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Una floja precampaña de Américo Villarreal tambalea el triunfo de Morena en Tamaulipas
Un apodo puesto al precandidato único de Morena rumbo a la elección de este año exhibe las fracturas en el partido del presidente y la preocupación de que el expriista e hijo de un exgobernador no tenga la energía necesaria para ganarle al candidato de Cabeza de Vaca.
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EMEEQUIS.- El senador morenista Américo Villarreal, precandidato único rumbo a la campaña electoral por la gubernatura de Tamaulipas, estrena este año un apodo en su partido: entre los militantes ya le llaman “Luzclarito”.
El sobrenombre, nos cuentan, hace referencia a Clara Luz Flores, otra morenista del norte del país, quien el año pasado intentó convertirse en gobernadora, pero que cayó estrepitosamente desde el primer lugar en las encuestas a un distante tercer puesto en la carrera por Nuevo León que terminó ganando Samuel García.
Hacer un “luzclarito” entre los morenistas del norte es similar a una “cruzazuleada” en el futbol: significa perder aunque las condiciones de triunfo sean inmejorables, trabajar duro por un largo periodo de tiempo hasta acumular ventaja y verla desvanecerse en tiempo récord, aventar el título de favorito por la borda o dejarse vencer por un competidor que se sacudió una derrota casi segura.
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Y en Morena aseguran que Américo Villarreal va por ese camino: de ser el predilecto en las encuestas, ahora se está desinflando poco a poco frente a su seguro opositor este año, el candidato de Acción Nacional y de la oposición, “El Truco” Verástegui, mano derecha del gobernador tamaulipeco Francisco Javier García Cabeza de Vaca.
Los tamaulipecos de Morena cada vez expresan más preocupaciones por la falta de energía de su candidato, un médico cardiólogo de 63 años, quien ha construido gran parte de su carrera política sobre el nombre de su padre, quien gobernó Tamaulipas de 1982 a 19861 siendo priista.
Entre las principales quejas sobre Américo Villarreal es que, siendo precandidato, tiene pocas reuniones de trabajo en el día, las cuales prefiere llevar a cabo en sus oficinas o en algún restaurante.
A MEDIO GAS
Su agenda diaria, aseguran, está repleta de grandes espacios para que descanse, lea, escriba, medite y atienda temas que dejó pendientes en el Senado de la República; y ese lento ritmo de trabajo no es el que se espera de alguien que va a enfrentarse contra un gobernador como Cabeza de Vaca para arrebatarle la gubernatura.
“Mientras ‘El Truco’ (precandidato panista a la gubernatura) es un tipo que sabemos que se levanta temprano, se acuesta tarde y está repleto de actividades para asegurar el voto de los grupos de poder en el estado, Américo Villarreal parece más interesado en comer rico y en espacios cómodos”, dijo a EMEEQUIS un morenista destacado de Ciudad Victoria.
El argumento del médico cardiólogo es que la pandemia le impide hacer grandes reuniones, así que prefiere grupos reducidos para mantener a salvo a sus aliados, pero muchos se preguntan si es porque en sus últimas concentraciones —como en Tampico o Ciudad Madero— la falta de entusiasmo del morenismo local es evidente: muchas sillas vacías, muchos camiones desocupados y mucha música a todo volumen para ocultar la ausencia de aplausos.
Para tratar de salvar una campaña que se tambalea, Américo Villarreal ha tenido que echar mano de la popularidad ajena y apropiarse de un eslogan que busca asociarlo con el presidente Andrés Manuel López Obrador: “¡Es un honor… estar con el doctor!”
“Porque si no decimos que un voto por Américo es un voto por AMLO, esta pinche campaña se nos va a caer en un mes”, dice otro morenista, preocupado por las reacciones al interior del partido.
EL FUEGO AMIGO
Sin embargo, no sólo son los morenistas de base quienes no parecen entusiasmarse con el hijo del exgobernador, sino que morenistas de altos vuelos también han comenzado a torpedear su campaña electoral antes del arranque oficial.
El senador suplente y exaspirante a gobernador tamaulipeco Alejandro Rojas Díaz Durán, aliado de Ricardo Monreal, ha comenzado una campaña entre sus seguidores para convencerlos de que la candidatura Américo Villarreal no ayuda a Morena, sino a Acción Nacional, que puede capitalizar su falta de energía.
Esa campaña negra tiene un eslogan bien preparado —”Con Américo no hay 4T y no hay Morena”— y busca resaltar el pasado priista del hoy precandidato de Morena, quien durante 34 años fue un leal tricolor y hasta 2017 se puso la casaca guinda.
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“Si Américo hubiera sido el candidato del PRI al Senado de la República en el 2018, no estaría en su intrascendente precampaña, sino dando consultas médicas en su consultorio privado”, ha repetido una y otra vez Alejandro Rojas Díaz Durán.
El objetivo de esa campaña de fuego amigo es convencer a Mario Delgado, presidente nacional de Morena, de hacer un giro excepcional rumbo a las elecciones de 2024: retirarle la precandidatura única al doctor y convocar a una nueva contienda interna extraordinaria para elegir a alguien que garantice el triunfo de Morena.
Esa persona tendría la responsabilidad de capitalizar el buen momento que tiene Morena en la entidad: después de la elección de 2021, el partido del presidente López Obrador ganó la mayoría de los distritos electorales, las ciudades más importantes del estado y disputan el control del Poder Legislativo al panismo.
Además, claro, de que se enfrentan a un candidato como “El Truco” Verástegui que es visto como una extensión del gobernador Cabeza de Vaca, desaforado en la Cámara de Diputados y quien tiene pendientes acusaciones de lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y delincuencia organizada.
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Y aunque se ve muy lejana la posibilidad de que Américo Villarreal sea derribado de la precandidatura única, lo único seguro es que en Morena todo puede pasar.
Américo Villarreal ha aprendido muy pronto que una cosa es ganarle la nominación a un viejo amigo del presidente, Rodolfo González, director general de Radio, Televisión y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación; al exdelegado de los programas sociales del gobierno federal, José Ramón Gómez Leal; y a la exalcaldesa de Reynosa, Maki Ortiz.
Y que otra cosa muy diferente es atraer el voto hacia Morena en un estado donde jamás ha existido un gobierno estatal de izquierda. Y donde el fuego amigo dispara rápido con apodos que auguran dolorosas derrotas.
@emeequis