaría que seas socio. Ayúdanos a ayudarte”.

Por su parte, Karine Jean-Pierre, vocera de la Casa Blanca, en conferencia desde Estados Unidos, dio sus condolencias a los familiares de los estadounidenses muertos y dijo que “la prioridad es llevar a los sobrevivientes a un lugar seguro y apoyar a las familias de las víctimas mortales”.

“Los ataques a ciudadanos estadounidenses son inaceptables, no importa dónde o bajo qué circunstancias ocurran, continuaremos trabajando cercanamente con el Gobierno Mexicano para asegurar que haya justicia en este caso”, sentenció. 

El fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, ofreció su “más sentido pésame” a las familias de los cuatro estadounidenses secuestrados en México. Agregó: “Me informó el FBI, que está trabajando con las autoridades mexicanas. Oficiales de alto rango están trabajando de cerca con nuestra contraparte del Departamento de Estado”.

Y el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, fue visto ayer entrar a Palacio Nacional y salir de ahí con un gesto peculiarmente serio. Este martes publicaría una carta en la que afirma que es hora de actuar contra los cárteles. 

‘‘Este ataque contra nuestros ciudadanos demuestra la imperante necesidad de actuar contra los cárteles”. En la misiva señaló: “Estos hechos de violencia son un trágico recordatorio que nos exige reafirmar el compromiso de nuestros gobiernos para asegurar nuestra frontera compartida y fortalecer el combate a las organizaciones criminales trasnacionales. Sabemos que es posible, y lo tenemos que lograr, ya que de ello depende el bienestar de nuestros ciudadanos”.

La carta de Ken Salazar.

EL FANTASMA DE NORIEGA

En agosto de 1989, fuerzas estadounidenses desplegaron una operación militar para apresar a Manuel Antonio Noriega, “el hombre fuerte de Panamá”, bajo la acusación de proteger las actividades grupos de narcotraficantes, lavado de dinero y delitos contra la humanidad. Dos semanas después de la invasión, las fiuerzas de noriega se rindieron, éste fue apesado, trasladado a Estados Unidos, y juzgado en 1992.

―Se ha visto mucho en redes la comparación de una posible intervención en México con lo que ocurrió con Manuel Antonio Noriega ―se le comenta al especialista Vçitor Hernández― , tal vez algo caricaturesca la comparación, tal vez no…

― Híjole, no lo sé. Lo de venir y apresar al presidente López Obrador, no sé si la lógica va por ahí, algo teatral de llegar a la Ciudad de México y apresar al presidente López Obrador… Ahorita son ideas que están en el terreno narrativo. Depende de qué tan invasiva es la medida y de si el gobierno mexicano decide jugar con sus reglas o no. Bien podría decir la Sedena, ‘evitemonos la humillación, evitemonos los incidentes, vamos a hacer como que estamos de acuerdo’; o también puede darse la instrucción: ‘este es espacio aéreo soberano, esto es territorio soberano, cualquier aeronave, cualquier unidad que entre aquí, estamos legitimados para defender nuestro territorio…’ Y eso provocaría un incidente de proporciones desconocidas…

Agrega: “Pero no me sorprendería ya más cerca de las elecciones, que empiecen otra vez a redactar planes preliminares, a estudiar ya con seriedad la propuesta, y eso es lo que preocupa; que esta es la primera vez, desde el siglo XX, en que, la idea de una intervención militar en México por parte de Estados Unidos no es una idea mafufa o una idea que esté en el imaginario colectivo, sino que ahora sí ya vemos una constelación de personajes, en puestos de toma de decisiones, que si se les deja rienda suelta, seguramente sí podrían materializar esta política, a lo mejor no este año, pero sí el que viene, entonces sí hay que ponerle atención al debate norteamericano…”

“De entrada ―explica Hernández―, hay que reconocer que entre los personajes que han propuesto esta idea de que el gobierno norteamericano entre de lleno, hay muchos formatos, hay cosas muy modestas entre comillas, como por ejemplo militarizar completamente la frontera, sellarla, que en sí misma es una operación multimillonaria, no creo que el ejército federal norteamericano se pueda dar el lujo de tener soldados haciendo labores de patrulla fronteriza; hasta las versiones más extremas que es: a ver, ocupemos ciertas provincias en México, que haya control territorial, porque también ese es la lección que han tenido los norteamericanos de Yemen, de Siria, que la superioridad aérea es condición necesaria pero no suficiente para ganar una campaña, entonces a lo mejor dicen, okay, necesitamos presencia en el terreno…”

Agrega: “Históricamente los norteamericanos son el Rey Midas, pero al revés: en lugar convertir en oro lo que tocan, lo convierten en un desastre. Durante el Siglo XX, Estados Unidos patrocinó, organizó, directa o indirectamente, en Latinoamérica, una serie de golpes de estado, una serie de campañas para desestabilizar a gobiernos democráticamente electos en el continente americano y eso ha dejado cicatrices en Chile, en la Argentina, en Brasil.

“Entonces digamos no es exagerado recordarle al gobierno norteamericano que no tiene el expertis para estas cosas. Es un equipo de fútbol que ha perdido casi todos sus partidos, pero lo que se le celebras la cantidad de partidos que ha jugado no entonces cuál es el problema el gobierno norteamericano no tiene realmente mucho conocimiento del terreno”.

SINTONÍA INSTITUCIONAL

Víctor Hernández, Premio a la Negociación como juez en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (2016), explica que la idea de una intervención militar ha ido ganando espacios en el discurso institucional de la estructura estatal estadounidense:

“Lo que empezó como una serie de declaraciones aisladas, poco a poco ha ido agarrando tracción en los Estados Unidos y se está convirtiendo en un discurso un tanto más articulado, de diferentes formatos, en los cuales las fuerzas armadas norteamericanas podrían participar del esfuerzo de la guerra contra el narcotráfico. Hay desde propuestas muy modestas que lo que implican es militarizar la frontera y desplegar a las guardias nacionales norteamericanas y al propio ejército federal para sellar cada kilómetro de la frontera, hasta versiones más invasivas como la que en su momento se planteó Donald Trump y sus asesores de realizar una campaña de ataques quirúrgicos contra conocidos laboratorios de fentanilo o líderes de organizaciones criminales, un poco imitando lo que ya habían hecho los Estados Unidos en Libia en Irak, en Afganistán, en Siria, y por supuesto en su momento quien detuvo esa idea del Presidente Donald Trump justo la cúpula militar estadounidense”.

“Lo que llama la atención es que hemos visto incidentes esporádicos en donde esto se mencionaba y no tenía mayor trascendencia, pero ahora sí tenemos a diferentes burocracias de los tres poderes de la unión en los Estados Unidos,  diferentes organizaciones como la DEA, como el Comando Norte dentro del propio Departamento de Defensa, que ya van en la misma línea de que el gobierno mexicano está rebasado, de que hay que reclasificar a los cárteles como organizaciones terroristas, y tomar esas medidas activaría todo el marco jurídico que tiene el gobierno norteamericano para perseguir extraterritorialmente estos tipos de delitos”.

El experto observa que si bien este tipo de mensajes de guerra e intervención son muy atractivos para el público norteamericano en periodos electorales, “porque al final es una sociedad con una sinergia permanente con sus fuerzas armadas y culturalmente entusiasta y participante de la guerra”, si hay aspectos que marcan diferencia:

“Creo que sí hay un cambio, uno en cantidad, porque normalmente eran comentarios muy aislados que aparecían de forma esporádica en el discurso político estadounidense, pero también hay un cambio en el origen de estas declaraciones. Si hacemos una historia de los últimos 10 años, habría que empezar primero con esta idea que tenía el presidente Donald Trump de intervenir militarmente en México, pero ahora tenemos ya por ejemplo actores en el Poder Judicial: un juez de Dakota del Norte le dio una indemnización a la familia Le Barón tras el asesinato de su familia en territorio mexicano, y parte de la sentencia que emite este juez de circuito implica el reconocimiento de al menos esa organización criminal, la responsable del ataque, como organización narcoterrorista”.

Insiste: “Vemos ahora a los propios funcionarios del gobierno, es decir, funcionarios del gobierno demócrata de Joe Biden como la directora de la DEA, quejándose abiertamente en comparecencias públicas de la falta de cooperación de México en temas de antinarcóticos. Tenemos por ejemplo la declaración del comandante del Comando Norte el 2021, que en una conferencia de prensa conjunta dijo abiertamente que México había perdido control de una tercera parte de su territorio frente a los cárteles… Es decir, ya lo que estamos viendo es que no sólo son las burocracias antinarcóticos o ciertos políticos, al azar, los que dicen esto (que hablan de la intervención), sino que ya estamos viendo estas quejas de funcionarios en activo del gobierno de Joe Biden, de representantes de la oposición, del Poder Judicial, de la propia burocracia militar estadounidense, lo cual debe ser muy preocupante porque justo quien detuvo a Donald Trump, quien le dijo ‘esto es una locura, lo que estás intentando hacer’, fue justo la cúpula militar estadounidense”.

Aquel episodio, explica el especialista, ocurrió en el periodo de transición entre Enrique Peña Nieto y López Obrador: “Fundamentalmente lo que ocurrió fue que en el momento en que el presidente Donald Trump y su círculo cercano empezaron a pedir la redacción de borradores o de planes preliminares de cómo se vería una campaña contra el narcotráfico en México, intervino el propio secretario de Defensa, el Estado Mayor Conjunto, y lo que dijeron es, a ver, vamos a parar el tren de pensamiento, ni siquiera vamos a continuar con los borradores, porque México es un país aliado”

Y el razonamiento de la cúpula militar norteamericana, explica, fue evitar “enviar un mensaje no sólo de traición a los mexicanos sino en general a quienes les han dado su voto de confianza en otras partes del mundo, porque entonces parecería que su postura es: si tú nos ofreces tu colaboración, tu amistad, de todas maneras estaríamos dispuestos a una acción militar en tu contra. Lo veían desde esa perspectiva diplomática y eso es lo que al final acabó por desactivarlo”.

Pero ahora, “aunque ganara otro demócrata, la presión y los mensajes siguen ahí, ya no sólo de los republicanos, sino dentro de la propia administración de Joe Biden”.

Muy en particular, refiere, la propuesta que ha generado revuelo, es una ley adicional que otorgaría poderes especiales al Presidente Joe Biden para involucrar a las Fuerzas Armadas norteamericanas en operaciones contra el narcotráfico, “y el truco está en que la narrativa ha ido cambiando de una narrativa de cooperación con el gobierno mexicano a una narrativa de, pues bueno, si ustedes no pueden, nosotros vamos a tomar cartas en el asunto y vamos a realizar estas acciones quieran ustedes o no”.

Lo que queda muy claro, dice Víctor Hernández, “es que el Ejército Mexicano no es rival para las fuerzas armadas estadounidenses, y que una resistencia de esa naturaleza fracturaría para siempre la relación bilateral y cualquier intento de construir un vecindario amable en América del Norte”.

CASO MATAMOROS

Sobre el caso de los cuatro ciudadanos estadounidenses secuestrados en Matamoros este fin de semana, dos de los cuales aparecieron asesinados, Víctor Hernández dice que no deben tomarse a la ligera: 

“Los familiares de ciudadanos estadounidenses desaparecidos tienen una larga historia, en casos como Irán y Corea del Norte, de presionar a los tribunales, ya sea a través de los tribunales o a través de los medios de comunicación, o yendo directamente con el representante de su distrito, para que se tomen acciones. Eso pasó por ejemplo con el caso LeBarón (familia a la que le asesinaron varios de sus miembros en Sonora, incluidos niños): lograron que un juzgado de Dakota del Norte reconozca a una organización criminal mexicana como narcoterrorista”.  

Y abunda: “El gobierno de los Estados Unidos tiene una serie de leyes que le permiten perseguir ciertos delitos fuera de su territorio, está por ejemplo el Acta Patriota, está la Ley de Protección a Funcionarios y Empleados Federales, está la Ley de Crímenes de Guerra… Son una serie de supuestos de que hay ciertas actividades que afectan de manera especial a los intereses norteamericanos y que por tanto se van a perseguir y se van a sancionar sin importar si se cometieron en su territorio soberano”.

“LOS COSTOS SERÍAN ALTOS”

― ¿Los Estados Unidos tendrían algún tipo de costo tras un despliegue de fuerzas militares en México?

― “Sí, los costos son muy altos. Hay que entender que en Estados Unidos no hay apetito para una nueva guerra desde los desastres de Afganistán y de Irak. Los norteamericanos son particularmente torpes al momento de conducir operaciones de contrainsurgencia, eso es muy claro en sus intervenciones en Vietnam y en el Medio Oriente, y por eso las últimas intervenciones norteamericanas en otras partes del mundo han sido bastante más acotadas.

“Por ejemplo, en Libia, al momento de expulsar a Muamar Gadafi o en Siria en la lucha contra Bashar Al Assad, la intervención norteamericana ha sido acotada solamente a ataques aéreos, hay muy poca presencia de personal en el terreno, únicamente fuerzas especiales que están haciendo rol de asesores o dan entrenamiento a fuerzas locales. Pero el público norteamericano eh pues se cansó de que sus hijos, sus soldados, regresaran fallecidos de una guerra que en realidad no representaba una amenaza inmediata para los Estados Unidos.

“Se trataba desde una lucha ambigua no de promover la democracia, de combatir el terror, que bueno, pues son eslóganes interesantes pero que en la práctica a la hora de materializarlos pues son demasiado conceptuales.

“Entonces, hay que entender que México es un territorio muy muy grande, mucho más grande que Irak, mucho más grande que otros despliegues que ha tenido el ejército norteamericano, el terreno es muy difícil, muy parecido a Afganistán en lo montañoso y en lo semidesértico, y pues está el riesgo de que al final, pues por supuesto que los cárteles van a reaccionar a cualquier agresión de quien sea, porque siempre reaccionan, ya sea a la policía mexicana o las fiscalías mexicanas o al Ejército Mexicano”.

Pero eso no es todo: “Hay un riesgo también de distraer la atención del gobierno de los Estados Unidos: porque ahorita el conflicto inminente que está escalando es justo el de Ucrania y el ejército estadounidense, en su formato actual, y en su presupuesto actual, no está en condiciones de pelear en dos frentes.  Y ahí sí tienen que elegir muy bien su batalla, si su batalla será en Ucrania, en una guerra convencional con Rusia, o las tácticas irregulares que utiliza el narco en territorio mexicano, y es una operación que seguro costaría miles de millones de dólares. Entonces tampoco queda muy claro de dónde saldría ese presupuesto, si ahorita, pues en general todos los países de la OTAN, después del fin de la Guerra Fría, han reducido sustantivamente sus presupuestos de defensa y el tamaño de sus ejércitos”.

BATALLAS EN EL DESIERTO

Y es que, “cuando uno analiza el costo – beneficio pues quizás los cálculos no salen”, dice el investigador.

“Por ejemplo ―señala―, lanzar un solo misil desde una nave no tripulada o un misil Tomahawk desde un buque, que el propio equipo que se va a lanzar cuesta varios millones de dólares, quién sabe si en realidad eso se traduce en un ahorro para el gobierno norteamericano, pues no sé, en temas de salud por ejemplo, en los gastos hospitalarios de las adicciones… 

Otra condición adversa para una hipotética invasión es la inutilidad de la mismas. Hernández señala que al final la razón por la que existe ese mercado de drogas es porque hay demanda. “Si la demanda fuera en China o en Australia, pues nuestros carteles buscarían trabajar en esas zonas”. Pero el gran mercado de drogas y armas es Estados Unidos, “y los cárteles siguen el dinero”.

Además, expone, “también es un poco fútil quererse pelear con las drogas, es echarse una guerra contra la geografía: la amapola, la hoja de coca, la marihuana, naturalmente crecen en climas semidesérticos, en climas cálidos, tropicales en el caso de Centroamérica. Entonces, pelear con las drogas es como vivir en el desierto de Sonora y declarar ilegal la arena”.

Al final, todo lo que los americanos podrían intentar hacer son cosas que ya hemos hecho acá: quemar plantíos con químicos o físicamente en el terreno; abatir o detener a líderes criminales, o sea, no hay algo nuevo que puedan aportar. Con la salvedad de que el público mexicano es probable que no se tome a bien esa intervención militar, o el propio Presidente, y haya algún intento de resistir a esta intervención militar unilateral.

CONTEXTO GEOGRÁFICO

Otros aspectos en contra de un despliegue de fuerzas, es el propio contexto local y geográfico de México. Y es que no deja de ser un reto, explica Víctor Hernández, “Aventar una fuerza expedicionaria de gente que no habla el idioma, de entrada el español pero además las lenguas indígenas que se hablan en México; sin entender el contexto de que probablemente lo que ellos sabían ya se intentó los últimos 15 años; y con casi ignorancia de que el público mexicano no recibiría con buenos ojos una intervención…”.

Y destaca: “Al final somos hijos de la SEP, y en todos sus programas de educación básica trata de inculcarnos estos sentimientos de sospecha sobre los Estados Unidos, por la Guerra de 1846, por la ocupación del Puerto de Veracruz en 1914…En el imaginario mexicano hay una perenne sospecha respecto de nuestros vecinos, y ese es el problema”.

Añade: “Yo no dudo que ellos estén formulando esto como una política con las mejores intenciones, pero las intenciones no son suficiente para que una medida funcione. En Irak llegaron con la mejores intenciones, en Afganistán, en Vietnam… Y acabaron regresando con el rabo entre las patas después de 15 o veinte años de violaciones a derechos humanos, de emboscadas a su personal, de miles de millones de dólares en equipo militar destruido o abandonado”.

@estedavid

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