La mano de Riobóo en el AIFA: correos muestran su participación en los planes

EMEEQUIS.– José María Riobóo es uno de los constructores favoritos de Andrés Manuel López Obrador. Su historia viene de la época cuando el actual presidente era jefe de Gobierno de la Ciudad de México: el contratista fue el responsable de muchas de las obras importantes de su administración, la más emblemática, el segundo piso del Periférico.

A través de los correos difundidos en Guacamaya Leaks, EMEEQUIS pudo acceder a los mensajes que el esposo de la ministra de la SCJN, Yasmín Esquivel, envió y recibió sobre la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). 

Se obtuvo documentación sobre la participación del Grupo Riobóo en la construcción del mismo, a pesar de que en varias ocasiones se negó su participación. 

Incluso se afirmó por parte de Javier Jiménez Espriú, exsecretario de Comunicaciones y Transportes, que sólo dio información geográfica del Aeropuerto. 

Dicha documentación va desde una nota de crédito pendiente de pagar a NavBlue, empresa de Airbus que certificó la viabilidad del espacio aéreo del AIFA, hasta contratos redactados por extrabajadores de Grupo Riobóo, en los que aparece el monto de mil 638 millones por un estudio del AIFA. 

La ministra Esquivel Mossa se quedó fuera de la elección de ministro presidente de la Suprema Corte, después del escándalo por el presunto plagio de su tesis. Norma Piña fue la elegida para un periodo de cuatro años.

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Este 11 de enero la UNAM finalmente dio a conocer su dictamen sobre la polémica en torno a la tesis de licenciatura de Yasmín Esquivel. “Copió parte sustancial del contenido de la tesis presentada un año atrás por el alumno de la Facultad de Derecho, Édgar Ulises Báez”.

Las repercusiones para la ministra todavía no se conocen, pues la UNAM explicó que carece de facultades para rescindir el título de Esquivel Mossa y dejó el caso en manos de la Secretaría de Educación Pública (SEP). La Suprema Corte no se había pronunciado.

Recorrido en noviembre de 2018 por las instalaciones del que sería el AIFA. Aparece Riobóo de traje azul. El presidente electo López Obrador explica el proyecto. 

LAS QUEJAS DE RIOBÓO

José María Riobóo recibió una nota de pago de NavBlue, en la que le pedían un pago de 148 mil 345 dólares por el concepto de la certificación que NavBlue ofrece por el espacio aéreo de la Ciudad de México, para que pudiera operar el Aeropuerto Internacional de Santa Lucía. 

La gente de Airbus envió este cobro al constructor, quien respondió en otro correo a Cassandre Messelier, diciendo que la Sedena era quien debía de pagar esta nota, como le aseguró el secretario particular del presidente Andrés Manuel López Obrador, a lo cual la Sedena contestó que, efectivamente, el pago tenía que ser por parte de la Sedena, y todo se debió a una “confusión”. 

De ahí se infiere el interés en la construcción de Santa Lucía por parte del polémico empresario de Grupo Riobóo. Quien participó primero para la construcción de las pistas del aeropuerto del NAIM, pero al no recibir su construcción, fue el principal impulsor del proyecto del aeropuerto de Santa Lucía.

 Aclaración de que Riobóo no adeudaba pagos a NavBlue.

Riobóo pide que le cobren a Sedena.

Este es la nota de crédito que Riobóo tenía pendiente por pagar según Navblue. Al final Sedena la cubrió.

REVELACIONES DEL CORREO DE RIOBÓO

El 15 de abril de 2019, el general de Brigada, Gustavo Ricardo Vallejo Suárez, recibió un correo por parte de Guillermo Ramírez Gallego[1] ,  quien de acuerdo a su currículum vitae trabajó de 2012 a 2014 con Grupo Riobóo, como director de proyectos. Se puede leer textualmente en el cuerpo del correo: 

“Por este medio le adjunto el documento del Convenio Privado de Participación Conjunta del grupo de empresas que están trabajando en la Elaboración del Proyecto Ejecutivo del Aeropuerto. Dentro del cuál se menciona la Razón Social de la empresa que será quien presente a cobro las estimaciones de los trabajos ejecutados.

“Este Convenio aún necesita afinar algunos detalles para los cuáles solicito su colaboración para organizar una reunión con las áreas especializadas de la SEDENA y así poder acelerar los trámites de contratación.” 

Lo interesante es que dentro de esta conversación aparece copiado el correo de José María Riobóo, director general de Grupo Riobóo, además de un archivo adjunto en el que aparecen las empresas que participarían en el proyecto antes mencionado: Aqueo Comercial, Consultoría de Ingeniería UG21 S.A. de C.V. y Gallegos Consultores, quien se refiere a si mismo en los correos como Director del Consorcio de Diseño y Elaboración del Aeropuerto de Santa Lucía, AISL.

En otro correo enviado por Ramírez Gallego al general Vallejo en abril de 2019, este le manda un proyecto con el costo del proyecto ejecutivo para Santa Lucía, un proyecto que costaría mil 638 millones de pesos por 24 conceptos, entre ellos: Edificio Terminal, Estacionamiento cubierto, Torre de Control aéreo, SEI, Servicios Aeroportuarios, Paquetería, Edificio de Aduana y Terminal de carga, Turbosinoducto, Obras inducidas, Patio de Maniobras, Planta de tratamiento de Aguas residuales, Redes eléctricas, Paisajismo, plataformas y vialidades. 

Este proyecto está firmado por una empresa llamada BIIS, Bufete Integral de Ingeniería y Servicios S.A. de C.V.  Empresa constituida en Veracruz en 2016, cuyo accionista mayoritario es Édgar de La Torre Benavides, constructor inmobiliario que se desempeñó como director de infraestructura y edificación del gobierno de Huixquilucan en esa época.

Costos del proyecto: mil 638 millones de pesos por 24 conceptos.

En otro correo se adjunta un oficio con la fecha del 15 de abril de 2018, hacia el general Vallejo, elaborado por Ramírez Gallego. En el oficio, hace referencia a que están esperando sólo la información de los Estudios de Mecánicas de Suelos y Topográficos, y que llevan avances en el proyecto conceptual del 70% y que sólo están en espera de autorización de las dependencias federales y asesores externos, Aeroports de París y NavBlue.

Oficio del arquitecto Guillermo Ramírez Gallego, exempleado de Riobóo.

Dichos contratos, a pesar de existir en antecedentes, borradores y cotizaciones, no están disponibles ni en la Plataforma Nacional de Transparencia, ni en Compranet, y se sabe de su existencia por las filtraciones de SEDENALEAKS, por lo que no fue posible verificar que se hayan celebrado pagos, pero si existió toda la documentación anexada, desde las actas constitutivas de las empresas, las cuentas bancarias y los métodos de pago en los correos que mandó Ramírez Gallego al general Vallejo, con copias adjuntas a José María Riobóo.

El proyecto final del AIFA fue elaborado por el arquitecto Francisco González-Pulido, quien posteriormente tuvo quejas del proyecto por considerar que el Ejército mexicano no respetó su proyecto original.

@jorgegogdl

 

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