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INCIFO, las irregularidades en el registro de muertos en la CDMX
Las autoridades forenses no han dado una respuesta clara a las solicitudes de transparencia sobre las 109 osamentas halladas en 2019. Dos profesionales que trabajaron ahí cuentan las irregularidades que enfrentaron. “Muchas veces entran con alimentos al área de trabajo".
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Por Reptar
EMEEQUIS.– Cuando llega el final, cuando se muere en el abandono, es difícil saber si el cuerpo es tratado de manera digna una vez llegado a las morgues. En el caso de la Ciudad de México, la institución encargada de esta labor es el Instituto de Ciencias Forenses (INCIFO), en la alcaldía Cuauhtémoc.
Sin embargo, el INCIFO ha incurrido en irregularidades en el registro de cuerpos e incluso en la identificación de grandes muestras que han llegado a sus manos. Este fue el caso de las 109 osamentas encontradas en 2019 y que permanecen sin identificar, como lo consignó EMEEQUIS la semana pasada.
En seguimiento a este caso, las autoridades forenses no han dado una respuesta clara a las solicitudes de transparencia, exigiendo en más de una ocasión volver a plantear las preguntas ante cuestionamientos sencillos: ¿Qué fue de las osamentas encontradas en la ciudad? ¿De quiénes eran? ¿A cuántos cuerpos pertenecen?
Respuesta del Tribunal Superior de Justicia de la CDMX, de quien depende el INCIFO, sobre las 109 osamentas.
Los problemas metodológicos del INCIFO van más allá de las osamentas. En el reportaje “IDENTIDAD DESCONOCIDA: LAS 109 OSAMENTAS ENCONTRADAS EN CDMX EN 2019”, EMEEQUIS señaló que durante los últimos cuatro años, de los 20 mil 527 cuerpos que han ingresado al instituto, 3 mil 300 están sin identificar.
Esta casa editorial pudo contactar a dos forenses que trabajaron en este instituto para averiguar más sobre lo que pasa detrás de las puertas de ese edificio. El primero, que pidió se protegiera su identidad, señala que “las osamentas (que llegan a las morgues) no las busca el INCIFO, es la Fiscalía, ellos hacen el levantamiento”.
Una vez que las autoridades hacen el levantamiento, es el Instituto de Ciencias Forenses quien hace el estudio. “Todos los años, todos los meses, (llegan muestras) de distintos tipos de hueso”, es decir, osamentas. Cuenta que incluso han llegado huesos de animales, como perros.
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En la primera parte de la investigación hecha por EMEEQUIS, se señaló la coincidencia del registro de las 109 osamentas (entre noviembre y diciembre) con el hallazgo de un altar de la Unión de Tepito, en 22 de octubre de 2019, en Peralvillo 33, Tepito: 42 cráneos, 40 mandíbulas, 31 huesos largos y hasta un feto dentro de un frasco.
“Supe del hallazgo, el cómo lo localiza la Procuraduría General de Justicia”, explica el perito. Aunque desconoce qué pasó con las osamentas, a dónde fueron remitidas o si fueron comparadas con otros registros, confirma que “tuvieron que acabar en el INCIFO”.
“El INCIFO tiene un sistema de determinación de ADN. Si el material es suficiente, se le tiene que hacer un muestreo para obtener ADN, pero también se pasa a un sistema nacional, y en ese momento (2019) en algún momento se tuvo que pasar para la gente que busca familiares”.
“Diario, diario llegan personas buscando a un familiar” al INCIFO.
Reafirma que ya se tendría que tener resuelto el tema de las 109 osamentas: a cuántos cuerpos pertenecen o si ya están en un sistema de personas desaparecidas.
FALTA DE CAPACITACIÓN DE TÉCNICOS PERITOS
Este exfuncionario señala que “hay una cosa igual de grave, la capacidad de los técnicos (peritos) deja mucho qué desear”.
Detalla que si bien la mayoría de estos profesionales están bien capacitados, “hay varios frijoles negros, vienen de otras instituciones, de la FGR, son inexpertos”. Esto lo atribuye a la venta de plazas por parte de los directivos.
Cuenta que 60 médicos revisan más de 5 mil cuerpos al año y que las manos poco capacitadas “bajan la calidad de la función del perito”.
Como lo señaló una investigación de Reporte Índigo de 2019, el INCIFO ha “prestado cuerpos” a la Universidad del Conde (privada) para realizar prácticas de cirugía estética (incluso antes de que se les realice la necropsia de ley). Sobre esta polémica, el entrevistado informa que esta práctica continúa con similar impunidad.
“Se han facilitado los cuerpos para una especialidad que se llama medicina estética”, explica.
Advierte que estos cuerpos “son (de perfiles) desconocidos”. Pueden ser de gente desaparecida.
En teoría así funciona el área de identificación de cadáveres del INCIFO.
PROBLEMAS CON LOS PROTOCOLOS DE REVISIÓN DE LOS CUERPOS
Damián Vázquez, pasante de la licenciatura en Ciencia Forense, estuvo en el instituto entre 2017 y 2018. “Pude observar prácticas que no correspondían con el protocolo de actuación establecido para el manejo de cadáveres víctimas de un hecho violento”.
Explica que existen una serie de requerimientos mínimos para las necropsias, “para que puedan ser consideradas como válidas, de carácter científico”. “En el INCIFO, sin embargo, quienes trabajan casi todo el tiempo con los cuerpos son los técnicos forenses, encargados de realizar la parte ‘práctica’, por así decirlo, de la necropsia.
“Ellos muchas veces entran con alimentos al área de trabajo, cosa que en teoría está estrictamente prohibida. El equipo de protección queda a cargo y consideración del técnico, con que tenga un mandil, guantes gruesos, y las herramientas que muchas veces se procuran ellos, están listos para trabajar”.
El joven señala que otro de los problemas es la falta de materiales de trabajo, “pues cuando no hay guantes o trajes Tyvek (de protección), tú los tienes que conseguir”.
El estudiante relata que “se supone que el médico a cargo de la necropsia sólo puede atender y supervisar una intervención a la vez”, sin embargo, en la práctica, “muchas veces dos o más intervenciones se llevan a cabo al mismo tiempo bajo la supervisión de un solo médico titular, que lo único que hace es recolectar los datos que previamente le dijo al técnico que buscara, dando así paso a la ceguera selectiva, pues sólo se enfoca a responder al MP y no en hacer un estudio general del caso que lleva en turno”.
HECHOS VIOLENTOS Y CUERPOS SIN IDENTIFICAR
Con información obtenida a través de transparencia, EMEEQUIS pudo contabilizar la cantidad de cuerpos en la Ciudad de México que tuvieron muertes violentas y que no fueron identificados.
De 595 cuerpos sin identificar en 2019, 72 corresponden a homicidios.
De 705 cuerpos sin identificar en 2020, 70 corresponden a homicidios.
De 1110 cuerpos sin identificar durante 2021, 84 corresponden a homicidios.
De 890 cuerpos sin identificar en 2022 (con fecha de corte hasta octubre), 82 corresponden a homicidios.
Felipe Edmundo Takajashi Medina, director del INCIFO. Foto: Cuartoscuro.com.
Estas 308 muertes violentas y las 109 osamentas de 2019 son sólo una fracción del grave problema de identificación de cuerpos que tiene la Ciudad de México; estas faltas de rigor se suman a la irresponsabilidad institucional que deja en vilo la calidad del análisis de los fallecidos que todos los días cruzan las puertas de las morgues capitalinas, muchos de los cuales terminan como un número más de las personas sin identidad del INCIFO, organismo dependiente del Poder Judicial. Su director es el doctor Felipe Edmundo Takajashi Medina.
@emeequis
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