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Naufraga rifa del avión: sólo 990 mil mexicanos de a pie compraron boleto
De los 6 millones de billetes disponibles, sólo 16.5% fueron adquiridos por ciudadanos de a pie; empresarios, gobierno y burócratas compraron el resto de los “cachitos”. La Lotería ya contempla un nuevo sorteo. ¿Rifarán la casa de un narco?
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EMEEQUIS.– Mientras que los memes se suceden uno tras otro en redes sociales, el entusiasmo cuatroteísta por la rifa alusiva al avión presidencial parece toparse con pared. De acuerdo con cifras dadas a conocer por el gobierno federal, se vendieron 4 millones 685 mil 800 boletos, lo que equivale al 78.09% de los 6 millones de billetes disponibles.
Sin embargo, basta hacer algunas cuentas para advertir que la mayoría de esos “cachitos” fueron comprados con dinero inyectado por el propio gobierno federal, por el “pase de charola” a grandes empresarios y por la “sugerencia” presidencial para que legisladores y funcionarios públicos adquirieran billetes del sorteo.
De acuerdo con cálculos provenientes de los comercializadores, 990 mil billetes fueron adquiridos por mexicanos de a pie, quienes se animaron a comprar sobre todo en los últimos días. El mejor momento para colocar “cachitos” era los lunes. “Cuando AMLO hablaba de la rifa, las ventas despuntaban”, recuerda un expendedor, quien lamenta que todo el show se haya realizado de manera desorganizada, sin planeación y, principalmente, sin tomar en cuenta a los vendedores, que diariamente se la rifan en la calle.
Las cifras que circulan entre agencias de billeteros indican que de los 2 mil 342 millones de pesos que ingresaron a través del sorteo, casi la mitad, mil 114 millones, habrían sido a través de venta directa realizada por la Lotería Nacional. En este rubro se contemplan los “cachitos” comprados por empresarios. Los locales foráneos comercializaron 279 millones, mientras que los expendios del interior de la República contribuyeron con 78 millones. Los billeteros ambulantes lograron ingresar 80 millones y Pronósticos para la Asistencia Pública 3 millones. A través de ventas en línea se colocaron 54 millones. De acuerdo con estas cifras, el resto –unos 800 millones– habrían sido adquiridos por la Fiscalía General de la República (FGR) u otras instancias gubernamentales. El 22% de los boletos no se vendieron.
Ahora queda claro que el entusiasmo gubernamental por la rifa alusiva al avión presidencial está subida de tono: sólo 16.5% de los 6 millones de “cachitos” disponibles fueron comprados por ciudadanos de a pie.
HISTORIA DE UN NAUFRAGIO
En febrero del año pasado, frente al presidente Andrés Manuel López Obrador, el fiscal Alejandro Gertz Manero anunció que la dependencia a su cargo destinaría 2 mil millones de pesos para garantizar que se pagaran los premios prometidos en la rifa presidencial. Con ese dinero incautado a empresas fraudulentas, el gobierno de la República podría cubrir los 100 premios de 20 millones de pesos. Hasta el momento no se ha aclarado cuánto de ese dinero se destinó realmente a adquirir boletos de la rifa.
Unos días después, durante una cena en Palacio Nacional, los empresarios más prominentes del país se comprometieron a invertir en la rifa. A la mañana siguiente AMLO informó que las mujeres y hombres de negocios que degustaron tamales de chipilín y atole de chocolate destinarían mil 500 millones de pesos para comprar “cachitos”.
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Avanzo febrero, llegó marzo, pasó abril. Los focos de alerta se encendían en las oficinas de la Lotería Nacional. “Los boletos no se están vendiendo”, informaban. “¿Será por la pandemia?”. “¿Estarán muy caros?”. Las preguntas no satisfacían al jefe del Ejecutivo, quien lanzó la “sugerencia” de que legisladores y funcionarios públicos apoyaran en la compra masiva de billetes. A muchos les descontaron “voluntariamente” de la nómina. Se habla de hasta 100 mil pesos por cabeza, en el caso de los senadores de Morena.
Las ventas en la calle tampoco levantaron durante mayo, junio, julio y agosto, por lo que, en septiembre, a una semana de realizarse el sorteo, el presidente López Obrador dijo que su gobierno inyectaría otros 500 millones de pesos para adquirir un millón de boletos que serían repartidos en los 956 hospitales públicos que atienden casos de Covid-19. El dinero provendría de decomisos realizados por la Fiscalía General de República (FGR), y serían destinados al Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (Indep). Las autoridades del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) repartirían los “cachitos”.
Pasada la rifa, puede conocerse la magnitud del reciclaje de recursos: la 4T sacó dinero de una bolsa para colocarlo en otra.
El listado oficial de ganadores del Gran Sorteo Especial 235 de la Lotería Nacional señala que 76 de los 100 boletos que resultaron premiados fueron vendidos; los 24 restantes no fueron comprados.
LA PRÓXIMA RIFA
El entusiasmo que se siente en el entorno presidencial va contra corriente de las bromas y burlas ciudadanas, pero en la 4T no parecen verlo de la misma manera. La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y otros funcionarios públicos, han mostrado frenesí ante la “venta masiva” de boletos, pero además consideran que este tipo de sorteos representan un camino “exitoso” para mostrar que los ciudadanos apoyan las iniciativas del presidente López Obrador.
Y comparan el respaldo ciudadano a esta rifa con el apoyo mostrado por los mexicanos al tata Lázaro Cárdenas, en tiempos de la expropiación petrolera, cuando el país adquirió una deuda tan grande que resultaba impensable poder pagarla. En ese entonces muchos ciudadanos donaron gallinas y joyas para que el gobierno pudiera cumplir con los compromisos financieros adquiridos. Incluso cientos de universitarios marcharon frente al balcón presidencial, en muestra de simpatía con la decisión.
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Aquella epopeya despierta entusiasmo en los círculos gubernamentales, tanto que AMLO ya anunció que aviones, yates y ranchos decomisados podrían ser rifados el próximo año. El director de la Lotería Nacional, Ernesto Prieto Ortega –quien casi rompió en llanto el día del sorteo–, también ha dicho a sus cercanos que pronto habrá una nueva rifa presidencial. Y ya se habla de que podría ser un inmueble confiscado a algún narcotraficante.
En los pasillos de la Lotería ponen de ejemplo la casa de Amado Carrillo, mejor conocido como “El Señor de los Cielos”. A través de una subasta realizada en mayo pasado, el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (Indep) vendió por casi 50 millones de pesos la propiedad que poseía el capo en El Pedregal de la Ciudad de México. La cosa ahora es elegir algún otro bien decomisado para armar la nueva rifa. Y que la ciudadanía se lance de nuevo a las calles a “comprar masivamente cachitos” para apoyar la siguiente iniciativa presidencial.
La folclórica rifa presidencial se realizó tan mal que incluso los boleteros se quejan de que esta vez no les dieron crédito para adquirir los “cachitos”. Ellos tenían que pagar para obtener los billetes, lo cual generó que hubiera pocos boletos disponibles en las calles. Tampoco les dieron capacitación ni los incluyeron en las decisiones.
Pero más allá de las críticas y cotorreos sobre la rifa, el asunto puede adquirir tintes más serios: la oposición en la Cámara de Diputados ya está exigiendo una auditoría al sorteo, la cual, de prosperar, podría transparentar las irregularidades de una iniciativa que comenzó como la rifa del “avión que no tiene ni Obama” y que terminó como un sorteo financiado por el propio gobierno y la élite empresarial.
Entre las posibles irregularidades se encuentra que, en medio de la desesperación porque no salían los boletos, la Lotería autorizó informalmente que Pronósticos para la Asistencia Pública vendiera billetes, lo cual contraviene la legislación vigente. Ya hay incluso un par de demandas que solicitan transparentar las reglas de operación del sorteo.
En días recientes, The Economist señaló en uno de sus editoriales: “Un símbolo de los excesos del pasado se ha convertido en un signo de la ineptitud presente”.
@emeequis