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Integración del INE, la última frontera
Después del Plan B, la elección de los consejeros electorales, si se hace mal, puede ser la puntilla para el sistema democrático. Sin embargo, hay la disposición adecuada en los tres integrantes del Comité Técnico.
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CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– El Plan B es una estocada para el sistema democrático, pero la elección de los consejeros electorales, si se hace mal, puede ser la puntilla. Por eso es relevante que la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados haya aprobado, por unanimidad, la convocatoria para elegir a quienes sustituirán a Lorenzo Córdova, Ciro Murayama, Adriana Favela y Jorge Ruiz Saldaña.
Los augurios son buenos, inclusive en lo que respecta a las posibilidades de que busque designar perfiles que puedan contar con el respaldo de todas las bancadas y que no tenga que recurrirse a un sorteo.
Hay la disposición adecuada en lo que se refiere a los tres integrantes del Comité Técnico que faltan por definir, donde se trabaja para lograr consenso al respecto.
Hay que ser cautos con lo anterior, porque mucho de lo que se teje en San Lázaro, termina por enredarse en otros lugares, donde impera más el cortoplacismo.
Pero, por lo pronto, Ignacio Mier, Rubén Moreira, Jorge Romero, Luis Espinosa Cházaro, Carlos Puente, Jorge Álvarez Máynez y Alberto Anaya, optaron por hacer política.
Para Morena es la oportunidad de lograr un proceso incluyente, como lo fue en la anterior legislatura, y para la oposición es una cuestión de pragmatismo y de realidad de la que no tienen por qué salir mal parados.
A estas alturas, salirse de antemano de la jugada, cayendo en las trampas de la polarización, terminaría por afectar a los ciudadanos, al INE y a la calidad misma de la elección en 2024, la que de todas formas se encuentra en riesgo y lo peor que se puede hacer es sumarle presiones.
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Se requiere, por supuesto, de habilidad política, pero la hay de sobra en la Cámara de Diputados, el asunto es que todos los involucrados tengan una idea precisa de lo que pueden y no pueden hacer. En el PRI, por ejemplo, tienen habilidad más que probada para navegar en aguas broncas y pueden funcionar como una bisagra para que se siga avanzando y con esquemas de convergencia razonables.
En las próximas semanas el Comité Técnico tendrá que hacer su tarea para evaluar los merecimientos de los ciudadanos que decidan inscribirse para entrar en el proceso.
Es indispensable, por supuesto, que quienes crean contar con los currículos adecuados, se postulen para que la decisión de la Cámara de Diputados se traduzca en una selección a la altura de las circunstancias.
Una parte del mecanismo de decisión está sustentada justamente en que las primeras fases sean las de una depuración, para que en la recta final estén realmente los que tienen que estar, más allá de las inevitables valoraciones políticas.
Hay que tener presente que, por disposición del Tribunal Electoral, el Comité Técnico no rendirá informes previos a la Junta de Coordinación, por lo que la selección tendrá que ser ponderada, sobre todo en esa instancia, observado capacidades y no haciendo cálculos de otra índole.
Otro aspecto que no se debe perder de vista, es que también se seleccionará al próximo presidente o presidenta del INE. Es un tema estratégico para los partidos políticos, y ojalá mayorías y minorías lo valoren en función del interés mismo del país y no en dividendos específicos.
Si los partidos logran transitar en medio del ambiente enrarecido, seguramente los resultados van a ser un respiro en medio de los agobios, porque no se trata de que los nuevos consejeros no tengan simpatías y una posición ante lo que ocurre en el país, sino que sea personas con la perspectiva adecuada y con independencia para defender a la democracia y para que el voto cuente y se siga contando, como ocurrió en 2018 y como esperemos suceda en el 2024.
Es verdad que nadie experimenta en cabeza ajena, pero a estas alturas quienes tienen el poder debieran analizar las consecuencias perniciosas que puede tener el marginar a otras fuerzas. Es más, los más interesados en dotar de legitimidad al INE debieran ser los que encabezan, por el momento, las preferencias para el futuro.
Y en la otra esquina del cuadrante, quienes están en una posición de minoría, pero cuentan con los números para inclinar la balanza, pero deben hacerlo también pensando en el largo plazo.
@jandradej
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